El Reinado De Los Secretos.

4. Primer día.

Narra Olaf:

La noche fue fantastica, estaba durmiendo, tapado con una sábana que apenas, si cubría mis partes cuando, Harald, llamó furioso preguntando donde estaba, con el teléfono pegado a mi oreja y con una de mis manos en mis ojos. Vi la hora y apenas eran las cinco y media de la mañana. Decidí voltear y a mis espaldas estaba la preciosa morena, con su cabello en el rostro, con algo de pesar, quité la sabana de mi cuerpo y busqué mi ropa, que estaba por todos los rincones de la habitación. 
Me coloqué mis prendas y tomé mi chaqueta, Harald estaría esperándome en la puerta del edificio, estaba a punto de salir cuando escuché una seductora voz.
-te vas sin decir adiós, Oli.- dice la morena adormilada, es el nuevo apodo que me gané.
-No te quería despertar. -digo acercandome a la cama. -me esperan afuera. -terminé de decir y deposité un beso en sus labios. 
-¿Me dejaras tu número?- pregunta estirando su brazo para alcanzar su teléfono. 
-Será mejor que no, preciosa. -digo y acaricio su rostro, me pongo de pie y me dirijo a la puerta. 
-Ya sabes donde encontrarme, amor. -dice ella guiñandome. Solo asentí y salí de la habitación. Al bajar a la planta baja, se encontraban varias personas haciendo el aseo del lugar. Solo observé y salí de allí. 
Vi aparcado un lujoso auto en la calle y me convencí de que es Harald. Abro la puerta y, con dificultad, entro al auto, recostandome en el asiendo y dando un leve gemido. 
-Sabes que si se entera esto, tu padre, explotará, ¿no?- dice y arranca el vehículo. 
-no tiene porqué enterarse. -digo cubriendo mi rostro con mis manos. 
-¿estás loco? Hoy empiezas y apestas a alcohol. 
-Hoy, ¿qué? -digo con impresión, nadie había mencionado que empezaría a trabajar hoy. 
-Me llamaron, avisandome que empezarás hoy. No podían contactarse contigo. -dice sin siquiera mirarme. 
-Bien. -dije y me acomodé en el asiento para descansar un poco. Había dormido con la morena pero estaba cansado, el entrenamiento de ayer fue duro, me pase de copas y esa morena solo quería más y más. 
Admito que el entrenamiento no me sirve demasiado porque tengo muchas habilidades que fui perfeccionando, practique Karate, boxeo y uso de armas blancas y de fuego. Es un entrenamiento básico de defensa personal.

Llegamos al apartamento y entré a la ducha, se sentía muy rico el agua caliente sobre mi cuerpo, me despertó un poco. Al salir, busqué uno de mis trajes negros y revisé mi teléfono, tenía mensajes de mi instructor diciendo que a las siete en punto debía estar en la compañía, ya que un guardaespaldas me buscaría. Busqué mi billetera y teléfono, siendo las seis y cuarto, bajé a la cocina a tomar un café antes de irme, moría de hambre y comenzaba a dolerme la cabeza.

Con las siete menos cuarto en puerta, tomé lo necesario y llamé un taxi, salí hacia la empresa donde estaría esperandome el instructor y el guardaespaldas. 
Al llegar estaban ambos masculinos, de mi mismo tamaño. El desconocido llevaba un traje finamente colocado. 
Ellos me miraron y yo solo me acerqué sin decir nada.
-John, te presento, Olaf Erikson. -dice, señalandome. -Olaf, él es John Dunne. -termina señalando al caballero. 
-Mucho gusto, Olaf. -dice este y me brinda su mano como saludo. 
-igualmente. -digo con la frialdad que me caracteriza.
-Si me permiten, tengo papeleo que realizar y ustedes deben tomar un viaje a Billings. -dice el instructor y se va. No se donde queda Billings pero debe estar lejos. 
-Es hora de irnos. -dice el tipo y tomamos un viaje hasta el aeropuerto, allí tomamos un avión que se dirigía a Billings.

