Sin salir del shock, es la primera no la segunda, o la tercera vez que siento este estado en el día o desde el comienzo de esta locura.
Me sigo mirando, las facciones típicas de mis orígenes. Intercambio miradas entre mi nuevo cuerpo y el antiguo, esto solo es extraño.
La persona dormida se mueve, sus o mis ojos se abren y expresa curiosidad por el ambiente, también puedo ver el miedo. Como lo que es un desconocido en un mundo nuevo, me mira con desconfianza, no se que hacer, me conozco y considero que puedo generarme confianza solo que entre lo raro, no puedo solo moverme y presentarme sin dejar de pensar que soy yo.
—¿Dónde estoy?— pregunta o pregunto sentándose en la frondosa hierba.
—En el bosque— me respondo tontamente.
—¿Dónde esta mi hermana?— cambia la pregunta, en este punto no se que contestarle, sacrificamos la vida por ella, tu posiblemente seas una mentira y yo soy tu. No, ello lo complicaría todo.
—Te encontré solo— aclaro comiéndome la verdad.
El me mira puedo decir que no me cree, en este punto me pregunto si soy tan fácil de leer.
—Soy Ishika Rina— solo después de pronunciar el nombre me recordé que con mi nueva imagen era poco factible tener un nombre japonés. Por contrario se ve contradictorio, aunque en muchos juegos otome los diseñadores otorgaban nombres japoneses explicando que nacieron de padre de origen japonés, solo que sus genes extranjeros ganaron en el rostro del personaje.
—Un gusto Rina-san, soy Harada Ishi, no se donde estoy pero volveré a casa— mis ojos brillaron, en ese momento pensé que no me recordaba tan decidido, solo fui promedio, un Siscon, un estudiante universitario y un trabajador a tiempo parcial.
El como puede se levanta del césped, me mira fijamente. Percibo mi propio miedo como la idea de salir de este lugar, de volver a casa.
—Te acompaño a buscar tu casa— dije sin pensar, no es como si me quedara un tiempo en lo que sea que es esta prueba afecte mi vida.
—No eres muy pequeña para estar solo en el bosque.
Si me conozco se que lo digo por que no quiero comprometerme en algo que no puedo hacer, quizás este pensando que vivo cerca y solo vine a jugar.
—Yo también me perdí— miento, solo que mi situación es lo mas parecido a la verdad.
—Te ayudare a encontrar a tus padres Rina- san.
Asiento y el suspira resignado, su entrecejo se frunce. Es extraño saber que me veo pero a la vez esta versión no es la mía.
—¿Dónde vives?— se donde viví, solo que como llego hasta aquí, o solo es una alucinación.
—Cerca de Akihabara. — en este punto entendí que el no confía en mi.
—¿Dónde es?— esta vez entendia el punto de aclararle que no estaba en su mundo y que como yo tenga que aprender de este mundo, puede que solo sea egoísta. Sin embargo es una copia falsa de mi que podría hacer lo que yo nunca pude, nunca resignarse a no hallar una puerta para volver a casa.
El me mira y luego mira este lugar, se acerca a los arboles y parece desanimado.
—¿Sabes como se llama este bosque?— niego moviendo la cabeza, lo correcto es contestar como el bosque de la alucinación de una espada loca.
—No se como se llama, pero si que en este mundo no hay ningun akihabala, yo solo conozco tres pases Klepton, Neron y Arcon— verlo preocuparse y golpear su mano contra el árbol me recordó a mi, solo que yo sabia que no viviría para recordar el futuro.
—Ahh justo cuando prometí ayudar a kiki con su vestuario y a Sousuke-san con las horas extra de trabajo.
Sousuke ¿Quién era?, aparte por que al nombrarla sonrió tontamente.
No, esperen, si la recuerdo. Un año antes de mi muerte mi hermana estaba participando en un concurso, yo la estaba ayudando con el vestuario, según recuerdo desde hace meses habían contratado a una compañera en la tienda para varios turnos, ella era muy callada, odiada por nuestros compañeros y solo al pasar de los meses pudimos hablar con naturalidad, ella me conto de su vida.
Su padre estaba en prisión y su madre le rehúye a los deudores despues de haber pedido mucho dinero que no puede pagar. Ella como hija única fue criada de manera estricta por su abuela, misma que al morir le heredo una casa grande con la cual solo poseía deudas de una casona y una vida pobre por lo que tiene que conseguir varios empleos de medio tiempo en busca de sustentar sus gastos. La casa se hubiese podido rentar de no ser por las normas que traía la herencia.
Claro que ella no me dijo esto, yo lo fui averiguando poco a poco en los días que nos reuníamos a beber, hasta el día que medio borracha me dijo que los deudores la habían encontrado y amenazaban con matarla de no entregar una jugosa cantidad de dinero o darles la casa como parte de pago.
Después de ese momento me prometí ayudarla, trabajaría mas horas o buscaría otro konbini para trabajar. Eso creía hasta que ella no volvió y el jefe solo dio señales de que jamás regresaría.
—RONIA— se escucha, ¿pero quien es Ronia? El me toca suavemente la frente —¿Qué piensas?
Es ahí cuando recuerdo que yo soy Ronia.
—¿Te gusta Sousuke-san?— pregunto sin parar la estupidez que dije, como es que si soy el no recordara si me gusta o no.
Su rostro se torna rojizo, con razon en muchas ocasiones me dijeron que no era bueno mintiendo. —Los niños no hablan de esos temas.— cambia la conversación—. Busquemos la salida.
Me mira solo por unos segundos antes de caminar por lo que parece un sendero natural. Lo sigo sin cambiar de opinión y sin conocer que es lo que debo hacer para salir.
Caminamos hasta que los dos estábamos fatigados, el cielo se oscurecía mostrándonos que la noche estaba a talones de nuestros pasos. Yo o el se mostraba preocupado y por mi parte reconocía el por que, de noche solo el fuego aleja a las bestias y con ello en mente si dejamos que la oscuridad nos alcance seremos el menú para los platillos de la sanguinaria batalla de esta noche.