El tono de voz de Sashi cambio.
—Supongo que se culpó por la desaparición de mi madre. Sé que él no podría vivir con ese remordimiento de no saber lo que realmente pasó... La culpabilidad de no saber dónde estar. Si aún sigue viva o está muerta. Pero creo firmemente en la segunda opción. Ya sabes —dijo mirándolo—, mi madre… jamás ella se hubiera ido de este lugar. De Dhama Veda lo era todo para ella... Su objetivo. Su ambición. Estaba orgullosa. Y por supuesto, sus mayores secretos aun siguen divagando entre estas paredes.
Sashi pasó ambas manos por su cabello oscuro y brillante, mirando a su padre y pude ver cómo la furia se disipaba. Cuando volvió a hablar, sonaba simplemente... confundido. Incrédulo.
—¿Crees que estaba perdiendo la cabeza sólo por la desaparición de tu madre? —pregunté.
—Y los problemas con los británicos contra los ciudadanos y el cambio de la política inglesa. Supongo que ha sido demasiado para él. No sé cómo lo hizo... pero de alguna manera, logró convertir este lugar en una fábrica secreta de municiones. Incluso estaba construyendo explosivos o algo así, encontré cables y cables escondidos en la gruta, y con el ejército británico husmeando como bulldogs, puede ser bastante fácil para ellos interceptarlo. Quería que los británicos salieran de nuestro país. Mi padre había estado jugando un doble juego con ellos, para su propio beneficio. Pero no hay que olvidar que los ingleses tampoco son idiotas.
—Sashi, ¿te imaginas por una partícula de un segundo que estuviera pensando lo suficiente como para comprender eso?
—Estaba pensando con suficiente claridad como para comprender todo esto, —replicó, con la mano extendida, mientras tanto, la sangre manchaba la palma de su mano, —¡Lo sé! —La voz de él se quebró. Caminó de regreso hacia su padre y se arrodilló a su lado. Puso su mano sobre el pecho del hombre inconsciente. —Lo sé—repitió.
—El dolor puede quebrar una mente. Amaba y amará a tu madre porque esa es su manera. No podía negarlo.
—!¡Amor! —dijo con una sonrisa irónica, —Qué palabra tan propicia viniendo de ti, Bev.
— ¿Qué quieres decir con eso?
—Tú y ese bastar... Devdas. —dijo, escupiendo su nombre— ¿Como pudiste? ¿Qué puedes ver en él? Él no es nada. No tiene nada y nunca será parte De Dhama Veda. Así que vete al infierno si es él lo que quieres.
No sabía qué decir, pero sabía lo que me encantaría hacerle al joven y arrogante Yogananda que tenía delante.
—Sí, tienes mucha razón sobre él. Él no es como tú, Sashi, y le doy gracias a Dios por eso. No necesitamos otra mentalidad como la tuya. Y no deberías hablar así de tu medio hermano. Tu hermano mayor. El que por ley y por tradición debería ser el que dirija De Dhama Veda y de él, es de quien deberías de aprender algunos valores humanos. ¿Cómo pudiste pensar que pondría mis ojos en un hombre como tú? ¿Es que no lo ves, Sashi? Estás completamente absorto en el poder... especialmente viniendo de los ingleses. No deberías confiar en ellos.
—Entonces, tampoco debería confiar en ti.
—No soy como una de ellos. Soy una ciudadana británica y un ser humano con corazón. No una ladrona. No doy prioridades a las barreras de los estatus sociales. Color de la piel. Cultura o las creencias. Esas cosas no deberían ser airadas públicamente, esas cosas son asuntos privados.
—Por favor, no intentes darme un sermón. Sabemos que eres muy buena como tutora con mis hermanas, por eso fuiste elegida. Pero eso ya pasó. Ahora las cosas son diferentes y las cosas van a cambiar por aquí. El único consejo que le daré será, señorita Sherwood. Es que sería mejor que abandonase el país ahora que puedes... porque no estaré aquí para ayudarla en absoluto.
Me disparó, verbalmente. Sashi Yogananda, me hizo sentí como un intrusa en De Dhama Veda. Y tampoco estaba de humor para perdonar; A su padre ciertamente no le había importado arriesgarnos a mí y a todos los que vivíamos bajo el mismo techo, para vengarse o limpiar su alma. Y el olor de la sangre de Sashi se estaba volviendo abrumador.
—Podría haberte matado. —fue lo único que supe decir.
—Sin embargo, no lo hizo. Tuvo la oportunidad de matarnos a los dos cuando subimos las escaleras por primera vez, pero una vez que vio te había herido... Eres una persona inocente para él, no tienes nada que ver con lo que está pasando en su vida... en nuestra casa. Disparó a nuestro alrededor para asustarnos. Sospecho que la bala que me alcanzó fue más bien un accidente. Lo único que quería era que nos fuéramos para poder terminar su plan. Quemar su dolor.
Sashi estaba negando con la cabeza.
—Hay muchas cosasque debo hacer. Desde ahora soy nuevo señor de este lugar. —Se frotó los ojos, mirando hacia el suelo, hacia su padre.
—Ya veo—dije una vez más, sonando firme y decidida a abandonar el estudio. Después de todo, nada de esto fue culpa mía ni suya. —Será mejor que lleves a tu padre a su habitación, lo encierres y le eches un poco de vino en la garganta. Láudano. Lo que sea que tengas que hacer para mantenerlo alejado mientras te deshaces de las armas. Y envía a Suhan al por el médico, tu brazo necesitaba ser curado.
—Demasiado tarde, ¿no crees? Bev. Escúchame.
Me estiré las mangas de mi camisón y me encogí de hombros. Sabía que no había nada que hacer aquí. Ya estaba demasiado involucrado. Sólo quería volver a mi habitación y esconderme en un rincón como un ratoncito, donde nadie pudiera verme en absoluto. Y Devdas, necesitaba sus fuertes brazos alrededor de mi frágil cuerpo, que deliraba por sus caricias. Necesitaba sus palabras de consuelo de que todo estaba bien. Que una vez lejos de aquí todo será más fácil. Para mí. Para él. Para nosotros dos.
Y fue en ese momento cuando me prometí, que haría lo inimaginable para hacerlo feliz. Me felicidad. Nuestra felicidad recaía sobre mis hombros y estaba dispuesta a aceptar el desafío.
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Editado: 25.08.2024