Capítulo 36

Esta noche saldrá la luna llena. El vientre de Amy es visible, cosas de vampiros, ya he podido sentir a mis niñas moverse, Amy está segura de que serán niña, cosas de vampiros también supongo, y también el hecho de que poder enojarla me asusta.

El sol comienza a caer y la luna a levantarse, debería ser hora de salir rumbo a la ciudad de los brujos. Un grito de dolor de Amy me hace acercarme a su posición, esto no debería estar pasando, aun no es media noche.

—Tengo miedo —le confieso —Amy, vamos a la ciudad, —no está tan lejos.—Si resistes llegaremos a tiempo.

—James, ¡No tengo tiempo! —y grita del dolor, respira y se desmaya.

Con ella cargada en brazos corro por el bosque oscuro hasta el claro donde está ubicada la carabela, recuerdo sus palabras esa noche y giro el pedazo de hueso para desvelar la escalera que se abre paso ante mis pies.

Bajo paso a paso de prisa, con el corazón en la garganta, las hierbas del prado me llegan a las rodillas, creo que la escalera nos ha llevado a un punto diferente que la vez pasada. Analizo las pequeñas chozas frente a mi, con la esperanza de reconocer la de la bruja entre ellas. Mis brazos ya no pueden con el peso de su cuerpo.

Una mujer joven de piel clara y cabellos rojos aparece como un ángel a mi vista, corro hacia ella  

—Por favor, ayúdeme, mi mujer — ¿MUJER? —está de parto y necesita ayuda, yo soy doctor pero estoy muy fatigado y no puedo hacer esto solo —digo como carretilla. 

Ella, asustada me guía hacia dentro de una habitación un poco descolorida y vieja, de su casa. Acomodamos a Amy sobre una cama, sé que quiere hacer muchas preguntas y sé que al tocarla se ha dado cuenta de lo que es.

—No debes tener miedo —pido —Solo quiero salvarla, una bruja prometió ayudarnos pero la escalera no nos lleva hacia su casa.

—Nunca lo hace.

—Ella era de piel oscura y ojos blancos. —intento recordar más detalles específicos pero ella alza la mano como si le bastara —Pero a lo mejor tú puedes ayudarnos.

—Haz llegado a la aldea de los renegados, somos brujos a los que la naturaleza le negó su don, pero se de quien hablas, no vive lejos, puedes traerla aquí si deseas, pero debo advertirte, ella no tiene fama de ayudar desinteresadamente y de hacer hechizos prohibidos. —otro grito de Amy me hace mirarla, ha despertado —Yo la cuidaré, tu busca a Alba, ese es su nombre.

Con el dato que me ha dado la joven salgo corriendo entre la hierba de las llanuras por un sendero de tierra roja no muy lejos observo el humo que debe expulsar alguna fogata, ya no estoy lejos. Sigo corriendo, mis piernas están agotadas y mi respiración también.

—Señor —pregunto a un hombre que al parecer tiene el mismo rumbo que yo —La casa de Alba, ¿Sabe dónde puedo encontrarla —veo que duda en responderme.

— ¿Qué asuntos tiene un mortal como tú con esa vieja bruja?

—Por favor dígamelo, se lo suplico, es de vida o muerte y no tengo tiempo.

—Es la primera casa que veras al entrar al pueblo, pero te advierto no hagas tratos con esa mujer.

Estoy dispuesto a agradecerle sin refutarle cunado desaparece de mi vista, lo que más me perturba es que es la segunda persona en advertirme, pero realmente no tengo tiempo para pensarlo.

Reconozco los huesos de la entrada y antes de tocar la puerta ella solo sale.

—Llegas tarde —me dice.

—La transformación, se adelantó —digo con mi entrecortado aliento.

—Lo sé, lo que no se es la causa.

— ¿Tiene que ver con su embarazo?

— ¿Qué? —ya veo que la vieja bruja no se la sabe todas — ¿La vampiro está embarazada?

—Yo traje lo que me pediste —saco el disecado órgano que perteneció a mi padre de la bolsa atada a mi cintura.

—No me esperaba esto.

— ¿Aun podrás hacer el hechizo?

Ella suspira y yo siento que el tiempo se hace eterno cuando deberíamos estar buscando a Amy.

—Ya no puedo.

— ¿Por qué? — ¿ya no hay nada que hacer? Me niego a no poder salvarla.

—Debo contarte la verdad.

—No hay tiempo —protesto.

— ¡Escucha! —me grita ella y siento con lianas amarran mis pies y amordazan mi boca.

—Lo que intentas salvar ya no existe, ya hace mucho que no existe. Cuando viniste a mi yo hice la fusión pero el objetivo siempre fue salvar al vampiro —No estoy entendiendo —Hace muchos años yo fui la que se inmiscuyó en una guerra que no era mía. En una guerra de humanos y vampiros.

La habitación empieza a moverse y en un espectro irreal empiezan a aparecer imágenes, imágenes como de recuerdos, veo una joven de piel oscura y ojos blancos en un salón como el de un castillo.

—Ellos amenazaron con destruir a nuestra raza a nuestro mundo si no hacia el encantamiento que querían, de meter sus cuerpos en el de aquellos niños con una maldición que protegiese sus corrompidas almas por siempre. Al meterlos en su cuerpo vincule su sangre a los de la organización que los cazaba, haciendo que nunca pudiesen ser asesinados por la misma sangre a los que estaban vinculados, pero… —hace una pausa recordando y yo veo a la joven que canta un conjuro volver sus ojos de blanco a totalmente negros —Sabía que eran peligrosos y puse algo más en la maldición, la plata, la plata podía unir ambos cuerpos para ser asesinados desde el mismo. Ella se dio cuenta y lo pagaron mis hermanas. 

Puedo ver la imagen de dos niñas más pequeñas iguales a ella ser arrastradas por esas criaturas.

—Ellos dijeron que ellas seguían vivas, que su cuerpo ha sido conservado siendo esclavo de almas de vampiros. Que si, sacaba la maldición de su reina me las devolverían. — ¿Amy? —La noche que viniste completé el primer paso para revertir la maldición, uní ambos cuerpo y alma, y entonces la humana murió — ¿Qué? Eso no puede ser, yo conozco a Amy, sé que se ella —Ella asumió su cuerpo y t ha estado manipulando porque necesitaba el corazón de alguien que tuviese la marca para liberarla de ese cuerpo y hacerla inmune de destrucción. Pero si lo que me dices es verdad, y tiene dentro de su vientre una criatura mitad humana mitad vampiro, si rompo su maldición su legado será libre y aún más poderoso, porque al tener en su sistema sangre de los tuyos serán capaces de reproducirse con tu especie y la suya no tendrá fin.