Tras el encuentro con su hermana mayor Lucille esperó ansiosa el regreso de Eddy antes de volver a su casa, quería estar sola para no enojarse con alguien que no lo merecía (estaba tan molesta que cualquier pequeño malentendido la haría explotar) . Él entendió, por supuesto que entendió, ambos conocían a Laura y sabían cómo era de frustrante lidiar con ella.
Sólo tuvo una corta conversación con su hermana y ya deseaba regresar a la ciudad sin mirar atrás, algo imposible hasta el regreso de Luisa. Necesitaba resistir un poco más, quizás Laura se tranquilizaría en cuanto quedara claro que ni en un millón de años regresaría con Mathew. Una vez en la casa, descubriendo que se sentía un poco más tranquila, abrió su computadora portatil y revisó su correo, solo había un par de mensajes de sus amigos de trabajo preguntando si todo estaba bien (la acababan de despedir, por supuesto que no estaba bien) y uno de Luisa que leía:
Asunto: Laura.
Hola hermana, espero que todo esté bien, Laura me marcó hace unos minutos muy preocupada por nuestra abuela, dice que nunca estás en la casa y que estás todo el tiempo con Eddy (lo cual me parece bien, nunca te pedí que te encerraras en la casa hasta mi regreso), no te diré todo palabra por palabra porque no quiero meterme en problemas entre ustedes, pero sí quiero pedirte que no le hagas caso, agradezco que estes ahí y estoy segura de que no dejarías a Christine sola sin la enfermera, ¿Verdad? Feliz Navidad.
- Luisa
Lucille tomó un segundo para tranquilizarse antes de contestar ( odiaba el drama ). Nunca se le dió bien el chisme o hablar mal de una persona a sus espaldas. Por lo general le gustaba ser honesta, en su opinión no se ganaba nada hablando verdades a medias.
Respuesta: Laura
Hola, todo está bien, en ningun momento he dejado a nuestra abuelita sola y me molesta mucho que Laura intente mentir al respecto, hubo un asunto con Mathew y ella cree que yo lo quiero de regreso (antes muerta). Disfruta tu viaje.
Te quiere, Lucille.
Una vez enviado el mensaje cerró la computadora y miró la sala vacía. Recordaba las tardes que pasó jugando ahí, las mañanas de domingo cuando se reunían a ver televisión y beber chocolate caliente, las noches de insomnio cuando ella bajaba a la sala a leer con sólo una lámpara de mesa encendida. Extrañaba aquellos tiempos tan sencillos, cuando un exámen de matemáticas se sentía como el fin del mundo y un helado era lo máximo.
En su tiempo en la ciudad nunca tuvo la oportunidad de detenerse, el ritmo citadino volvía imposible sentarse a simplemente no hacer nada, ahora tenía demasiado tiempo en sus manos y no sabía qué hacer con él. Estar con Eddy se había sentido tan natural, como si todos esos años no hubiera notado que algo le faltaba hasta haberlo recuperado, su estrella guía, la persona de quien nunca se atrevería a dudar, un ancla en la tempestad y una vela en la bonanza.
- ¿Por qué todo lo demás tiene que ser tan complicado?- Le preguntó al gato que ronroneaba desde el sillón. - Las cosas con Eddy están bien, el resto no tan bien... A veces desearía tener tus problemas, lo peor con lo que debes lidiar son bolas de pelo, no hermanas y ex novios.
- ¿El gato te contesta?- Preguntó Eddy desde la puerta trasera, una suave sonrisa dibujada en su rostro.
- Am, no, bueno... ¿Cómo entraste?
- Toqué el timbre, supongo que no lo escuchaste, Luisa sigue escondiendo una llave en el porche en el mismo lugar que tu madre .- Explicó él, un poco avergonzado por la intrusión en algo que claramente era un momento personal, miró alrededor nervioso, sus hermosos ojos la evitaban .- Temí que algo te hubiera pasado ,si no nunca habría entrado sin permiso, lo juro.
- Tranquilo, solo me diste un pequeño susto.
- Venía a invitarte a salir, supongo que estamos saliendo pero no hemos tenido ninguna cita... ¿Quieres salir conmigo?
- Por supuesto, ¿A dónde vamos?
- Pensaba que podríamos quedarnos aquí, yo cocino algo de cena y así no dejas sola a tu abuela. Dejé las compras en la cocina si te parece un buen plan.
- Muy bien pensado.- Ella sonrió, Eddy era mil veces mejor cocinero que ella, para comenzar no quemaba el agua y para continuar era muy bueno para inovar las recetas, era una de las muchas razones por las que su cafetería-restaurante se mantenía con una gran clientela a pesar de encontrarse en un pueblo pequeño .- ¿Quieres ayuda?
- Puedes hacer el café, han pasado mucho años pero aún recuerdo cómo cocinas.
- ¿Cómo sabes que no he mejorado?.- Lo retó ella arqueando una ceja y colocando sus manos justo encima de su cadera .- Quizás en la ciudad descubrí mi gran talento para la cocina y me volví chef.
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Editado: 17.04.2021