El Puente Carmesí

Silencio y Pasado

Capítulo 2: Silencio y pasado

Nuestra historia no tuvo salvación ¿Por qué? Porque no me gustaba escuchar. A menudo discutíamos sobre lo que un día fue, y los errores que ya ninguno podía cargar, discutimos por el pasado. Solíamos jugar con la idea de ser algo más que una relación de adolescentes, al principio teníamos esa ilusión, que nadie se atrevió a mencionar, pero yo la tenía siempre presente en mi mente, como estoy seguro que también ella. Corrimos juntos y atravesamos el universo a velocidades años luz, pero al final del viaje, nos habíamos olvidado el uno del otro, aquellos días de amor supremo solo quedaban en recuerdos.
 Lo peor no es dolor del hermoso pasado, si no tratar de replicarlo. Cuando ya ambos estábamos muertos por dentro, quisimos seguir así. Yo dije «¿Qué más da? La amo y lo intentaré?» no se qué habrá pasado por su cabeza. Scarlett corría bajo la luz de abril e iluminaba el parque decadente, yo la miraba y callaba. Siempre callaba. Aún estando a mi lado, me limitaba a callarme, guardar silencio. Maldito silencio. ¡Silencio! Guardar un silencio que jamás usaría. Atesorando mis palabras, hasta dejarlas podrir. “Te amo más que a mí vida” “Eres lo más hermoso que he visto y que estoy seguro veré en mi existencia” “Un segundo contigo es mi universo”, esas y muchas cosas las reemplace por incómodas horas en silencio, mirando al cielo, ella se limitaba a imitar, y quería callar igual, pero algo en su interior le hacía romper aquella atmósfera vacía y me abrazaba. Me salvaba de mi silencio. Dejarla irse de mi vida fue el acto más doloroso, pero era necesario. No podía retener a un ser tan perfecto junto a algo tan dañado como yo. Ella encontraría alguien mejor, y no tendría que aferrarse a un precipicio. Así lo hizo, pero aún la amaba.
-“En un universo paralelo somos eternos Félix”. Y quizás si. Soñaba con un día descubrirlo. Ambos se ilusionaban con descubrir los secretos del mundo. Con esos misterios que nadie se atreve a perseguir, y solo el valor de dos enamorados podía resolver. Pero en Paso De Tortuga era otra realidad.
Aquí en todo Paso De Tortuga, las relaciones amorosas no son bien vistas si son cortas. Los adultos a menudo consiguen al amor de su vida después del baile de graduación de la secundaria. Quizá se divorcian a los 40 cuando el matrimonio ya no es rescatable ni pasando cada viernes a los bolos “Old Fernand” donde uno mismo debía llevar sus tennis, pues nadie en realidad reemplazaba los que allí había. El viejo Fernand solía decir “Si nosotros tuviésemos que reemplazar los tennis cada mes, este lugar ya sería parte del supermercado y Dios sabe que eso es malo. ¡Los viernes de bolos ya son cultura aquí en Paso De Tortuga!”. Quizá uno se podía divorciar aquí, pero antes debía haber encontrado al amor de su vida y vivir 20 años en una casa pequeña y cómoda, cubierta de flores y demás decoraciones, que bien daban el aspecto de estar en la Comarca de los Hobbits. Hubiese sido lindo tener una vida junto a Scarlett así. Pero, el maldito pasado nos había arrancado todo. Y no lo podíamos ya cambiar. Ahora iba directo a aquello que siempre quisimos hacer juntos, recorrer el embrujado Puente Carmesí.  

Muchas calamidades podían suceder al querer hacerse el listo. Jugar al explorador de puntes quizá tendría sus consecuencias. 

 

 

 

 

 

 




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