A la luz de las lunas acampamos, el enano se nos había sumado, nos dijo que se llamaba Tador Menta, que era un enano explorador e ingeniero.Le pregunto – ¿usted es del reino de los enanos Menta? A lo que me dice – si, digamos soy el rey de ese reino, ¿tu como lo sabes? - En mis lecturas del reino de Dolian, sabía que había un reino de un enano de un Tador Menta, y que ese enano, actuaba de una forma muy temeraria, un poco loca.
Le digo – recuerda que soy un mago, se muchas cosas, que no te puedes ni imaginar – De alguna forma se me ocurrió seguir éste rol de mago, ya que era la forma más sencilla de comunicarme con ellos.
Nos quedamos hablando un rato largo de cosas que yo sabía en el campamento, y todos con su mirada de asombro y aprobadora de que era un mago. Realmente yo les contaba cosas triviales como de que había aparatos tecnológicos que reproducían imágenes “televisores y computadoras” y aparatos que te permitían comunicarte con otros en cualquier otro lugar “celulares” a lo cual les mostré mi tablet y todos sorprendidos de las cosas que hacía, reproducir música, videos y otras app que tenía instaladas. Y cancheriando, haciéndome el gran mago, se le acabo la batería, para nunca más prender esa noche. A lo que les digo – se acabó la demostración, a dormir – asumo el mando y digo – nuestro nuevo amigo enano quedará de guardia junto a Jack -
Pasamos la noche, al despertarme, estaban todos despiertos.
El enano nos dice que había unas ruinas misteriosas cerca, que un hombre extraño estaba atrapado en ellas en su interior, y ese hombre se le había aparecido en sueños y que le había dicho que espere un mago de mi descripción, que iba a salir de la gruta por donde habíamos entrado a éste mundo de Edendor. Le había dicho que tenía que llevarlo ante él para que lo libere de su maldición, que la espada estaba terminada.
¡Increíble!, la misteriosa introducción del Reino de Dolian. Se ve que la espada es para mí, que yo iba a ser el que resuelva el misterio de éste mundo, el que le iba a dar un sentido al mundo creado por Arthur y el Dragón de la constelación.
Vamos a las ruinas misteriosas, y para mi sorpresa, en el fondo de ellas estaba Arthur con su máscara de hierro y una espada en sus manos, me dice...
Miro lo que sin duda es una pileta onda de natación, pero estaba vacía, osea sin agua. Ya el terrible materialismo de una vida regida por la física, venía a mi mente. Esta pileta no tiene agua, igual iré hacia el otro extremo, confiando en que la visión de la Fe, que es ver lo que no está con la convicción como si estuviera, y salto a la pileta. Antes de saltar a la pileta, dudo, y luego salto. Caigo al fondo en una caída de dos metros al cemento, evidentemente sin agua... veo a mis costados figuras de pesadilla hechas de cemento, estatuas de demonios y seres de terrible maldad... el miedo me invade, eran realmente los miedos más profundos de mi mente... junto valor y veo que al tocarlos se transforman en barro, entonces empiezo a moldear esas figuras de horror en seres, lindos, amistosos, ángeles, y todo lo que iba sintiendo mi corazón, hacía seres que emitían su propia luz... pero algunos eran realmente más fuertes que yo, eran miedos más profundos, y estos iban quedando sin terminar ya que volvían a ser rígidos en su forma malvada... ya había moldeado la mitad de las estatuas de la pileta, siento un perfume hermoso, que realmente provenía de Dios, y mi corazón satisfecho y ya sin miedo decide llegar hasta el otro extremo de la pileta... en la cual había una puerta... la abro y todos los seres de luz empezaron a ingresar, esa era realmente mi vida, y los seres del miedo venían detrás de los seres de luz... antes de entrar combatían... los seres de luz me defendían de los de las sombras. En esta lucha del bien y del mal, de la fe y la desesperanza, de la luz y las sombras, del amor y del odio... aparece Arthur junto a mí con la espada, y me dice.
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Editado: 15.07.2020