El jueves comenzó con una sensación de inminencia. Alejandra había recibido un mensaje de Carla temprano en la mañana, pidiéndole que se reunieran de inmediato. El tono urgente del mensaje no dejó lugar a dudas: algo grande estaba por suceder.
Se encontraron en un lugar aún más discreto que el café de su último encuentro. Carla la recibió con una expresión grave, y sin perder tiempo, le explicó lo que había descubierto. “Alejandra, lo que he encontrado confirma tus peores temores. Las personas detrás de todo esto son peligrosas, y no se detendrán ante nada para mantener su secreto.”
Carla le mostró pruebas que vinculaban a altos ejecutivos de varias empresas con una red de corrupción que se extendía más allá de lo que Alejandra había imaginado. “Estos documentos son solo la punta del iceberg. Hay más, mucho más. Pero esto también significa que estás en mayor peligro del que creíamos.”
Alejandra sintió que su corazón se aceleraba mientras escuchaba a Carla. Cada palabra confirmaba lo que ya había empezado a sospechar: estaba en medio de una tormenta que amenazaba con destruir todo a su paso. “¿Qué hacemos ahora?” preguntó, su voz cargada de preocupación.
Carla, sin embargo, ya tenía un plan. “Voy a publicar esto, Alejandra. Pero necesito hacerlo de una manera que no te exponga directamente. Vamos a proteger tu identidad y asegurarnos de que las pruebas hablen por sí solas. Será arriesgado, pero es la única forma de sacarlo a la luz sin ponerte en más peligro.”
Alejandra asintió, confiando en el juicio de Carla. Sabía que una vez que esta historia se hiciera pública, no habría vuelta atrás. Pero también entendía que era la única manera de hacer justicia. “Estoy lista,” dijo, aunque una parte de ella seguía temblando por dentro.
Esa misma noche, Carla comenzó a preparar el artículo, trabajando sin descanso para asegurarse de que cada detalle estuviera cubierto. Mientras tanto, Alejandra volvió a su hotel, consciente de que cada minuto que pasaba la acercaba más a un desenlace inevitable.
Horas después, cuando la noticia finalmente se publicó, todo explotó. Los medios de comunicación comenzaron a hablar de la red de corrupción, y las redes sociales se inundaron con comentarios y teorías sobre los implicados. El impacto fue inmediato, y las personas involucradas comenzaron a sentir la presión.
Pero con la verdad finalmente expuesta, también llegó el peligro. Alejandra recibió una llamada de Carla esa misma noche, su voz urgente al otro lado de la línea. “Alejandra, necesitamos que te escondas por un tiempo. No es seguro para ti aquí.”
Alejandra entendió el mensaje sin necesidad de más explicaciones. Preparó rápidamente una maleta con lo esencial y salió del hotel por la puerta trasera, intentando pasar desapercibida. Mientras caminaba por las calles oscuras, su mente estaba llena de preguntas sin respuesta, pero sabía que había hecho lo correcto.
La temporada terminó con Alejandra subiendo a un tren con destino incierto, consciente de que su vida nunca volvería a ser la misma. Había desafiado a fuerzas poderosas, y aunque había logrado exponer la verdad, el precio que tendría que pagar aún estaba por determinarse.