Sentí un fuerte empujón que me llevó directamente hacia la pared de aquel callejón al mismo tiempo que el demonio se posicionaba frente a mí aún con su control sobre mí. No podía moverme, en absoluto.
—¿Quién demonios eres? —espetó con un enojo palpable. Volví a sentir una fuerte presión en todo mi cuerpo debido a la fuerza que estaba ejerciendo sobre mí.
—La persona que con una patada en el culo te va a devolver al infierno del que viniste —Escupí, con brusquedad comenzando a sentir una leve asfixia debido a la fuerte presión. En su rostro percibí un deje de asombro, pero desapareció tan rápido como llegó que casi dude en haberlo visto, pasó a demostrar burla y desdén.
—Ustedes los humanos son tan banales y despreciables —La forma en la que lo dijo solo me hizo sentir mas repudio hacia él. Aflojó su agarre lo suficiente para tomar una gran bocanada de aire.
Al mirarlo noté como se relajaba pero en él algo -de las muchas cosas- se sentía erróneo. Sus ojos de apoco, se volvieron azules, como el cielo. Que irónico.
—Oh, disculpa, a veces no mido mi fuerza —rió. —¿Cómo te llamas, dulzura? —preguntó resaltando la última palabra con burla.
—Daliane -Dije mientas logré zafar mis manos. —¿Cuál es tu nombre, príncipe? —pregunté de la misma manera.
—¿Príncipe? me halagas. Tú puedes llamarme Kael. —me lanzó un guiño, que en cierto modo, me incomodó; Nada comparado con lo que emitian otros demonios, se sentia diferente, y, peor. Empecé a sentir me mareada, causándome repelús. Quería salir ya de ahí.
—Espero hacerte tu estadía placentera, o bueno, lo que te queda. —dije con cierta ironía finalizando la conversación. Acomodé mis manos.
—¿Qu...—su oración quedo al aire a causa del empujón que había recibido de mi parte hacia la otra pared del callejón con la suficiente fuerza para dejarlo aturdido y tumbado en el suelo de esta. Me acerqué arrodillándome.
—Y Kael...—agarré su rostro para que me mirase —Ten cuidado con que humano banal y despreciable te topas —sonreí con arrogancia —nos vemos pronto, príncipe.
De su parte solo recibí un gruñido y una mirada cargada de algo que no pude descifrar.
Me voltee y encamine hacia la pared donde estábamos ocultas con la esperanza de ver a Kayla, que efectivamente se encontraba recostada en la pared con los ojos cerrados. ¿se había dormido? Al darse cuenta de mi presencia, me sonrió.
—Me encantó tu ayuda. —ironicé.
—Oh, vamos, Dal —Se levantó torpemente —Lo tenías todo controlado allí, mi ayuda y presencia eran innecesarias. —dijo haciendo un gesto desdeñoso con la mano, cosa que me hizo reír.
•••
Cuando estábamos por llegar a casa, Kay irrumpió la platica que teníamos soltando un jadeo de dolor, quitando una mano del volante a su espalda.
—¿Que pasa? ¿que tienes?
—Nada, nada. Debe ser por lo que estuve un buen tiempo sentada, por eso no hice mucho aden con ¿Kael? —asentí —bueno, eso. Me empece a sentir mal, y creí que al sentarme iba a mejorar, pero, evidentemente no. —se rió
—Tu no eres de dolores, así que le diremos a Tate que te revise, por si las dudas. — sentencié mientras ella aparca el carro a un lado de la casa.
Al bajar del carro, nos adentramos en la casa despojándonos de los aparatos tediosos yendo directamente a la cocina donde seguramente se encontrarían Tate y Damián.
Al entrar, abril y yo quedamos paralizadas.
La cocina estaba hecha un caos y peor que eso, tomates esparcidos en las paredes, salsa en el piso, harina en todos lados y... espera, eso es... ¿masa? ¡y estaba pegada en todo el techo!
Tate y Damián quedaron pálidos al vernos, específicamente, a Kayla.
—¿!Que putas pasó acá?! ¿!Que cojones hicieron?! —gritó aquella enojada. No obtuvo respuesta.
—Lo voy a repetir —miré a los dos imbéciles que aún no se movían ni gesticulaban palabra alguna. —q u e p a s o —sopese las palabras reuniendo toda la paciencia posible para no ahorcarlos, antes de que la morena a mi lado lo hiciera.
—e-es que Dam y-y yo... — tartamudeó Tate asustado, por lo cual, Damián salio en su "rescate"
—queríamos intentar una receta que vimos en Internet, pero... — miró la cocina — Hubo una pequeña complicación — paso una mano por su nuca mirándonos con disculpa.
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Editado: 04.06.2019