El Quinto Elemento (elements 2)

Capítulo 1 “Dato interesante”

Meses antes…

–¡Ayudaaa! –grita Ginger escondiéndose debajo de mi manta.

–¿Qué ocurre? –pregunto alarmada. Me levanto de la cama abruptamente y flamas de fuego aparecen en mis manos instantáneamente en señal de lucha. Por el rabillo del ojo veo que Ginger es un pequeño bulto temblando debajo de la manta

–No dejes que me encuentre –contesta con temor.

–Ginger, ¿de quién estás….?

–Gingerrrr –grita Ellie en el pasillo–. Gingerrrr –grita nuevamente mi hermana y suspiro más relajada.

–Ah, ya entiendo. –Las flamas desaparecieron y me siento en la cama–. ¿Te estás ocultando de mi hermana de nuevo? ¿Qué fue esta vez? ¿Moda? ¿Maquillaje? ¿Revistas?

–¡Manicura! –contesta asustada y se quita la manta de encima–. Mira la barbaridad que me hizo. –Extiende sus patas hacia adelante y veo sus garras pintadas de rosa fucsia. Está aterrorizada–. A mi hermano le encantan estas cosas. No sé por qué siempre me elige a mí.

–Gingerrrr –grita Ellie nuevamente y la ardilla vuelve a colarse bajo la manta.

–Dile que no estoy –dijo apenas audible.

–Ginger –Mi hermana abre la puerta de mi habitación–. Allie, ¿has visto a Ginger?

–Dice ella que no está –respondo burlonamente.

–Arg –protesta la ardilla bajo la manta.

–Ginger, al fin te encuentro –dice mi hermana sonriendo.

–¡Aaaaaaaaaaaaaaaaah! –grita la aludida, se quita la manta de encima y sale volando por la ventana. Sonrío por lo bajo al ver lo gracioso de la situación.

–Cariño, creo que a Ginger no le gustan esas cosas.

–Buenos días –interviene Tony con voz cantarina al subir a mi cama–. ¿Dormiste bien?

–¿Qué tienes puesto? –pregunté al ver que una tela blanca en forma de…–. Ellie. En serio. ¿Una ardilla con sudadera?

–A mí me gusta –intercede Tony tocándose la sudadera en su pecho con orgullo.

–Dudo que a tu hermana si –añado con sorna.

Tony y Ginger son dos ardillas de la especie Varázsbarát. Hace casi dos meses, hice la prueba final de mi primer año en el colegio Elements. Esta consistía en atravesar la Isla Amat hasta la cima de la montaña y rescatar un huevo. De ese huevo nacieron estas dos pequeñas ardillas rojas y revoltosas. Las ardillas medían cerca de tres pulgadas cuando nacieron. Faltan dos días para entrar al colegio, y ya llegaron a su tamaño natural, 4 pulgadas y media.

–¡A desayunar! –grita mi madre desde la planta baja.

–Es hora de alimentar a la bestia –comento divertida y salgo de mi habitación con Ellie y Tony.

–¿Dónde está Ginger? –pregunta papá.

En la encimera coloca un enorme plato con pancakes rebosados de sirope. Cuatro platos para nosotros y dos pequeños para las ardillas parlantes.

–Salió volando por la ventana –explica Tony y relame sus labios con la pequeña lengua–. ¿Tenemos jugo de almendras? –Mi madre coloca a su lado un bowl del tamaño de la palma de mi mano con un líquido color ámbar-. Gracias, Anne–. Tony rasgó la servilleta, la colocó en el cuello y tomó un cubierto de Barbie para pinchar el pancakes

–No sé cómo vas a sobrevivir en el colegio –le digo a la pequeña ardilla sonriendo.

–Uno se adapta, querida –contesta señalándome con el mini cubierto. Ginger llegó al rato. Se había quitado el esmalte de sus pequeñas garras.

–Estas sí son patas de una ardilla –dijo ella caminando hasta su pequeño plato mirándose las garras. Todos sonreímos. Para ser hembra, Ginger es mucho más… peculiar. Tony… es Tony.

–Chris llamó temprano. Dice que pasará a buscarte mañana –explica mamá pinchando un pancakes.

–¿Javier también viene? –pregunta Ellie.

–No –contesta papá dándole un sorbo a su café. Ellie se entristeció–. Javier llega esta noche. –Los ojos verdes de mi pequeña hermana se iluminaron y yo sonreí. Esta pequeña tiene buen ojo.

–¿Y eso que Javi viene hoy? –pregunta Ginger.

–Dijo que tenía que hacer unas gestiones por la ciudad –responde mi madre y unos toques en la puerta detuvo nuestro desayuno.

–Yo voy. –Limpio el borde de la boca con una servilleta y camino hacia la puerta principal. Al abrirla, unos ojos verdes me miran fijamente–. Hola, Javi. Adelante. ¿Ya desayunaste?

–Sí. ¿Ellie está levantada? –Asiento.

–Javiiii –grita mi hermana corriendo hasta él.

–Hola, peque. –Los brazos de mi hermana rodearon la cintura de Javier–. ¿Cómo pasaste las vacaciones?

–Súper bien –contesta apartándose de él con lentitud.

Javi sacó de su mochila una pequeña cajita del color crema y se la entregó a mi hermana. En estas vacaciones había crecido mucho.

–Esto es para ti. Es un regalo atrasado. –Los labios de Ellie se ensancharon y tomó la cajita en sus manos con timidez.

–Ábrelo –le incito pero más por saciar mi curiosidad.

La cajita tiene una pequeña cinta en uno de los lados. Agarró la fina cinta y la desplegó hacia afuera. En el interior hay una pequeña pulsera de eslabones infinitos con un corazón en el cual está inscrito el diminutivo de mi hermana en cursiva.

–¿Te gusta? –Javier se agachó hasta la altura de Ellie y le acaricia su cabeza.

–¿Gustar? Me encanta. –Ella le abraza por el cuello con euforia–. Muchas gracias, Javi. –Le entregó la pulsera a Javier y este se la colocó en la fina muñeca de mi hermana–. ¡Mamiiiiii! –gritó ella y sale corriendo en dirección a la cocina. –Mira el regalo de Javi por mi cumple.

–No tenías que hacerlo –añado mirando por donde mi hermana se había ido.

–Le prometí un regalo y pensé en eso todas las vacaciones. Encontré una joyería en la ciudad e hice el encargo

–¿Viniste hasta aquí para el regalo de Ellie? Es un detalle muy lindo por tu parte. –Él sonrió y nuestros ojos chocaron–. ¿Listo para el nuevo curso?

–Si es como el anterior, pues claro –contesta con sorna y sonríe–. ¿Y tú?

–Un poco. Extraño estar entre las paredes del colegio.



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En el texto hay: romance, aventura, amor

Editado: 18.07.2022

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