La persona que está detrás de todo ese humo tira un tipo de energía para atacarnos. Alcanzamos a escondernos detrás de los autos. De un momento a otro, Alex da una voltereta cruzando el camino entre los autos que hay esparcidos. Cuando se coloca de pie, comienza a expulsar fuego de sus palmas, tal y como entrenamos.
- ¡Cúbrete! – le grito y él se esconde detrás del auto que esta frente nuestro.
Actualidad:
Después de irnos de la oficina decidimos ir a buscar a Sophie, pero en vez de llevarla a mi cuarto, quisimos dejarla con Rachel, ya que como madre estaba muy preocupada de la pequeña. Entramos a mi habitación y nos sentamos en mi cama. Quería hablar sobre el tema que no hemos tocado desde que eso sucedió.
Abrí la boca, pero una llamada entrante en mi celular me interrumpió.
Kate.
—¿Hola?
—Hola Alison ¿Cómo están? necesito que escriban un diario con todo lo que les sucede y sienten. Sin preguntas solo háganlo. – me dice y cuelga.
—¿Quién era?
—Kate decía que debemos escribir un diario diciendo todo lo que pasábamos y como nos sentíamos. Me dijo que sin preguntas. – él asiente con la cabeza y se queda mirando la nada. - ¿Sabías que Kate tiene un hijo? – abrazo la almohada que estaba detrás de mí.
—Si, el pequeño Kahel. Lo mantuvo en secreto mucho tiempo ¿No?
—Estuvo meses con nosotros y no nos contó nada sobre ella... ¿Sientes eso?
—Alison, ella tuvo sus razones.
—¿Lo sabías? Digo, puedes leer mentes ¿Alguna vez viste que tenía un hijo?
—Si y no te lo dije porque ella debía hacerlo. Era su decisión porque es su hijo, no el mío.
—Bien. – suelto un suspiro y sonrío. – Tiene solo cinco meses, es pequeñito. Ayer hablamos un poco por teléfono y dijo que era muy gritón. Ay es tan parecido a su madre.
—Me alegra que no esté sola. Y pensar que no lo tenía a su lado solo porque pensaba que podría matarlo... realmente es buena madre, o sea, sacrificó todo por tener al niño a salvo. – sonríe.
—Concuerdo. Confío en que ella no le hará daño al bebé. –
Nos quedamos en silencio unos minutos, pensando en nada.
—¿Piensas algún día tener hijos? – su pregunta me dejo sin voz por un momento.
¿Quería tener hijos? No lo sé. Jamás he pensado en tener ni siquiera novio, tampoco he dado mi primer beso. Además ¿Cómo voy a tener un hijo? Realmente es una gran responsabilidad y no me siento lista. Sé que fracasaré. Apenas pude cuidar a mi perro cuando chica. Sé que ahora son otros tiempos y que hoy me convertí en mayor de edad, pero no. Un bebé es para gente madura y yo tal vez soy todo lo contrario.
—Creo que no. Es una gran responsabilidad y hay que darles tiempo, cariño, comprensión y mucho amor. Yo no creo que pueda hacerlo. ¿Y tú?
—Tal vez. Sería un padre muy buena onda. Además ¿A qué niño o niña no le gustaría tener un padre con super poderes? – comenzamos a reír y cuando nuestras risas cesaron, comentó: - yo creo que serías una gran madre. – coloco toda mi atención en él. – porque con solo ver como cuidas y proteges a mi hermana lo sé. La cuidas como si fuera lo más importante para ti. Tu proteges más su vida que la tuya. Te da miedo perderla de vista y te ganaste su cariño. Eres tú la persona que ella admira. – no puedo hacer nada más que sonreír. Sentía que iba a llorar, no quería llorar.
—Entonces creo que sería la mejor tía del mundo, como Edna Moda. Tal vez yo nací para cuidar a mis sobrinos. – me encojo de hombros. – yo cuidaré a tus hijos.
—¿Lo prometes? - pregunta con la mirada baja, como si le avergonzara hablar de este tema.
—Lo prometo. – levanta la cabeza y nos sonreímos.
Sueño con nuestro futuro. Los hijos de Alex corriendo de un lado a otro, mientras que él intenta atraparlos. Después llegará su tía favorita y ellos me obedezcan, mientras me burlo de su padre.
—¿Quién sería la madre de tus hijos? ¿Kate? – él me mira rápidamente.
—¿Qué? ¿Por qué Kate?
—Porque te gusta. – digo con obviedad.
—Claro que no.
— Claro que sí. – le contradigo. – No puedes negarme que la encuentras linda.
— Si, es linda, pero no me gusta. Además, tiene casi la misma edad de Nick. Ella tiene veintiuno y Nick tiene veinticuatro. Nosotros tenemos diecisiete.
—Dieciocho. – le corrijo. – además son solo tres años, ni que tuviera cien años.
— ¿Por qué estamos hablando de Kate? De seguro tiene las orejas muy rojas. Pensé que estarías molesta con ella.
—¿Por qué estaría molesta con ella? Solamente ella no sabe controlar sus poderes y lo que pasó fue porque quería ayudarme. Estaba teniendo una crisis de pánico y ella me ayudó a estabilizarme.
—Ah. – y nos quedamos otra vez en silencio. Cada uno meditaba. - ¿Qué se sentirá que tu prometido fallezca joven?
—¿Se iban a casar?
— Si... lo vi en su mente. – dice de manera inocente. Me alegra que Alex no pueda meterse en mi mente.
—No sé. Tal vez es como que se muera tu mejor amigo o peor, porque querías compartir toda tu vida con él y no alcanzaste. Además, era el papá de tu hijo y sacando cuentas, creo que no alcanzó a conocerlo. Qué triste es la vida, hay un final tan incierto para cada uno. Dicen que luego de que mueres, tus bisnietos son la última generación en recordarte.
—No sé qué haría sin ti. – me mira a los ojos sonriendo.
—Ay yo tampoco sé que haría sin ti. – quería abrazarlo, pero no podía. No podemos arriesgarnos en dejar sin luz esta base. – Prométeme algo. - hago una pausa y él dice un simple "Dime, te escucho". – Prométeme que jamás me vas a olvidar. – él sonríe mostrando su dentadura.
—Yo jamás podría olvidarte. – Seguimos mirándonos a los ojos. – Esto es muy cursi. – se tira en la cama. – no puedo soportar tanto cariño.
—Ni yo. Parecemos una pareja muy acaramelada. – nos miramos y colocamos una cara de asco.
—No eres mi tipo. – decimos al mismo tiempo. Reímos a carcajadas sin importar quién nos mire o si metemos mucha bulla.