El Primer Idiota.

Capítulo 29.

En el que se llega a una conclusión.

 


16 de Noviembre de 2019.

 

Era algo obvio que por la tarde ya no iba a poder hablar con Virginia, sobre todo porque un hospital no era el mejor lugar para mantener una conversación sobre nuestros sentimientos. Así que le dije que en cuanto dieran de alta a Iván iría a buscarla a su casa.

Ella había dicho que no y que quería estar conmigo en el hospital hasta que Iván estuviera bien, pero prácticamente la obligué a que regresara a casa—y a Poliana también—ya que no tenía caso que siguieran esperando en los asientos incómodos del hospital. Después de muchas quejas aceptó irse y ahora mismo le estaba enviando un mensaje de que estaba afuera, era algo tarde, casi media noche y no quería despertar a nadie de su casa. Pasaron algunos minutos y me abrió la puerta ya con su pijama puesto.

—Creí que ya no ibas a venir.

—Tardamos un poco más de lo esperado con Iván pero te prometí que vendría.

Había sido testarudo con las enfermeras lo cual hizo que retrasaran más su dada de alta y tuvimos que llevarlo a cenar porque se estaba quejando de que moría de hambre. Es muy fastidioso y tuvimos que hacerle caso, luego lo llevamos a casa y al fin pude escapar de mi familia.

—Vamos a mi cuarto, hace mucho frío.

Se hizo a un lado para dejarme pasar y luego la seguí hacia su habitación. Al entrar no pude evitar notar que había una caja de vino en la encimera a lado de su cama.

—¿Estabas bebiendo?

—No he podido dormir muy bien estos últimos días así que pensé que como el alcohol me adormece entonces con un poco lo conseguiría—dijo encogiéndose de hombros.

—Pero, ¿una caja de vino? ¿Tan siquiera eso se considera como bebida alcohólica?

—Era lo único que había, peor es nada. Y creo que si tiene alcohol porque estaba dando resultado—se talló los ojos.

—Si quieres puedo volver mañana a una mejor hora.

—No, ya estás aquí y estoy bien—dijo sentándose en su cama.

Por un lado me alegró que decidiera hablar conmigo ahora, sé que si me iba tal vez volvería a pasar alguna otra cosa que impidiera que pudiera serle honesto. Pero por el otro lado... bueno honestamente no hay algún punto malo, me gusta estar aquí con ella, voy a dejar de huir de esto.

Tomé asiento en la silla de su escritorio y me acerqué a la cama.

Ninguno de los dos estaba hablando así que decidí empezar a hacerlo yo, sobre todo para aclarar un punto del que ni siquiera había tenido oportunidad de explicar.

—Lo siento por lo que dije el otro día.

Supongo que debía de ir enfrentando cada problema a la vez, decidí empezar por ese.

—Yo también actué un poco idiota.

—No Vir, tu solo te defendiste. Yo estaba celoso y sé que no es justificable pero no pensé en lo que dije.

—¿Celoso?—por primera vez me miró.

Me pensé muy bien lo que iba a decir a continuación, quería dejar las cosas claras.

—Escúchame, me gustas. Y creo que llevo un tiempo sintiéndome así pero apenas me he dado cuenta, ni siquiera sé en que momento pasó pero es la verdad.

—¿Lo dices en serio?

—¿Por qué no me creerías?

—No creo que esta sea la mejor respuesta, pero por todo lo que dijo Paúl creí que me veías de una manera muy diferente.

—¿Cómo sabes qué es lo que me dijo? ¿Él te contó todo?

—No todo, pero siempre le va diciendo lo mismo a todos, que yo le hice mucho daño, que no fui honesta a nuestra relación y muchas tonterías más. Siempre se ha encargado de dejar mi reputación por los suelos.

—Es verdad que dijo todo eso, pero no le creí nada.

—¿Por qué? Incluso mis amigos tuvieron sus dudas por lo creíble que el sonaba.

—No te conozco de mucho tiempo, pero confío en ti. Tú ya me habías contado toda su historia y supuse que si en un pasado se había puesto a inventar cosas de ti, entonces lo seguiría haciendo.

—Gracias, Jorge...

—No sé que más te haya dicho—quise seguir hablando porque no quería perder el hilo de lo que estaba diciendo—, pero por tu llamada sé que él dijo que no te defendí. Tampoco sé que tanto de lo que te haya contado sea verdad o mentira, pero si te diré que no se me pasó por la mente que debía de decir algo en tu defensa por todas las cosas horribles que dijo en vez de quedarme callado, soy idiota por naturaleza pero te juro que no lo habría hecho si supiera que te hacía daño.

Tan solo de acordarme de todo lo que dijo Paúl hace que quiera regresar al pasado y darle un puñetazo en la cara, y si eso se pudiera también me daría uno a mí de paso por no hacer nada.

—Igual no debía de reaccionar de esa manera, no sabías que hacer en esa situación y sé que también no era la manera en la que quería decirte que estaba enamorada de ti, debí decirlo antes pero me acobardé.

No la culpo, no es fácil decirle a alguien que te gusta, pero si nos hubiéramos ahorrado mucho drama si lo hubiera sabido antes.

—Bueno, tampoco me dijiste si es que sigues sintiéndote de ese modo.

Guardó silencio por un momento. Eso me ponía de nervios, no sé cual será el resultado de esta conversación.

—Lo estoy, y no sabes lo bonito que se siente saber que soy correspondida... Pero si quieres que cambie por ti, no voy a hacerlo. O al menos no voy a cambiar las cosas que me gustan de mí, no voy a dejar de vestirme de la manera que me gusta, no voy a dejar de tener amigos, no voy a volver a limitarme otra vez por alguien.

—No voy a pedirte que cambies. Tu me gustaste así y me seguirás gustando. De seguro será incómodo saber que hay muchos chicos detrás de ti, pero al mismo tiempo será reconfortante el saber que entre todos, me elegiste a mí.

» No te puedo asegurar que de seguro no tendré celos porque si lo haré, pero trataré de no dejarme llevar por ellos. Además de que igual tienes la advertencia de que nunca he salido con alguien así que podré llegar a arruinarlo algunas veces.



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En el texto hay: humor, primeramor, romancejuvenil

Editado: 06.02.2021

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