El Reino del Fuego

Séptimo Recuerdo: Retroceso

Ya dos amigas mías han sido asesinadas por el piromante azul, lo cual me enfurece y entristece al mismo tiempo. Sigue adelante el desgraciado, sin que pueda alcanzarlo.

Tan pronto me coloco el brazalete de Marcia, una puerta se abre, misma que me lleva a unas escaleras dentro de la torre en forma de espiral que dirigen hacia arriba. Al subir, la letra delta aparece y se escucha un extraño sonido que proviene de la cima, uno que me asustó, mas no me detuvo.

Las escaleras están iluminadas por braceras pegadas a la pared, portadoras de fuego sagrado, de los siete colores existentes: purpura, azul, celeste, verde, amarillo, naranja y rojo. Cada flama representa algo único, pero no recuerdo otra que no sea la mía o la de mi enemigo; no obstante, al observar el fuego amarillo un miedo espantoso crece dentro de mi corazón. Obviamente traté de obtener el morado, mas fue inútil. Es como si la vasija lo impidiera.

Pasé las letras delta, gamma, beta e incluso alfa, hasta llegar al final, salgo al exterior de la torre y hay un balcón con escaleras hechas de luz arcoíris por fuera para subir a la cima. Éstas de alguna manera inexplicable son sólidas.

En el final los bloques tienen dos símbolos y uno de ellos es idéntico al círculo mágico que usó Priitsu, el otro me es desconocido. Aquel posee una especie de arco y muchas figuras que le adornan.

La superficie aquí es plana, se trata de una gran plataforma. De un lado se encuentra la estatua de una hermosa bestia cuadrúpeda de larga melena, mirando el oriente. Del otro está la estatua de un dragón. Éste tiene grandes alas emplumadas y largos bigotes. Sus ojos se ven alegres, más de lo que consideraría normal y miran hacia el occidente. Ambas esculturas están hechas de plata y se hallan sobre las patas traseras, como si se levantaran para intimidar a alguien quien les hace frente.

En medio de todo hay dos columnas en un pequeño círculo, distanciadas una de la otra, con los símbolos antes mencionados dibujados sobre ellas, ambas terminan en punta. Una terrible melancolía me invade al ver esta escena, estas estatuas y este lugar. Algo me dice que yo tengo una relación con los elementos que se encuentran aquí.

Cuando toco ambas estatuas no pasa nada en especial, sólo siento como si me faltara algo, como si no fuera digna.

Me acerco al círculo del medio y éste se ilumina en forma de columna que apunta a la luna, misma que se ve increíblemente grande. Me postro en el centro del posible altar entre la luz, miro en dirección al gran satélite natural y alcanzo a notar otra cosa: puedo ver una estación espacial, una colonia metálica que flota cerca de donde estoy. Esa es sin duda un arca de mi antigua organización que navega en la órbita del planeta. Tal vez ahí encuentre una manera de regresar a la tierra, o mejor aún, veré a un viejo amigo.

La columna de luz llega hasta allá. Siento como si ésta me impulsara, por lo tanto, doy un salto con toda la fuerza que mis músculos pueden darme para tratar de llegar a abordar la estación de un brinco.

El impulso es descomunal, salgo disparada de la torre e inmediatamente, cuando me acerco a la estación, siento cómo su sistema de gravedad me atrae, me doy cuenta que ya estoy cayendo de cabeza hacia la nave; así que me incorporo para arribar de pie.

Veo cómo una lluvia de luces está cayendo cerca. Estás parecen provenir de un lugar invisible en el cosmos. Al tocarlas no me causan algún daño y desaparecen detrás de un destello.

Creo que no hay nada vigilando los alrededores, por lo que me puse a investigar la zona mientras recuerdo cómo hace tiempo nuestra organización creó un sistema de oxígeno en campos de fuerza magnéticos, en otras palabras: aunque esté fuera de la nave y «en contacto con el espacio exterior», está tiene en un radio gran cantidad de oxígeno encapsulado. Es por eso que mi cabeza no ha estallado. El campo debió tocar la torre, eso explica mucho. Dentro de las colonias hay ecosistemas en funcionamiento con luz del sol filtrada, algo que recuerdo muy bien que discutí con Marcia y el ingeniero.

Me encuentro un interruptor con la letra «A». Decido activarlo y no pasó nada malo alrededor. Me gustaría saber de qué sirvió hacer eso. El creador de este lugar no hace nada sin darle un motivo. «Será mejor que busque como entrar», concluyo. Entro a la base por medio de una escotilla.

La nave es enorme, los espacios son muy amplios y todo es gris metálico. A lo largo y ancho se encuentran algunas ventanas circulares al exterior que dejan ver las estructuras del arca.

El lugar se ve abandonado, no hay nada más que tres balcones en una pared. Sobre cada uno de estos hay un creador de portales artificiales que vagamente recuerdo. Sólo uno de ellos se encuentra encendido y tiene una letra «A» debajo. Ese botón que presioné debió activarlo. Más delante hay una puerta cerrada con tres pequeños paneles; todos tienen una ranura, al igual que una letra. Éstas son: A, B y C. Igual que los portales.

Es obvio, debo entrar a cada uno de esos lugares para conseguir las llaves y así poder abrir la puerta. Eso significa que los portales artificiales de verdad funcionan. El ingeniero lo consiguió.

Antes de tomar el primer portal me encuentro con una placa en la pared que dice:
«Esta unidad es la estación espacial “MHN-001”, fue comenzada a ser construida desde el año 2009 d. de C. por el gran ingeniero Herald. A su cargo, todas las unidades están aquí programadas.
Cualquier persona que deseé hablar con el capitán de esta arca espacial deberá encontrar las llaves que se encuentran en cada subestación. ¡Suerte!



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En el texto hay: fantasia, aventura, magia

Editado: 03.07.2021

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