Era un nuevo día soleado en la montaña Paos, el sol de la mañana brillaba con todo su esplendor alumbrando todo a su alrededor, el cielo estaba despejado y el viento se mecía entre los árboles lentamente en un vaivén mientras que la luz del sol entraba por las ventanas de la pequeña casa saiyajin.
Aquellos rayos solares entraron por una ventana y entibiaron el rostro de una bella joven de origen desconocido que estaba durmiendo cómodamente en la cama.
Esta vez no estaba tan asustada como en los primeros días, estaba un poco más tranquila que no vio la necesidad de huir de la habitación y creyó que se debía por la pequeña confesión que les había dicho a Goten y Trunks: tenía unos 4 hermanos que no los veía desde hace mucho tiempo. Pero a pesar de eso aún sentía que su gran timidez no había desaparecido y tomando en cuenta de lo que le había dicho esa mujer de cabello turquesa… Tal vez les daría una oportunidad, no parecían ser malas personas.
Se sentó en la cama estirándose, bostezó abiertamente y talló sus ojos cuando escuchó unos débiles golpes tocar la puerta y ésta se abrió.
-Buenos días – dijo la mujer entrando con una sonrisa a la habitación y lo primero que hizo fue sentarse a su lado.
-Buenos días Milk…
-¿Cómo te sientes?
-Bien, ya estoy mejor.
-¿Lo dices en serio? Porque… – la miró de pies a cabeza – aún estas muy delgada, creo que deberías ver a un doctor.
-De verdad, estoy bien.
-Vine a pedirte disculpas.– ella la miró con un poco de extrañeza – es por lo de mi esposo ¿Recuerdas que te había pedido que pelearas con él?
-Ah… Si es por eso está bien… De hecho quiero que me ayude con mi entrenamiento.
-¿De verdad?
-Si… Siento que estoy fuera de forma.
-Si quieres, yo puedo ayudarte.
-¿Usted?
-Por supuesto, además de ser la esposa del hombre mas fuerte del universo también soy experta en artes marciales – dijo con cierto aire superior.
-Pues… Me gustaría que me ayudara, si no es molestia.
-Para nada, me encantaría ayudarte. Cuando termines de desayunar empezaremos – con eso dicho, se retiró.
¿¡Por qué de repente se le ocurrió pelear!? Ella no lo supo, tal vez al ver esos guerreros pelear de esa manera el otro día le había servido de inspiración y la verdad no le vendría mal hacer un poco de ejercicio. Este día será muy entretenido y lo único que le esperaba eran golpes y… ¡Más golpes!
Cuando ella apareció, el desayuno ya estaba servido en la mesa y cierto semisaiyajin la recibió con los brazos abiertos.
-¡Hola kalula, buenos días! – La saludó alegre el pequeño de un abrazo. – ¿Cómo te sientes.
-Ya estoy mejor.
-Por fin vemos un cambio de actitud – comentó Goku con la boca llena de comida.
-¡Ven, siéntate a desayunar! – la invitó a sentarse a su lado.
-¿Lista para entrenar el día de hoy? – le pregunto curioso el saiyajin.
-Papá, no esta del todo recuperada, tendrás que esperar un poco más para eso – dijo Gohan tranquilamente.
-Kalula – ella se detuvo.– antes de que desayunes, necesito cambiar tus vendajes – la invitó a sentarse en otra silla y ella accedió – veamos… – dijo mientras le quitaba los vendajes del brazo y notó que no tenía ni una cicatriz – ¡No puedo creerlo!
-¿Qué pasa mamá? – preguntó el adolescente algo preocupado.
-¡Miren su brazo! – les enseñó el brazo de la chica.
-¡Perfecto! – Dijo goku muy contento – ¡Estas curada! ¡Eso quiere decir que podrás entrenar con nosotros!
-No lo creo Goku – intervino su esposa – ella me pidió que la ayudara en su entrenamiento.
La chica escuchaba la conversación y se preguntó ¿Con quien debería entrenar?
Goku ya venia pidiéndole hace tiempo que entrene con ella, se sentía un poco mal por no darle el gusto pero ¡con la enorme fuerza que él tenía era capaz de llegar a matarla! Y su esposa… La verdad no la veía como una buena oponente de pelea, si ella tenía esos poderes que según había dicho ese namekusei, era posible que lograra lastimarla gravemente así que decidió intervenir, sabía que esta charla iba a terminar en discusión.
-Esperen por favor… – dijo nerviosa, atrayendo la atención de la familia – Milk si no es molestia, quisiera entrenar con goku.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Si realmente quiero mejorar en mis habilidades, necesito pelear con un oponente fuerte. Por favor, no se enoje… – le rogó
-Pues… – ella pensó por unos segundos – déjame advertirte que Goku no es nada delicado con las mujeres cuando de entrenar se trata – le advirtió ofendiendo al saiyajin por el comentario – esta bien kalula, tienes mi permiso…
-Se lo agradezco mucho…
-¡Genial! – Exclamó Goku emocionado – ¡Terminemos pronto el desayuno para poder ir entrenar
-Esta pelea será muy divertida – Dijo Goten con notable entusiasmo – ¡por fin veremos pelear a kalula!
-No me lo perderé por nada del mundo – concluyó Gohan
Esta vez no había vuelta atrás ¿Qué podía hacer? No podía escapar y faltar a su promesa, le gustase o no deberá cumplir con lo que dijo ya que le pidió a la mujer de cabello negro que la dejara pelear con su esposo enfrente de sus hijos
-"Estoy frita…"- repetía kalula dentro de su mente arrepintiéndose.
Luego de desayunar, los tres saiyajin llevaron a la chica a lo profundo de las montañas donde no había animales por los alrededores, querían que se sintiera a gusto con el ambiente para que ella peleara con comodidad y que expulsara sus poderes desconocidos al punto máximo.
Goku estaba muy emocionado, ya no podía esperar ni un minuto más, por fin comprobara las habilidades de la joven por primera vez y para pelear con todas sus fuerzas, empezó a hacer el calentamiento estirando todos los músculos de su cuerpo.
Goten y gohan estaban como espectadores esperando su turno para pelear, ahora que la chica se había decidido por entrenar no iban a dejar pasar la oportunidad, además no querían que su padre fuera el único en divertirse, seria muy injusto mientras que la peliverde quería huir a toda costa... ¡Con la enorme fuerza que tenía ese Saiyajin la iba a hacer pedazos en menos de lo que canta un gallo! Pero por otro lado, quería practicar un poco con él, es decir, tal vez aprendería algo con el entrenamiento de ahora…