El Príncipe del Inframundo

Safia

No recuerdo el momento en el que empecé a llorar y la verdad, no me importa. Todo mi cuerpo zumba violentamente a causa de la reciente confesión de Safia; siento impotencia, rabia, dolor, odio...

"Era un día soleado y todo en general transpiraba felicidad, alegría, buena energía —¡Del, cariño! —gritó mi mamá desde la cocina con esa dulzura que la caracterizaba —baja a desayunar, tenemos muchas cosas que hacer hoy —su voz se oía más cerca.

Mi puerta es abierta y por ella parece una mujer con un moño despeinado, camisa desprolija a causa de estar pasando la mano por ella y pantalón con una pequeña mancha de aceite. En el fondo la envidiaba, aún así, se veía hermosa. Ella era todo lo que a mi me faltaba y algún día quería ser. Se acercó a mi cama para sentarse a mi lado y sonreír a su manera... tan ella.

—Vamos, mi Del. Levántate y vamos a divertirnos juntas con esas lucecitas que traes en las manos —bromeó con esa dulzura y ternura impregnada en su voz. Las dos reímos y ella me abrazó. Tendría que haberlo disfrutado más, mucho más, porque ese fue nuestro último abrazo.

Luego de eso ella bajó las escaleras diciendo que me esperaría para desayunar juntas. 2 minutos, 2 pasaron y mi vida se convirtió en un calvario. Estaba por salir de habitación cuando escuché un grito... su grito. Al instante salí corriendo y cuando iba a mitad de las escaleras, era tarde. Su cuerpo estaba tirado en el suelo y una gran mancha de sangre en su pecho. Corrí hacia ella, me arrodillé de golpe, cogí su cabeza en mis manos; y grité, grité con cada fuerza que en mi cuerpo había, Lloré con todo el dolor que sentía."

Me habían arrebatado a mi mamá, le arrebataron la vida como si de un dulce se tratara. En ese momento era tan solo una niña, una niña completamente sola. Recuerdo que me levanté por el teléfono para llamar a la policía, y cuando voltee, ella ya no estaba, no había nada, solo una gota de sangre, nada más.

—¿Dal? ¿Estas bien? —la voz de dam me hace salir de mi ensimismamiento. Cuando reacciono, todos los presentes en la sala tienen su mirada clavada en mi. Una mirada llena de... lástima.

Mi mirada se centra en Safia y en mi mente pasa la pregunta central de esto —¿Que haces aquí? ¿a qué viniste? —. suelto sin tacto alguno. Safia se remueve en su lugar pero me mira.

—Creo que ustedes saben muy bien que la presencia divina en la tierra se ha vuelto nula, con decir que ni los ángeles están rondando como es habitual, ni siquiera sabemos qué está pasando allá arriba, tienen la puerta cerrada y aquí esto se está volviendo un caos. Casi se parece como si le estuvieran cediendo el poder a Leviatán.

<<Cuando estuve escondida vagamente escuché sobre que aquel se estaba cansando de los humanos y que cuando ya no pudiera más, la humanidad lo iba a pagar muy caro. Creo que ha llegado el momento y por eso envió a Kael, para que empiece la destrucción.

Al escuchar el nombre de Kael reaccione y evidentemente me delate porque Safia me miró — Te vi en tu pelea con el demonio, dal. En realidad, los vengo siguiendo hace semanas y en mis planes no estaba que se enteraran de mi tan pronto, hasta que llegó él. —Safia dio unos cuantos pasos para luego sentarse en uno de los sillones de la casa y colocar sus manos en su rostro —: El demonio, Kael, es el hijo de Leviatán; y es al que mandó para hacer pagar a la humanidad por lo que ha hecho, para destruirla.

¿Qué demonios?

Me llevo mis manos a la cabeza e inhalo profundamente en un intento por analizar cada cosa que ha pasado, sin embargo, Lo sabia, sabia que dicho demonio tenia algo erróneo, no era igual a los otros, Kael, era peor. Cada segundo que pasa más caos se forma en mi mente haciendo que me sienta ansiosa y por ende que mis manos se empiecen a calentar. Tengo que tranquilizarme.

<<Respira, Daliane, respira, maldita sea. No puedes dar mas problemas de los que ya hay, relájate>> me digo a mi misma en un intento por calmarme y poner mi mente en blanco.

Miro a mi alrededor y veo los rostros absortos de mis amigos mirando algún punto de la sala, supongo tratando de entender toda esta porquería. Mi vista viaja de uno en uno y se detiene en Damian, mi ceño se frunce, algo no está bien con él, luce tenso y más preocupado que los presentes en la sala, incluso más que yo.

Mi estómago gruñe y miro el reloj y quedo en blanco, han pasado 4 horas desde que Safia llegó aquí y se han sentido como minutos. Voy a ir a la nevera por comida cuando un carraspeo hace que toda la atención se centre en Safia, quien me mira de una manera extraña.

—Ayer en la noche, no pude terminar de ver que paso entre Kael y tú, Daliane. Entonces esta es mi pregunta ¿le dijiste tu nombre? — Safia hace la pregunta mientras sus manos tiemblan.

—Sí, por algo sé el nombre de él, como cree... —no termino mi oración cuando Safia profesa algo en un idioma desconocido y golpea la mesa central.

¿ah?, ¿qué carajos?

Mi cerebro en estos momentos parece habitado por un mono con platillos, no entiendo nada. Estoy a punto de hablar cuando veo la cara de mis amigos, confundidos hasta la mierda y no puedo evitar estallar a carcajadas. Instantáneamente los presentes en la sala me miran como si me hubiera vuelto loca.



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En el texto hay: angeles, demonios, brujas

Editado: 04.06.2019

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