El regreso (navidad en casa)

El Regreso. Capitulo2: Reencuentros

  Lucille y Luisa regresaron a casa sin encontrarse con nadie más, aunque personalmente Lucille creía suficiente el vaivén de emociones del día. La casa estaba tal como la dejaron, Bruno trabajaba en el sillón y Marte ronroneaba en su regazo. 

 

- Oye, ¿Vas a ir a tu cuarto?- Preguntó Luisa.

 

  Lucille asintió, se sentía raro dudar por el simple acto de entrar a un cuarto que solía pertenecerle. Subió al tercer piso, el más alto de la casa y entró al primer dormitorio. Seguía tal y como lo había dejado, con las cortinas abiertas y un par de vestidos sobre la cama. Parecía un lugar fantasma, con los libros cubiertos de polvo y telarañas en cada esquina. En seguida notó lo que Debbie le había llevado, se trataba de una cajita metálica, resaltaba una nota en un papelito encima, de seguro pegada con cinta, Debbie solía ser muy cuidadosa, casi perfeccionista era imposible encontrar un error en sus apuntes e incluso solía ordenar su ropa por color y frecuencia de uso.

 

"Creo que esto te pertenece, incluso un ciego notaría que Eddy lo compró contigo en mente" Decía la nota.

 

  Con manos temblorosas levantó la caja, no pesaba, ni se escuchaba ningun ruido que indicara la naturaleza del contenido. Estaba a punto de abrirla cuando escuchó el timbre seguido por la voz estridente de su hermana Laura, acompañada por las agudas vocecillas de sus dos hijos. 

 

- No tienes que bajar...- Dijo Bruno desde la puerta, asustandola un poco, estaba tan concentrada en las voces en la planta baja que no escuchó sus seguros pasos.- A Luisa le gustaría, pero si no estás cómoda.

 

- La verdad ha sido un día muy... cargado de emociones. Laura era mi hermana favorita, es solo que, los últimos días sentí que me ocultaba algo, despues no intentó contactarme.

 

- La muerte de tus padres fue muy difícil para Laura, acababa de descubrir que estaba embarazada y el padre del bebé la dejó, dijo que no quería esa responsabilidad.- Contó Bruno, metiendo ambas manos en los bolsillos del pantalón.- ¿No lo sabías?

 

- Nunca me lo dijo.

 

- De cualquier forma, la decisión es tuya.

 

- No exagero cuando digo que actuaba raro.- Dijo Lucille, su mente perdida en el pasado.

 

  Bruno se fue, dejando a Lucille con una importante decisión por tomar. Por un lado le gustaría recuperar a su hermana, por el otro temía su rechazo, las pocas veces que intentó hablar con Laura había contestado su esposo, diciendo que no se encontraba en casa, aun cuando se escuchaban sus susurros de fondo. Lucille la dejó mentir, aunque cada llamada ignorada le dolía como una puñalada en la espalda. Solo a inicios del año comenzaron a hablar, conversacines incómodas, llenas de silencios que no solían existir entre ellas.

 

  Y antes de irse... antes de irse Laura la miraba como si le estorbara, aun era amable y cariñosa, pero actuaba cautelosa, no estuvo ahí el día de la graduación. ¿Acaso estaba celosa por que por una vez no era el centro de atención? ¿O era algo más?

 

  Sin nada mejor que hacer abrió la cajita metálica, adentro había un corsage, con el paso del tiempo las flores se habían secado y era imposible apreciar bien su color, pero reconicía algunas de ellas, eran verdes, igual que su vestido. "Eddy lo compró contigo en mente".  Recordaba el corsage rosa que compró Mathew, tambien recordaba lo descepcionada que se sintió al verlo, esa pequeña voz en su cabeza recordandole lo poco que Mathew le ponía atención. 

 

  Laura se escabulló por la casa, era la mayor experta en el fino arte de salir sin ser notada, sus hermanas no estaban y sus padres ya no podían decirle qué hacer, era mayor de edad. 

 

- ¿De nuevo vas a salir, Laura?- Preguntó su padre, sentado al lado de la puerta, su periodico olvidado en el suelo.- No creas que no lo he notado. Sé lo que haces.

 

- Puedo hacer lo que quieras.

 

- ¿Vale la pena? Estas lastimando a tu hermana con tus acciones.

 

-¿Qué acciones?- Replicó ella fingiendo inocencia. De las tres hermanas era la más rebelde aunque tanto Lucille como Luisa la creían perfecta. Era alta, guapa y estaba dispuesta a cualquier cosa por conseguir lo que consideraba merecer.- No he hecho nada malo.

 

- Lucille te adora, en esta familia no nos lastimamos así. Te criamos mejor que esto.

 

- ¿ Has pensado que quizás él me ama?

 

- He pensado que mi hija es una cualquiera, que se esconde de su familia y sale con el novio de su hermana.- El señor Small tardaba mucho en enojarse, era justo y evitaba juzgar a la ligera, había pocas cosas que en verdad le molestaran, siendo una de ellas la falta de lealtad. Era un hombre fiel, leal, nunca había engañado a su esposa y jamás olvidaba a quienes le ayudaban en tiempos de dificultad.




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