El calabozo se encuentra ubicado en medio del bosque, pero no tan lejos de la manada a la que nos han traído. Aquí no hay nieve, asique he sacado por deducción que nos encontramos a más baja altura, mi manada se encuentra casi en la cima, por eso mismo aún queda nieve, pero aquí es todo lo contrario.
—Llegamos — anuncia Roberto, nos han traído a unas casas bastante alejadas de las otras, es grande y se ve de buena apariencia por fuera, cuando caminábamos para acá hemos encontrado a muy pocas personas, lo cual me parece bastante extraño — aquí vivirás ardilla.
—Ese no es mi nombre — susurra la chica molesta, las pocas veces que se ha dirigido a ella la ha llamado de aquella manera, lo cual a Dana le molesta. Roberto no le presta atención y camina hasta la entrada con nosotros detrás, la casa está muy bien amueblada y decorada, pero solo nos quedamos en la entrada. El chico busca con desesperación algo en un cajón.
—Vivirás en compañía de Jorge — señala con la cabeza al joven de aterradora mirada.
— ¿Espera, que cosa? — preguntamos las dos, Dana se aleja rápidamente del joven y se acerca un poco más a mí.
—Lo que escucharon — al fin encuentra lo que buscaba en aquel cajón y se acerca a mí — ella se va con Jorge y tú te vienes conmigo.
—Eso jamás pasara — me suelto de agarre y me alejo.
— ¿Acaso quieren volver al calabozo? — Jorge se cruza de brazos delante de nosotras, las dos nos damos una mirada y agachamos la cabeza, mierda.
—Ellos se quedaran aquí — repite el joven — y nosotros al lado.
— ¿No nos quedaremos aquí, con ellos? — no quiero dejar a Dana sola con este chico, no me siento segura dejándolos a los dos solos, su mirada no me transmite confianza.
—Claro que no — se le ve totalmente enojado — vámonos.
Una vez más me toma del brazo y me arrastra lejos de la casa en donde Dana se ha quedado con lágrimas en los ojos. Al salir de la casa, logro ver a un par de personas, pero desaparecen a gran velocidad. Al entrar al lugar donde nos quedaremos los dos solos, Roberto cierra la puerta principal con llave.
—Te encantara vivir conmigo Erin — él se acerca rápidamente a mí — la pasaremos muy bien los dos juntos.
Pasa su asquerosa mano por mi rostro, acariciándolo levemente, baja hasta mi cuello en donde se encuentra la marca de Rhys, me preocupo al notar la mirada llena de odio con la que me observa.
—Cuando al fin logre hacer que la pequeña bruja te quite esa asquerosa marca, tu pasaras a ser solo mía — pasa sus labios por la marca — espero poder contenerme hasta ese día — el tono de voz con el que me habla es ronco, claramente esta excitado — no quiero cometer ninguna estupidez antes de que eso suceda.
Él se aleja de mí al fin, el alivio se nota en todo mi cuerpo. El chico sonríe, como si nada hubiera pasado antes. Sin duda alguna él es bipolar.
— ¿Qué es lo que le has hecho a mi lobo? — pregunto ya más calmada.
—Nada — se pasa una de sus manos por su cabello — aún sigue en el calabozo.
— ¿Y lo podrías traer?
—Si me lo pides de ese modo — sonríe complacido — lo traeré cuanto antes, no salgas de aquí — me acaricia la mejilla y se da la media vuelta para marcharse de la casa. Deseo que Atka este conmigo, no quiero que le pase absolutamente nada.
Pov’s Atka.
¿Cómo pude haber dejado que se la llevaran sin siquiera pelear por ella? Soy el guardián más inútil que ha existido en todo este mundo y para rematar la situación, me han dejado encadenado en este lugar. Las cadenas que me han puesto ahora son de magia, me hacen doler mucho, y el bozal nuevo tiene púas por dentó, eso me está lastimando mucho. Ya han pasado algunos minutos, nadie ha venido desde que ellos han salido de aquí.
—Nos volvemos a ver — Roberto entra y camina hasta donde me encuentro, le gruño un par de veces — sáquenlo de aquí — me señala con su dedo y las personas que lo acompañan obedecen — si eres un lobo inteligente, sabrás que lo mejor en estos momentos es que te comportes bien ¿entendido?
Los guardias se acercan a mí, cada uno se acerca a una cadena, la descuelgan del techo y las agarran con fuerza. Primero sale uno de ellos, haciendo que esta quede bien tirante para que recién comience a caminar yo. Uno de ellos va detrás y el otro adelante, si me adelanto un paso, me tirara el de atrás, si me atraso un paso, me tirara el otro. Antes de salir completamente de la celda, tomo el peluche, lo cual es un gran reto teniendo en cuenta que tengo un bozal que me lastima mucho el hocico.
La manada en la que nos encontramos en muy grande, los soldados de aquí son enormes en todo los sentidos, hombres de lucha sin duda alguna, con solo imaginar a estas personas trasformadas lo hago como si fueran osos, no lobos. No se la ubicación exacta de donde nos encontramos, pero si puedo concluir dos cosas; no es la manada de Rhys, se encuentra en un lugar más bajo que la manada de Erin. Cuando Roberto apareció, creí que el hermano de este también estaba involucrado en todo esto, pero ahora he comenzado a dudarlo.
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Editado: 08.12.2018