El viaje de dos horas pareció eterno, el tipo no hablaba de nada, yo me reserve a preguntar para que familia trabajaría, donde, por qué y otras preguntas. Solo menciono que mi ropa sería entregada por encomienda, 3 horas después de nuestra llegada. Además, comentó que el señor de la familia, me explicaría todo lo que necesitaba saber. 
Llegamos al destino y comenzamos a bajar del avión, por alguna razón, me sentía nervioso. La costumbre de estar con personas que hagan todo por mi, me estaba enloqueciendo. 
Un chofer nos esperaba a la salida del aeropuerto y tomamos camino hacia la casa. Esta es una ciudad muy pequeña, apenas si tenía cien mil habitantes. La casa se encontraba en una zona boscosa de la ciudad, en una ruta repleta de arboles de todo tipo, se habría camino hacia una casa grande, los portones eran altos con muros del mismo tamaño hacia sus lados. 
Daba una vista muy verde y oculta de la casa. 
Los portones se abren y nos adentramos al interior. No era para a lo que estaba acostumbrado,  El Palacio de Oslo, era muy seco, no tienen ningún árbol y admito que me gusta respirar naturaleza. 
Baje del auto y acomodé mi blazzer. 
-Javier, un gusto, como siembre. -dice, el guardaespaldas. -acompañame. -me mira y nos dirigimos a la puerta, él la abre y yo me adentré. -en la biblioteca se encuentra el señor Collingwood. -dice y me señala la puerta en la que debo entrar. Toco y espero a ser atendido. "Está abierto" se escucha detrás de la misma y giro la perilla para abrirla. 
-Buenos días. -digo y cierro la puerta. 
-Buenos días, sientate por favor. -dice colocandose de pié y entirando su mano hacía mi. 
-Gracias. -dice y se sienta en la silla de oficina. 
-A ti, gracias por venir. En tres horas, saldrá mi vuelo, necesito dejarte claro algunas cosas. -dice tomando unas hojas de una carpeta negra que se encontraba en el escritorio. -Yo no soy quien necesita un guardaespaldas, es mi hija. Mi razón de ser. -dice y coloca las hojas frente a mi, una foto de su hija. Una jovencita que, si bien no lo se, debe rondar entre los 20 años. -hace una semana padeció algo horrible, mira las siguientes hojas, fue un intento de secuestro. -sigue y cambio a las hojas siguientes, eran fotos, de esta joven con un golpe en la frente, de un masculino con varios golpes y de las heridas del mismo. -ese hombre es George, su guardaespaldas, fue golpeado hasta casi la inconsciencia, tiene un par de costillas rotas y el brazo, también. Quiero que sepas a que te enfrentas, sino quieres, buscaré a otro pero necesito que la protejas de esto, ya que aún están libres. -termina de decir tomando las hojas que le pase. -necesito que lo pienses, no es una sit... -comentaba hasta que lo interrumpí. 
-Acepto. -digo con mucha seguridad. Aclaro mi garganta. -entiendo el riesgo y acepto el puesto. -termine de decir mirando fijamente al señor.
-Perfecto. He leído tus referencias y son buenas, quiero que comiences ya mismo. Mi hija se encuentra en la secundaria, necesito que seas su chofer, guardaespaldas, su sombra, básicamente. -dice y estira su mano hacia mi. 
-entiendo. -digo y le correspondí el saludo. 
-ella sale en media hora, puede salir ya mismo, si deseas, me dijeron que eres nuevo en la ciudad. Así que sal con antelación. -suelta mi mano y se pone de pie. -tengo que salir hacía el aeropuerto. Que tengas un buen día y gracias. -dice y me invita a salir de la habitación.



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En el texto hay: reyes, amor, amor dolor dulsura

Editado: 09.12.2019

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