El Presagio de las Flores (libro de los dientes de león)

Volumen 3: Frente sur Acto 2

Frente sur del imperio, esa misma noche...

El paso de los últimos meses había sido agotador para ambos frentes, por un lado, los imperialistas habían perdido a una gran cantidad de soldados, y por el otro los soldados de los 3 reinos perdieron una extensa cantidad de territorio.

La intervención de los Milfiore desde una fase temprana evito que se perdiesen una gran cantidad de vidas, aun así, a causa de los constantes ataques de Berserkers con armaduras y armas anti mágicas, las vidas de innumerables soldados se perdieron.

Los Milfiore no quedaron exentos de esto...

Dentro del campamento principal una extensa carpa oscura se hizo presente, lugar donde se almacenaban los cuerpos recuperados de los soldados y en ese lugar la expresión de Enrique palideció a causa del dolor.

Recostados sobre una mesa, los cuerpos de dos hombres y una mujer se hicieron presentes, ocasionado que el hombre colapse en el suelo...

—El informe dice que los 3 murieron en 3 puntos distintos del campo de batalla en un ataque coordinado de los reinos, sin su sacrificio, probablemente la barricada que hemos armado se hubiese desmoronado —Expone el forense del campamento.

—Podría... dejarnos solos, ¿por favor? —Solicita Enrique.

Con esas palabras los soldados y médicos en la habitación se retiran, dejando al hombre solo, notando así que de todos los Milfiore presentes, Enrique era el único que sentía genuino dolor por sus muertes.

—Filomena, Lawrence..., Timothy... —exclama en un tono cuasi cortado — ¡mMaldita sea!, ¡Maldición!, Porque, ¡¿Qué diablos le pasa al imperio?!, ¿en qué demonios piensa ese bastardo del emperador?

—Sabes que insultar el nombre del emperador es un crimen de arresto, ¿no?

A las espaldas de Enrique un hombre hace acto de presencia, de cabellos cortos y canosos, un bigote poblado y anteojos azules, quien sostiene un habano entre sus labios...

—Mynor..., tu aroma a tabaco se siente incluso fuera de la carpa, pero no pensé que te dignarías a entrar —Reclama Enrique.

—Acaso no puedo dar el pésame por los fallecidos mientras estoy aquí...

—No te vez como alguien dolido, aun cuando uno de los muertos es tu propio hijo — Señala Enrique.

—La vida es efímera, a veces no tenemos tiempo ni de llorar por los muertos.

—¿Porque no solo saltas a la parte donde me dices que es lo que quieres? — espeta Enrique.

—Tranquilo, Timothy tenía algunos objetos en su inventario que le presté por un tiempo, solo vine a recuperarlos...

Con esas palabras Mynor cruza a un lado de Enrique sin ningún tipo de decoro o duda, para posteriormente posar sus manos sobre la cabeza de Timothy, abriendo así una ventana de inventario.

—Sabía que aun las tenías pequeño bastardo...

Con esas palabras el hombre empieza a vaciar su inventario, recuperando sus pertenencias, así como otras cosas pertenecientes al fallecido.

—Detente... —Exclama Enrique sujetando su brazo —Ya tienes lo que te pertenece, no me quedare quieto a ver como profanas el cadáver de tu propio hijo...

—Profanar es una palabra muy seria muchacho, digamos que solo estoy cobrando intereses, igual no es como que él lo vaya a usar —espeta con una ligera risa que a Enrique no da gracia —está bien entiendo la indirecta, me largo, cuídate muchacho.

Con esas palabras Mynor sale de la carpa, al tiempo que arroja su habano recién terminado al aire, lugar donde Frieda lo atrapa...

—Pequeña, así que ahí estabas escondida, porque no bajas a saludar a tu tío... —Exclama el hombre, pero ella no reacciona —Claro, no sé qué esperaba.

—Ya te había pedido que no te reunieses con mi hermano, a él le incomoda mucho tu presencia.

—Lastimas mucho mi corazón...

—Igualmente no importa, hay un asunto más importante que tratar —Espeta la mujer saltando del techo de la carpa a un lado de su tío y en su oído susurra algunas palabras —"Descubrí a una superviviente de Rosenheim..."

Al escuchar esas palabras la mirada del hombre se vuelve sombría y hostil...

—Maldita sea, necesito un trago...

Tras unos minutos ambos procedieron a acercarse al almacén del campamento, lugar donde Mynor rebusca entre las provisiones por cualquier pista de alcohol.

—Maldición, que clase de campamento no tiene algo de ron, ¿Cómo es que estos soldados no han perdido la cordura todavía?

—Tío, ¿realmente no te preocupa lo que te dije?

—¿Y por qué crees tú que estoy buscando alcohol tan desesperadamente? Han pasado 10 años de eso, no hubo sobrevivientes, ni testigos, nadie sabe que estuvimos ahí, y aunque lo sepan, no saben el motivo por el que lo hicimos. —Reclama, localizando una botella —Lotería; el asunto está zanjado niña, sigue mi ejemplo y ahógalo en litros de ron.

—La superviviente es la hija menor del Visir Rosengard, Perséfone Rosengard...

Al escuchar esas palabras la mirada de Mynor palidece al tiempo que deja caer la botella de ron al suelo.

—Si lo que dices es verdad, entonces ¿porque no le volaste los sesos todavía? —Reclama el hombre tomándola de la solapa.

—Mi hermano me ordeno no tocarle un cabello —responde —Y...será mejor que me sueltes, no sé si puedo contenerlos de nuevo.

A los lados de la mujer un rifle y un sable se hacen presentes, ambos flotando en el aire alrededor de Mynor, pero a los ojos de Frieda, estos eran empuñados por Luci y Bel quienes rasgaban los límites de su paciencia.

—Que un humano tan vulgar se atreva a maltratar los finos ropajes de nuestra Ama... —reclama Bel.

—Estoy de acuerdo por primera vez contigo; yo digo que le cortemos las extremidades y lo pongamos de ejemplo para otros mortales —Exclama Lucy.

—Cállense los dos...

—Parece que tienes más control sobre ese par, cada día que pasa te alejas más y más de los preceptos de un humano —Señala Mynor —Entonces, ¿ella sabe algo?



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En el texto hay: villanos, fantasia épica, suspeno

Editado: 24.05.2024

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