El psicólogo incompetente

Capítulo 34

El rastro me ha traído hasta aquí, el clima es gris, el polvo se levanta en pequeñas nubes, su rostro llega hasta mis fosas nasales y estornudo. Mi vestimenta llama la atención de la gente pero no dicen nada, por lo menos no con sus bocas porque sus ojos, sus ojos me juzgan mucho. Me acerco a uno de los pueblerinos.

— ¿Has visto gente nueva por aquí? —pregunto y le entrego una bolsa con monedas.

Sus ojos brillan al escuchar el sonido que hacen dentro del saquito.

—Una pareja de jóvenes, un poco raros, —baja la voz —paga bien, pero creo que es un brujo.

Ese puede ser James.

— ¿Un brujo por qué? 

—Porque me ha pedido sangre para “experimentar” medicamentos.

Definitivamente es James, y si está buscando sangre es porque ella ha completado su transformación, pero si es una vampiro ¿para qué lo necesita?

— ¿Dónde puedo encontrarlos?

—Sigue ese sendero hasta la última casa, creo que se alojan allá.

Miro el camino de tierra blanca que me señala el señor, asiento como agradecimiento y empiezo a caminar por él. Debo esperar cualquier cosa. A medida que avanzo mi mano se mueve instintiva hacia mi espada.

Al final de todas hay una casa más deteriorada que las demás, como si nadie hubiese vivido ahí en años, debe ser esta, aquí deben de estarse escondiendo. Desenvaino mi espada y enrollo el rosario en mi muñeca.

Abro despacio la puerta improvisada empujando lentamente, hay cosas acomodadas en el suelo, definitivamente aquí está viviendo alguien. Parece estar vacía, ¿se habrán marchado? Examino las cosas, los platos están sucios, las mantas que forman una cama aún están calientes, siguen aquí.

Puedo sentir como unos ojos me persiguen, estoy lista para darme vuelta cuando algo cae desde el techo sobre mí. Sus brazos abracan mi cuello con gran fuerza, estrangulándome, me cuesta recuperar el aire. Con impulso llevo mi espalda a chocar contra la pared para sacudirme, lo que sea que tengo encima, en un descuido mi crucifijo roza su piel y me suelta. 

Aprovecho el momento para girarme y tenerla de frente, es ella, se revisa el lugar donde tuvo lugar el contacto y yo veo como la piel se sana a sí misma en cuestión de segundos. Sus ojos se encuentran con los míos, son completamente rojos a excepción de las venas negras que se deslizan desde ellos al exterior de su rostro.

—Tardaste en encontrarnos —dice con sorna —Te creía mejor.

— ¿Dónde está James? —pregunto sin saber por qué siquiera me importa.

Ambas nos movemos de forma lenta por la habitación dibujando un círculo, esperando que la otra ataque primero.

— ¿Todavía quieres a tú novio? —se burla con una risa cínica.

Es obvio lo que ha pasado aquí, esos movimientos, esa voz,

— ¿Ya no eres ella verdad? ¿La mataste?

—Ella siempre fue solo el cascarón para que yo renaciese.

— ¿Lo mataste?

Las comisuras de sus labios se levantan pero no responde.

— ¿Lo mataste? —repito aun sin respuesta.

—Sí. —admite, la muy zorra. —Y ahora te mataré a ti.

—En tus sueños.

Embisto mi espada hacia ella que de un salto la esquiva para caer detrás de mí, me

—Me pregunto a que sabrá tu sangre.

—Te quedarás con la duda.

Vuelvo a atacarla pero se mueve unos centímetro en cuestión se segundos, su posición le permite ponerme una zancada y desequilibrarme, a la vez me toma por el codo para lanzarme al piso en dirección contraria.

Abro los ojos y ella está sobre mí, sus manos sujetan las mías y veo que mi espada ha caído a unos metros de nosotras. Su respiración está justo sobre la mía y con su cuerpo mantiene al mío pegado al piso. 

—Sabes —dice aun pegada a mi rostro —Puedo sentir tu corazón latiendo con miedo, sabías que no podías vencerme y aun así viniste, ¿por él? —No pienso responderle, el poco aire que me llega a los pulmones lo uso para descifrar como alcanzar mi arma. —Sabes, no es de los mejores que he probado, me refiero en la cama, ¿o fuiste tan mojigata para no probarlo mientras pudiste? Pero eso sí, se esforzaba mucho 

Vuelve a reírse y pone su aliento n mi cuello. No puedo concentrarme en la ira que siento ahora, sé que quiere provocarme pero no puedo desconcentrarme

 —Mmm, puedo sentir tu sangre viajando —intento zafarme pero apenas puedo moverme, siento los ásperos poros de su lengua contactar con mi piel —Te va a martirizar toda la eternidad saber que me prefirió a mí —muerde el lóbulo de mi oreja y juro que se ha llevado un pedazo en sus dientes —Era muy ingenuo James.

Aprovecho el hecho de que su oreja ha quedado cerca de mi boca para hacer lo mismo que ella y tomarla con los dientes con el impulso de arrancarla. Ella e suelta para agarrare el miembro con una de las manos y yo gateo con rapidez hacia mi espada y la enfilo hacia ella. 

Veo como quita su mano y el pedazo arrancado se ha restablecido, se chupa los rastros de sangre de sus dedos.

—Creo que ya hemos jugado demasiado, ya tengo hambre.

Desaparece de mi vista y yo intento recostar mi cuerpo a una pared, apoyándome en ella me levanto mirando a todos lados, puede aparecer en cualquier momento. 

—Vas a levantarte —escucho su voz como en un arrullo — Vas a levantarte —mi cuerpo se mueve por cuenta propia en contra de mi voluntad —intento llevar mis manos a mis oídos pero estas se niegan. —Camina hacia adelante —mis pies avanzan. Veo como aparece ante mí, pero no puedo moverme, no puedo atacarla, ahora lo entiendo, pudo hacer esto todo el tiempo, pero prefirió jugar conmigo. 

Me da vueltas analizándome, pasa sus manos por mi cuello y lleva su rostro a él, siento sus colmillos abriéndose paso en mi piel, abriéndola rasgándola y luego como mi sangre es absorbida, la debilidad recorre mis músculos, siento que no puedo con mi cuerpo, siento que ya me cuesta pensar, mi cuerpo intenta caer al piso pero ella me detiene pasando sus brazos alrededor de mi torso. Mi corazón latee cada vez más lento y mi cerebro, mis pensamientos…



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En el texto hay: misterio, amor, vampiro

Editado: 10.11.2022

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