El Prodigio

Capítulo 22

Cuando finalmente estaba en el patio con mi familia apenas puede tranquilizarme, mi corazón seguía latiendo con fuerza y a pesar de todo no podía olvidar su espalda mientras me dejaba confundida y en completo caos. Quería hablar con él y aclarar la confusión, saber ¿por qué me hacía estas cosas, no podía sencillamente decirme que le provocaba que me tratara así y resolver todo de una vez?  

Ya no dudaba más de lo que me ocurría, desde que nos besamos me di cuenta que podía mentirme a mí misma si quería, pero el corazón siempre sabía lo que quería, era mi orgullo quien no podía aceptarlo, pese a que reconocía mis sentimientos todo era más confuso. 

Mientras que estaba sumergida en mis pensamientos no noté que Dereck me estudiaba 

—¿Qué? — dije mientras lo miraba sin saber que quería 

—Te ves distraída, más de lo usual — Dereck era de esas personas de las que no se les pasa ningún detalle, y es lo que me asustaba de el por qué no sabía cómo reaccionaría cuando sepa lo que siento por Ian. Si es que ya lo sabe y solo se hace el tonto. 

—Es cierto que ¿cada vez que salga tiene que venir Ian conmigo? —Cambie de tema, de verdad no estaba preocupándome en disimularlo es que de verdad estaba esperando que me dijera que no, porque ahora solo quería tenerlo bien lejos, no es bueno para nosotros permanecer muy cerca. 

—Es cierto — parecía poco dispuesto a seguir el tema, pero para mí aún no acababa. Nuestros padres estaban sentados al lado nuestro, pero estaban sumergidos en su propia charla y verlos así, me hacía feliz porque a pesar de todos los problemas ahora los tenía a mi lado y eso no me hacía sentir sola, para mí era habitual sentirme de esa manera antes pero ahora todo parece tan natural que el pasado solo parece una larga y oscura pesadilla. 

—Hoy voy a salir con mis amigos, sería vergonzoso que él estuviera presente, ya no soy una niña — En cierta manera no estaba mintiendo, aunque aún lo había consultado con Rubén necesitaba mi espacio, salir de aquí y respirar, dejar de pensar por un segundo en los problemas y riesgos para al fin tener un fin de semana normal igual que cualquier joven. Los quería y amo pasar tiempo con ellos, pero también tienen que entender que necesito a mi amigo, ya que es una parte fundamental para mí. 

Papá y mamá dejaron de hablar, seis pares de ojos me veían de manera desaprobada 

—Sabes que es para protegerte — hiso una pausa para mirar a sus progenitores y luego a mí —Si él no va contigo no sales y punto, es por tu seguridad Malia ya deberías saberlo. 

Claro que lo entendía, pero por que tenía que ser él de todas las personas, lo que más me enojaba es que si seguía insistiendo se iban a dar cuenta y no querría ocasionar más problemas, teniendo en cuenta que al parecer lo quieren tanto. 

En ese momento papá me miró con compasión 

—Malia, puedes salir siempre que quieras, pero tienes que tener a alguien que te proteja, más aún después de lo que ocurrió en el shopping, sé que quieres salir y divertirte igual que los demás chicos y no te estamos diciendo que no lo hagas, pero por favor avísanos cuando salgas, de verdad no queremos perderte otra vez —podía notar como su voz se iba quebrando, era un tema que no estaba superado del todo, y es entendible cuando ellos también perdieron a una hija. Ahora querían protegerme y me sentía querida pero también me asfixiaba, por que pasar de no importarle a nadie a ser sumamente sobreprotegida era nuevo para mí, igual que para ellos. Me alegraba que fueran comprensivos, pese a que seguro sabrían que si no me permiten salir lo haría igual de la misma manera que lo hacen los adolescentes adultos rebeldes. 

—Lo sé, lo entiendo perfectamente — dije mientras peinaba mi cabello en una coleta, había quedado despeinada desde la pelea de almohadones 

—Me alegra que seas lo bastante madura para comprenderlo — me sonrieron ambos  

Después de eso llame a Rubén quien no respondió en ningún momento, bufé, debe estar ocupado con alguna cosa, le mande un mensaje 

“Vamos al cine, ¡por favor! ven con tu novia también ya que no me dejan salir si no viene Ian, quien va a hacer su trabajo de custodio” 

“No sé quién es Ian, pero si no queda más remedio voy a hacer mi trabajo de amigo y a acompañarte en este sábado. Nos encontramos en el cine de la avenida diecisiete, hay una película que se estrenó hace poco, nos vemos a eso de las cuatro de la tarde en la puerta del cine” 

“Gracias idiota, al fin sirves de algo” 

“Pero que dices si soy el mejor amigo del mundo” 

“Sí, sí, lo sé” 

 

Antes de las cuatro estaba pronta mirándome en el espejo igual que de costumbre, me puse un overol negro acompañado de unas medias negras y un suéter tejido naranja. Sentía que le faltaba algo al oufit  así que le agregue unas botas negras que me llegaban hasta la rodilla, tenían taco, pero eran cómodas. Para finalizar agregue un poco de perfume silvestre, que me había dado mi madre el día de hoy en el jardín, me agrado su olor en especial por que no era dulce, sino que me recordaba el olor limpio del jabón, no sé si es porque era un perfume casero, pero me fascino, resulta que ella como hobby hace perfumes inclusive me prometió que me enseñara cuando tenga tiempo libre a lo que estuve de acuerdo. Tome una campera abrigada, de esas que tienen corderito y la ate a mi cintura. Aun no le avise a Ian que tenía que venir conmigo, ya que no volví a verlo desde el beso, lo cual me incomodaba demasiado, pero tome valentía y fui a la sala de recreo donde usualmente descansamos y allí estaba hablando con mi hermano. 

Nuestras miradas se cruzaron, mientras me escaneaba no pude apartar mis ojos de él que parecían absorberme igual que un agujero negro, pero aparto su mirada rápidamente guiándola a la tele ignorándome otra vez. Mi hermano a quien había olvidado por unos segundos me miraba confundido 



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En el texto hay: romance, magia, ficcion

Editado: 19.07.2022

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