El Reino De Las Hadas

2

Tuve que reprimir una risa al ver que estaba rodeado de varios tipos de mi edad, en medio de esos tipos estaba mi querida y archienemiga Darla, la chica que tenía la imaginación muy grande, ¿Podían creerse que se podía imaginar que me gustaban las mujeres? Oh por favor, lo único que me podría gustar era el helado de vainilla de tan solo pensarlo se me hacía agua a la boca. La sonrisa sardónica de Darla era indicio que pensaba que me iba a arrepentir por golpearle y lanzarle agua, pues se equivocaba, ¡Nunca me arrepentiría de defenderme!, eso nunca, todo el que busca me encuentra, no me dejaría amedrantar por nadie, ni por ella ni por los tipos que me estaban mirando con sus asquerosos rostros.

─El marimacho.─ dijo Darla, mirándome despectivamente.─ de nuevo estás con pantalón.

─Y tú de nuevo me estás mirando mucho.─ contesté con una sonrisa de medio lado. Crucé mis brazos a mi pecho.─ no tengo atractivo físico, pero tú no tienes cerebro.─ señalé mi cien. Ella se estaba poniendo roja. Genial, era cuestión de tiempo para que reviente por completo.─ si querida Darla, estoy pensando que tú eres la que le gustan las mujeres.

─Que agonice lentamente, quiero ver todo su cuerpo estropeado.─ indicó Darla entre dientes. Los cinco tipos se vinieron encima de mí, uno me cogió por detrás, mientras que el otro alzaba la mano para golpearme en el rostro. Sonreí al creer que era fácil golpearme. Me agaché y el golpe fue directo a su compañero que estaba atrás de mí. Patee sus piernas, cayendo de trasero fuertemente contra el suelo, un golpe en mi espalda me hizo gemir, giré y le patee el estómago para luego darle en su entrepierna, escuché una maldición y luego otro se me vino encima, me cogió de la garganta, apretándola hasta que no podía respirar y mi respiración era dificultosa, un golpe en mi estómago me hizo doblegar.

─ ¿Qué se siente estar de esta manera? Vamos, ¿Por qué no llamas a tus amigos? Eres solo un marimacho sin amigos, ¿verdad?, mírate.─ me señaló mi cuerpo.─ no te puedes vestir como una chica, solo falta que te cortes el cabello, así podrías pasarte fácilmente por un chico, hasta podrías tener novias, aunque no llegues a la cama con ellas.

La iba a golpear, me iba a vengar de lo que me estaba haciendo, eso era un hecho, al menos descuido de estos tipos, iba a zafarme y golpearla fuertemente hasta que esté en el suelo pidiéndome que no siga, me iba a burlar de ella como lo estaba haciendo conmigo.

¡Maldita perra!

Saqué fuerza donde no la tenía y golpee con un codazo al tipo detrás de mí, escuché como gimió pero no me importó, una patada fue dirigida al tipo que estaba en frente de mí, el tipo cayó al suelo, cuando no había obstáculo en frente de la perra y yo, fui hacia ella, abrió los ojos como platos cuando vio que estaba lanzándome encima de ella, caí al suelo con ella debajo de mí, y arremetí, le di algunas cachetadas y la arañé toda su hermosa cara, lloró y chilló, pero no me detuve hasta cuando vi como sus mejillas estaban empapadas de lágrimas, el maquillaje se le había recorrido por todo su rostro, parecía el monstruo del pantano.

─Eres hermosa cuando estás así, puedes enamorar a cualquiera que te viera en estos momentos.─ dije con mi sonrisa de medio lado pintando mi cara. Ella estaba sollozando como una magdalena.

─Me la pagarás por esto, marimacho.

─Pues te esperaré con ganas, estaré lista para defenderme a la perfección.─ contesté, retirándome de ella. Di una mirada a los tipos. Escupí sangre, mi mejilla interna estaba partida por la pelea que había tenido con los grandulones, lo más chistoso de todo esto, es que los mismos atacadores estaban en el suelo que su víctima. Solté una risa y la miré con una sonrisa en mis labios.─ la próxima que quieres darme una lección, te recomiendo que llames a la ambulancia con anticipación, así te ahorrarás llevártelos.

─ ¡¡Maldita seas, Melody Lewis!!─ exclamó furiosa. Me encogí los hombros y me alejé de ahí con una sonrisa en mi rostro; después de todo, me había divertido mucho.

Me senté en la cama y solté un suspiro, todavía me dolía el cuerpo, los desgraciados me había golpeado en la espalda, en el estómago y en el rostro, partiéndome la mejilla interna, hasta había botado sangre, ¿Acaso no me bastaba con tener a un ser ficticio en mi cama para tener que soportar los golpes de tipos rabiosos? Mi vida estaba cambiando, aunque no tanto, ya que los golpes siempre eran siempre, pero los seres anormales era nuevo.

─Chico guapo, ni sabes lo que me pasó hoy.─ solté de nuevo otro suspiro profundo.─ la perra de Darla contrató varios tipos para darme una lección, pero ella no se esperaba de que los golpee a todos ellos, todos terminaron en el suelo aunque si resulté algo magullada, me duele un poco el cuerpo, pero valió la vena, ¿Verdad?─ miré como sus ojos estaban cerrados como si tuviera un duermevela placentero. Lo envidiaba por eso.─ chico hada, mejor dicho: Damen Black. Tienes un nombre muy peculiar, ¿Eres acaso una especie de héroe o ladrón de joyas? Porque déjame decirte que tu nombre es muy llamativo para cualquiera, bueno al menos en este mundo, no sé en tu mundo, ¿Las hadas tienen nombre parecidos al tuyo?



#86 en Fantasía
#12 en Magia

En el texto hay: romance, magia, hadas

Editado: 07.11.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.