El enorme rayo caía sobre la mansión de la señora Eva quien se encontraba aterrada al saber, que todo por lo que lucho iba a desaparecer. Los niños fuera de la casa se arrojaron al suelo, otros se cubrieron la cabeza con los brazos, y todavía se encontraban más niños dentro de la mansión.
John salto con su espada en mano –Huracán nivel 4 –dijo y fuertes vientos salieron desprendidos bloqueando el ataque eléctrico, varios rayos se dispersaron por todo el lugar rodeando la mansión, sin embargo, el ataque era neutralizado.
Una sombra salió desde los arbustos listo para atacar a John, quien se encontraba totalmente abierto a cualquier ataque –Se acabó –pronuncio aquel sujeto. John estaba sorprendido, no esperaba ser atacado de esa forma. El sonido de las espadas se escuchó, la Princesa salto intersectando el ataque cruzaron espadas unos segundos en el aire. Hasta que ella lo mando alejo de una patada que, aquel sujeto bloqueo.
Al aterrizar May también se lanzó al ataque chocando espadas y de la misma forma que la Princesa alejo aquel sujeto de una patada para después arrojarle una espada de fuego, impactando contra la barrera de rayo formada por aquel individuo. Sin embargo, las llamas se extendían y May las estaba controlando para golpear al sujeto quien, con una barrera más fuerte deshizo las llamas.
–Nada mal –hablaba el sujeto mientras se alzaba era el mismo tipo de blanco con la máscara. Con la espada empuñada, con la postura firme imponía poder y una oscura sombra de maldad.
La señora Eva pidió a Lina llevar a los niños dentro de la mansión al refugio, todos los niños corrían rápido dentro de la casa, después de un rato salió con dos espadas en la mano entregándole una a la señora Eva, empuñándola rápidamente apunto al sujeto de la máscara.
El tipo los quedo mirando a todos –no he venido a luchar, siento el ataque anterior. Simplemente… quería ver si podía acabar con el General John, aunque la Princesa salto a bloquear mi ataque, estoy seguro que él lo podría esquivar fácilmente –su voz era calmada, pero no cambia el hecho de atacar un lugar donde se alojan niños inocentes con el fin de ganar méritos.
–No es tu único objetivo ¿Verdad? –hablo John.
–Así es… el Príncipe Zen ofrece una enorme cantidad de oro por tu cabeza, incluso por la de su hermana. La Princesa Cinthia. Pero estoy aquí por otro asunto.
–No me interesa tus asuntos –Ren apareció tras el sujeto moviendo su espada para atacarlo, y este sujeto lo bloqueo sin tener la necesidad de voltearse. Intercambiaron espadas unos segundos y Ren volvió con el resto de sus compañeros.
–No cabe duda. Te has vuelto muy fuerte Ren… y sería una pena que todo ese potencial desapareciera –soltó el sujeto con si fuera lo más normal del mundo.
–Tu objetivo real es Ren –hablo la señora Eva sosteniendo la espada.
–Si. Ren únete al Príncipe y domina sobre todos los demás –lo dijo extendiendo la mano –es la mejor sensación que jamás podrás experimentar.
–Debes estar loco, jamás me uniría a esa basura prefiero morir antes que hacerlo –sus palabras firmes y el profundo odio que sentía Ren hacia Príncipe Zen.
–Ren… tu mejor que nadie deberías saberlo, en este mundo solo viven los fuertes, aquellos dignos de ejercer el poder contra esos miserables que solo esperan ser protegidos –lo decía como una afirmación exacta una regla general de todo el mundo.
–¿Tu no decides sobre quien merece vivir? –May empuñaba su espada con el fuego fluyendo sobre ella de forma inestable se encontraba molesta, por las palabras de aquel sujeto.
–Entonces te lo explicare. Hace un momento el General John dio una apertura, una apertura para asesinarlo –lo dijo sombríamente –y todo fue por intentar proteger aquellos niños. Niños que solo esperan ser protegidos, es lo mismo con las personas de este y los demás reinos se sientan a esperar que alguien fuerte los proteja del peligro. Ese tipo de personas no merece vivir, su único destino es desaparecer.
–Si tú crees que los niños de aquí esperan que los protejan… te equivocas –la señora Eva hablo fuerte y segura –estos niños ya se han fijado una meta, un sueño y es el de reconstruir su reino. Mientras se aferren a ese ideal se volverán fuertes lucharan codo a codo con el fin de alcanzar ese sueño.
–Ideales, sueños. Las personas solo son capaces de visualizarlos, pero no cumplirlos. Tener un sueño, un ideal es igual darse por vencidos –sus palabras eran arrogantes no tenían un sentido de decencia en ellas.
–Los sueños se cumplen, nadie nos puede impedir soñar con ideales justos. Dices que las personas fuertes merecen ejercer el poder –hablo John dirigiendo su espada hacia aquel sujeto –entonces hoy te demostrare, que tú no tienes poder para ejercer sobre los demás.
–General. Dije que no he venido a pelear eso lo dejaremos para después, en este momento solo me interesa la respuesta de Ren. –volvió a extender su brazo hacia Ren. –Ren acepta unirte a nosotros y serás temido y respetados por todos.
Ren comenzó a reír fuertemente –no cabe duda que todos ustedes son unos imbéciles –el respeto y temor del que hablas, es una simple mentira, es más falsa que tus absurdas y prepotentes palabras. El verdadero respeto es el que te dan cuando hay felicidad en sus rostros.