Alejandra no podía dejar de pensar en la reunión con Adrián. La emoción y el nerviosismo se entremezclaban mientras repasaba cada detalle en su mente. Al llegar a su oficina, intentó concentrarse en el trabajo diario, pero la incertidumbre la distraía constantemente.
Las horas avanzaban lentamente hasta que, finalmente, recibió un nuevo correo de Adrián. El mensaje era breve pero significativo: "Después de revisar la información, me gustaría programar una segunda reunión para discutir posibles pasos a seguir. Por favor, proponga una fecha y hora que le convenga."
El alivio y la ansiedad se combinaron en un torbellino de emociones. Alejandra respondió de inmediato, sugiriendo una reunión para el día siguiente por la mañana. Mientras esperaba la confirmación, su teléfono vibró con una notificación. Era un mensaje de su socio, Marcos, que le pedía urgentemente que se encontraran para discutir un problema "grave" que había surgido.
Marcos llegó a la oficina de Alejandra con una expresión de preocupación en el rostro. "Alejandra, tenemos un problema. Parece que uno de nuestros principales proveedores está en problemas financieros. Están retrasando el envío de los productos y esto podría afectar nuestras ventas."
Alejandra sintió un nudo en el estómago. Este contratiempo era precisamente lo que no necesitaba. "¿Cuánto tiempo tenemos para resolverlo?" preguntó con voz tensa.
"Es difícil decirlo. Ellos no están siendo claros sobre cuándo podrán retomar el suministro," respondió Marcos. "He intentado contactar a otros proveedores, pero todos están saturados de pedidos. Esto podría afectar seriamente nuestra capacidad para cumplir con los compromisos que tenemos."
La preocupación de Marcos se reflejaba en el rostro de Alejandra. La situación era crítica, pero no podía permitir que su ansiedad la desbordara. "Vamos a encontrar una solución. Necesitamos pensar en alternativas y estar preparados para lo peor."
Esa noche, Alejandra no durmió bien. Se despertó varias veces, con la mente llena de preocupaciones sobre el futuro de la empresa. La mañana siguiente, se presentó puntual a la reunión con Adrián, tratando de ocultar la tensión que sentía. Adrián la recibió con una actitud relajada, pero sus ojos observaban cada detalle.
La conversación se centró en las proyecciones financieras y las estrategias de crecimiento. Adrián hizo preguntas precisas, y Alejandra respondió con confianza, a pesar de los problemas que enfrentaba. Al final de la reunión, Adrián le informó que estaba interesado en seguir adelante, pero necesitaba realizar una revisión exhaustiva de los documentos y una evaluación más detallada de la empresa.
"Vamos a seguir en contacto," dijo Adrián mientras se despedían. "Necesito estar seguro de que todo está en orden antes de tomar una decisión final."
Alejandra salió del edificio con una mezcla de esperanza y ansiedad. Mientras se dirigía de regreso a su oficina, el teléfono de su socio sonó con una alerta de noticias. Un artículo en línea informaba sobre problemas financieros en varias empresas proveedoras, y uno de los nombres mencionados era el de su proveedor principal.
El corazón de Alejandra latió con fuerza. El riesgo que enfrentaba era más grave de lo que había imaginado. Mientras regresaba a su oficina, la presión sobre sus hombros parecía aumentar. Sabía que debía actuar rápidamente para resolver la crisis y asegurar el futuro de la empresa. La situación se estaba volviendo más complicada de lo que había anticipado, y la tensión era palpable.
A medida que avanzaba el día, Alejandra sintió que el tiempo se le escurría entre los dedos. Cada decisión y cada movimiento se volvieron cruciales. La presión por encontrar soluciones y la incertidumbre sobre el futuro de la empresa se mezclaban, creando una sensación de suspense constante.