El Presagio de las Flores (libro de los dientes de león)

Volumen 3: El vacío Acto 2

El joven quedo anonadado ante lo ocurrido, no hubo dibujo de runas ni tampoco una manifestación de mana, aquel joven simplemente desapareció y reapareció a su espalda.

—¡Jin ba ron! —Exclama otro de los jóvenes quien rápidamente toma distancia del joven —¡Robari...!

Tras esas palabras aquel joven empieza a correr en la dirección de Iván, para posteriormente lanzar una patada con ambas piernas al centro de su pecho, causándole un gran daño.

Ante ese golpe el joven no pudo evitar gritar levemente, al tiempo que contiene las ganas de vomitar.

Pero además de eso, se había dado cuenta que la cota de maya que normalmente esconde dentro de su piel ya no se encontraba ahí.

Antes de poder Reaccionar el joven recibe un segundo golpe, seguido de un tercer golpe, hasta que finalmente el más grande de los atacantes se cansó y lo libero, solo para que los tres fuesen capaces de ver como se arrastra por el suelo.

—Juurei... —Aclama uno de los atacantes pisando su mano —Sumari na gamery tu tatani Pendragon da ga ze...

—¡Hombre cuando van a entender que no entiendo una maldita cosa de lo que dices! —Reclama el joven, ocasionado las risas en sus atacantes —"maldita sea, estos mocosos me están haciendo rebajarme a su nivel, veamos cómo se desenvuelven las cosas si hablo con ellos."

**

[Desea comprar "Lengua del país del sol (Común)" Y/N]

**

—¡Hazlo! — Exclama en voz alta...

Al dar su confirmación una fuerte migraña empieza a inundar su mente, obligándolo a posar sus manos en sus cienes tratando de soportarlo, una escena que solo inquieta a sus atacantes.

—Jenema, sa Meer, so ne... ignora a este bastado, probablemente solo trata de llamar la atención de los instructores —Reclama uno de los atacantes.

El joven ahora podía entender las palabras de aquellos jóvenes que lo estaban atacando.

—¿Deberíamos dejarlo por hoy? — pregunta el atacante más grande.

—¿Estás loco?, los Pendragon nos ordenaron golpear a este imbécil hasta que el mismo pida la expulsión del... Oye, parece que alguien ya recupero la conciencia —Exclama el atacante.

—Ignórame, continua con lo que estabas diciendo —espeta el joven Milfiore mientras sacude el polvo de su camisa —Exactamente, ¿Cuál fue el motivo de agredir a mi persona hasta este punto?

La mirada del joven había cambiado, y aquellos jóvenes no tardaron en notarlo, aun pese a sus heridas el joven mantenía una ligera sonrisa al igual que una mirada llena de rabia.

—No necesitas saberlo, pedazo de basura.

—Si no me lo dirás, entonces creo que puedo preguntárselo a ese tal, ¿Pendragon dijiste?

—¿De verdad crees que te iras caminando sobre tus piernas?

Aclama uno de los jóvenes quien con un tronco trata de embestirlo, pero nuevamente el joven Milfiore logra evadirlo.

—Creo que ya habías intentado eso —Espeta el joven quien de un rápido movimiento salta tras uno de los jóvenes y posa una navaja en su garganta.

Tras entrenar durante los últimos meses con Erse, enfrentar a un grupo de pandilleros, incluso herido no sería ningún desafío, no obstante, todavía necesitaba confirmar algo.

—¿Qué estás haciendo...? —Espeta el aterrorizado Rehén.

—No pensé que tendría que lidiar con molestos dramas escolares nuevamente; probablemente solo debería cortarte la garganta y terminar con esto...

Con esas palabras el joven acerca el filo de la navaja, ocasionado que el rehén se orine en los pantalones.

—Solo era una broma —Afirma empujando al joven al suelo sobre su propia orina.

—Maldito, ya verás...

—¿Qué está pasando aquí? — exclama una nueva voz acercándose al lugar.

Entre los árboles un aura imponente se deja percibir, congelando a todos incluyendo al propio Iván.

A la escena un joven de alrededor de 17 años hace acto de presencia, de cabellos oscuros y ojos dorados quien exhibe el mismo uniforme que ellos.

—Michel Braum, Gustav Fordge, Garfield Rand, debí suponer que se trataba de ustedes tres —Aclama el mayor —Y tu..., debí imaginar que algo así pasaría, tantas ganas tienen de ir a la dirección.

—Alister, no es lo que parece, ese maldito gitano nos amenazó con una navaja...

—¿Es eso verdad, Iván?

—¿Amenaza?, estos gorilas solo vinieron a golpearme y ahora tratan de incriminarme...

—Si eso piensas entonces espero que no te importe una requisa, es por protocolo.

Tras esas palabras Alister empezó a registrar la ropa del joven, notando así algunos lápices, apuntes, y algunas nueces, cosas que suelen verse en el uniforme de un estudiante.

—No hay ninguna navaja...

—¡Debe estarla ocultando!

—Ríndete Gus, los tres vendrán conmigo.

—Pero...

Antes de poder decir nada, un aura imponente ejercida por Alister empieza a abrumar a los jóvenes al tiempo que este dibuja en su rostro una expresión amenazante

—Tienen suerte que solo los pueda acusar con los instructores, atacar en grupo a una persona y posteriormente acusarla de amenazarlos, cualquiera que haga eso no tiene derecho a aspirar a ser un "Diaconó de Ceres".

Al escuchar esas palabras un escalofrió intenso empieza a azotar al joven quien dé un momento a otro empieza a relacionar los cabos dentro de su mente.

—"País del sol, país de la luna, Pendragon y Diacono de Ceres; solo puedo pensar en una cosa que relaciona todas esas palabras" — medita con una ligera risa —Debo estar volviéndome loco.

—Oye — Exclama Alister con una mirada hostil —si ya terminaste de hablar solo, ve a cambiar tu ropa, es el deber de los aprendices mantenerse siempre erguidos y firmes ante las enseñanzas; tuviste suerte...

—Así es, gracias por tu ayuda.

—No lo digo por eso, Trajiste contigo una copia de los textos sagrados, si se hubiese manchado de lodo, aunque sea una mota, hubieses recibido 20 azotes.



#3793 en Fantasía
#1650 en Thriller
#781 en Misterio

En el texto hay: villanos, fantasia épica, suspeno

Editado: 24.05.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.