Ya tengo tres de los seis ingredientes para completar al hechizo. Tres más y esto terminará completamente. Necesito romper la conexión que tenga Chris con Emma. Estoy segura que ella lo orquestó todo. Primero deshacerse de Celine al ser la menor de los Gray, Chris morirá en pocos meses y Cameron en menos de dos años. Si Emma logra casarse con el mayor de los Gray y los otros dos hermanos mueren, ella manejaría la fortuna a su antojo, y ni Alexa o Héctor podrán impedírselo.
Cedric tenía razón. Emma tiene el corazón tan negro que no sabe el daño que podría causar su “amor” por Chris. ¿En serio? ¿Matar a Celine? Solo es una niña. Esa chica está completamente loca. Necesita ser encerrada en un psiquiátrico con camisa de fuerza.
Después de cambiarme la camisa ensangrentada, guardar el corazón y hacer las honras fúnebres al líder de la manada, nos sentamos en el mismo lugar.
—¿Qué ocurre?
—La imagen de Cedric no se me quita de la cabeza, profesor.
—Cuando yo lo hice también me impresioné. Al menos, tú lo has tenido mucho más fácil que yo.
—Eran tiempos distintos, Isaac.
—Ya puedo notarlo. No tienes que recordármelo todo el tiempo.
—¿Austin ha dado señales de vida? —Niega con la cabeza y sonríe antes de añadir:
—El pobre debe de estar comiéndose los libros de la biblioteca buscando el cuarto ingrediente. —Le empujo por el hombro juguetonamente.
—¿Qué te cuesta decirme? Eres un mal amigo, ¿sabías? —Me saca la punta de su lengua y sonrío.
—Allison, al fin te encuentro —interviene Chris al bajar frente a nosotros en una tabla de fuego.
—¿Todo bien?
—Necesito de tu ayuda. Es Emma. —Frunzo los labios en señal de disgusto—. Por favor, Allison. Se ha quejado del dolor desde que llegamos. —El profesor interviene antes de dar mi respuesta.
—Pues se lo tiene bien merecido por mostrar tan poca piedad en el torneo. Es más, ¿por qué debería de hacerlo? Emma no se detuvo a pensar en ningún momento en el dolor de Allison cuando casi la hierve como un pollo en la arenera.
—Porque soy así, Isaac. No me gusta ver a nadie sufrir. Ni siquiera a las personas que han intentado matarme desde que llegué al colegio. —Chris fue a protestar, pero levanto la mano para detenerlo—. No intentes defenderla porque es en vano. Nos vemos después, Isaac. —Con la mirada le pido silencio sobre el tema de Ginger y este gruñe al comprenderme.
Al llegar a la habitación, escucho las quejas de dolor de Emma, tanto del producido por la pelea como del ataque de los Varázs. Por cierto, los cinco directores me dieron un buen sermón por la actuación de ellos. Regaño que le trasmití a los Varázs cuando llegué a Mary Weathers. La reprimenda por su arrebato fue un poco fuerte, pero en el fondo me alegré por la forma en que me defendieron.
—¿Qué hace ella aquí? —pregunta Emma con los dientes apretados. Tiene varias quemaduras en los brazos, así como mordidas y cortes en las piernas—. ¡Fuera de la habitación!
—Emma, solo estoy haciéndole un simple favor a Christopher.
—¡Mentirosa! No quiero deberle nada a la ex de mi prome…
—Si te preocupan mis sentimientos por él, no te preocupes. Mi corazón ya está sellado. No siento nada por Chris. Como bien dije, esto solo es un favor que le estoy haciendo como amiga. Nada más. ¿Quieres dejar de sentir dolor o no? Puedo irme por donde mismo vine —pregunto en tono irónico.
—No quiero nada que venga de ti —replica muy molesta, y seguido a eso, gime de dolor.
—Emma, detente —interviene Chris en tono cansado—. Allison, ayúdame.
Mi corazón da un ligero salto. Son las mismas palabras con las que me suplicó Cedric.
—¿Tienes una bañera? —Asiente con lentitud—. Llénala con agua y sumerge a Emma en ella. —Cuando su silueta se pierde en el cuarto de baño, me acerco a Norrington con carácter amenazante—. Se lo que le hiciste a Cedric y a su manada, y también que estuviste detrás del secuestro de Celine, maldita loca. Vas a pagar bien caro todo el daño que has hecho. Esto lo hago por Christopher, porque si fuera por mí, dejaría que sufrieras dolor hasta que se te curara de manera natural. Ten eso en cuenta.
Me alejo de ella de forma casual, pero sus ojos azules me atraviesan con dardos de rabia. Unos minutos después, Chris la carga en sus brazos y la sumerge con delicadeza en la tina.
—¿Necesitas algo más?
«Paciencia, porque si pido fuerzas, soy capaz de matarla», pienso mientras niego con la cabeza hacia él.
Cuando mis manos tocan el agua, cierro los ojos y dejo salir un poco de magia curativa. Las heridas se van curando poco a poco. La hinchazón en sus facciones se reduce hasta que el bonito rostro de Emma queda como nuevo, así como sus piernas y brazos. Saco las manos de la tina y las seco con una toalla que tengo cerca.
—¿Sientes dolor en el interior o alguna molestia? —pregunto hacia ella y niega con la cabeza—. Ya puedes sacarla de la bañera.
—Allison —Chris me agarra por el brazo cuando salgo del cuarto de baño. Cierro los ojos al sentir miles de mariposas revolotear en mi estómago. Respiro profundamente y le miro—, gracias. Te lo agradezco mucho.
Me zafo de su agarre con sutileza y asiento. No puedo formular palabras por culpa del nudo formado en mi garganta. Formo una tabla de fuego y salgo de allí como hoja seca que se lleva el viento de tormenta. Voy directamente al techo del invernadero por un poco de paz mental.
—Nadie te obligó a curarla, así que deja esa cara, ¿quieres?
—Lo que más me molesta es que no puedo negarme, Javi. —Se sienta a mi lado y recuesto mi cabeza en su hombro—. ¿Soy tonta por eso?
—No lo creo. Simplemente sabes perdonar y no dejas que las acciones de otros influyan en tus decisiones. Escuché una vez que, cuando perdonamos de corazón, nos damos la posibilidad de empezar un nuevo viaje. Si dependiera de mí, la hubiera dejado agonizando la noche entera.
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Editado: 09.02.2023