No se cuanto tiempo dormí, solté un suspiro dejando que el agua de la tina me inundará completamente.
Su majestad- la sirvienta de Kian me llamo, le mire, cubriendome por instinto. No estaba acostumbrado a que me ayudarán al momento de darme un baño o arreglarme, hizo una reverencia-, lavare su cabello, su majestad.- informó con cortesía, ella era amable y su trato siempre fue suave, nada que ver con las sirvientas de Calia que me atendían de niño, asentí lentamente tratando de relajarme.
Ella no me haría nada, no me lastimaria.
No se cuanto tiempo pase en el baño siendo ayudado por ella, luego, me ayudó a arreglarme con las ropas que, según me informó, había comprado Kian y la reina de Deyanira mientras dormía.
Luego de estar listo, la sirvienta aviso de que bajara al comedor cuando me sintiera listo, y se retiro... pase mis manos por mi rostro, era incomoda esta ropa, prefería usar las prendas de Kian...
Kian...
Agradecía que estuviera bien, pero ahora estaba en problemas, muchos problemas; probablemente padre ya tenia conocimiento de que yo tenia maná, había cavado mi propia tumba.
Suspire y me mire en el espejo, prefería las ropas de Kian... tal vez, si se lo pedía, me dejaría usarlas otra vez...
Mire la corona en mi mano y opte por dejarla sobre la cama, momentos después, salí de la habitación hacia donde estaba el comedor del palacio, me detuve a la puerta. No quería entrar, probablemente ahí estuvieran padre, madre, la cubcubina y demás, no me sentía con ánimos de soportar sus ataques verbales que simplemente no pasaban a físicos porque estaban los de Calia.
Iré por el padre, es extraño que demore tanto.- escuche la voz de Kian del otro lado de la puerta, me tense y di varios pasos atrás cuando la puerta se abrió, mire al suelo con las manos a la espalda- Lorcan- escuche el tono contento de él, no me atreví a elevar la mirada.
Buenas tardes su alteza.- salude con calma, Diosa, esto se complicaría demasiado rápido. Padre creería que él y yo tenemos una relación cercana y me pondrá en muchos más aprietos de los que ya estoy. Sentí como su mano recorrió mi brazo y tomo mi mano, eleve la mirada a él, su sonrisa era resplandeciente. Sin poder evitarlo, una sensación de calidez y calma me invadió ante tal sonrisa.
Pensé que algo te había ocurrido, ven, vamos, tienes que comer.- alentó, guiándome hacia el interior del comedor, quede sorprendido cuando solo note a los reyes de Calia y dos sillas más, una junto a la otra.
Kian y yo...
Mi corazón salto sin poder evitarlo, sonreí apenas dejándome guiar.
Lo siento, me demoré un poco.- me disculpe, haciendo una reverencia a los reyes al llegar frente a ellos.
Me alivia tanto mirar con mis propios ojos que estás bien.- dijo contenta la reina, poniéndose en pie, se acercó a mi y me abrazo. Me tense ante su tacto y su calidez, no estaba acostumbrado a esto, era agradable.
Reina- salude con respeto, devolviendo apenas aquel cálido abrazo.
Oh, no tesoro. Por favor, llámame Violet.- alentó ella, se separo de mi y tomo mi rostro entre sus manos, mi rostro enrojecio.
Oh su majestad, me alaga, pero no podría.- dije avergonzado, mirándola, sus ojos azules se achinaron levemente con ternura.
No estaba acostumbrado a tales miradas tan cálidas.
Tranquilo, te doy permiso.- siguió.
Madre, déjalo- escuche a risa ronca de Kian, lo busque con la mirada, me miraba sonriendo dulcemente- anda, ven aquí Lorcan, tienes que comer.- extendió su mano a mi, mire a los reyes un momento dudoso, la reina se separo de mí y camine a Kian, mirándolo a los ojos.
¿Qué pasaba?
Tome la mano de Kian en silencio, sin apartar la mirada de sus ojos grises, me guió a la silla junto a él y tomé asiento en silencio.
Príncipe heredero, Lorcan Deyanira- hablo el rey, me tense sin poder evitarlo. Su tono de voz era serio, le mire, su mirada era cálida. No comprendía, ¿podría haber tal fenómeno en el ser humano?
Si, su majestad- asentí a él, mirándole. Sonrió, se puso en pie y rodeó la mesa, se acercó a mi lugar, parpadee confuso mirándole. Mis ojos se abrieron de par en par al ver como se incaba frente a mí.
Su- ¿¡su majestad!?- salte de mi silla bastante confundido mirándolo.
Muchas gracias por salvar a mi hijo. Joven Deyanira.- dijo en tono solemne, una de sus rodillas pegadas al suelo y la otra contra su estómago, mientras tenía su mano izquierda sobre su pecho- le estoy tan agradecido por salvar la vida de mi único hijo, y la de mis tropas. Por favor, si desea algo, hagamelo saber.- dijo, le mire incrédulo, mi boca se abría y cerraba tratando de decir algo.
¿Qué era esto?, ¿acaso seguía inconsiente?
Sentí mi sangre helar cuando note a la reina arrodillarse también, di dos pasos atrás.
Por favor, sea lo que sea.- sonrió la reina mirándome, tomo la mano de su esposo y ambos me miraron, mi rostro ardió hasta las orejas- el que hayas salvado la vida de nuestro único hijo es algo que no tiene precio, tenemos una deuda contigo, que estaremos dispuestos a saldar sin importar lo que desees.- la sorpresa no cabía en mi, voltee a Kian cuando este puso su mano en mi espalda apagándose a mí. Me sonrió de forma tierna y dulce.
Diosa Alía, ¿qué significaba esto?
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Editado: 19.11.2024