Habían pasado días desde lo sucedido con Will y me hacía sentir un poco dolida todavía. Las palabras de Will me habían afectado demasiado, como para hacer que mi estado de ánimo bajara lo suficiente.
No volvia ver a will desde lo sucedido, tenia verguenza de hacerlo, lo había estado ignorando todo este tiempo. Este dia margaret me visito y me obligo a que saliera de mi casa, para tomar aire. No me tomo de otra que hacerlo, me estaba obligando.
Paseaba por el Pueblo con mi mente llena de pensamientos, will y ese viejo que apenas podía recordar. Era como si mi mente se olvidará de aquel anciano. La gente empujaba por las calles de Arcelia, es molesto.
—¡Quítate! —me empujo una joven de cabello Marrón y ojos claros me miró con insuficiencia. Esa voz molesta, no era nada mes y nada menos que ella. Casi caigo al piso si no fuera por Will que estaba cerca mío sin darme cuenta.
—¡Qué te pasa jisha! —dijo will a un sosteniéndome con fuerza. Parecía enojado. Me sentí avergonzada por esta situación. Jisha era la prometida de will, y no me llevaba muy bien con ella. Era un odio que empezó solo porque ella no me quería cerca de will.
Me levanté con ayuda de Will acomodando un poco mi ropa. —Gracias —dije con timidez. Will no se molestó en respondedme o en voltearme a ver. Me sentí más apenada, por la situación.
—¡Por qué le defiendes! —exclamó jisha, poniendo los ojos en blanco.
Retrocedí un poco, no quería meterme en su relación y asuntos personales. Me agradaba will, pero no lo suficiente como para pelear jisha, solo por el.
Escuché como discutían y como jisha se comportaba de una manera infantil. Era sorprendente como ver una chica de tan solo dieciséis años se comportaba como una de ocho años. —!Deja de comportarte tan infantilmente! —Grito aquel de piel pálida y pelo rubio.
Nunca lo había visto de esa manera. Siempre me trata de una manera positiva y alegre, o al menos conmigo era así.
¿No se suponía que a will le gustaba jisha?
Me distraje por un momento, notando que todos nos estaban mirando con molestia por el ruido que hacíamos.
El Arcelia somos conocidos por no hacer ruido, por tener nuestras calles en orden y mantener en silencio y el espacio personal de cada persona. Las personas no discutían en medio de otras, arreglaban sus problemas de una manera donde no molestaran nadie. Aún la familia de will, los Marfith. No eran muy callados. Eran extranjeros y se establecieron al poco de los años que se construyó Arcelia. Al igual que la familia de jisha, eran extranjeros. Esa era la razón por la que las dos familias extranjeras querían unirse. Solo por ser del mismo lugar.
Mire a mi alrededor hasta que mi mirada se posó en uno de los callejones cercanos. Alguien estaba ahí. Había visto que algo movía por ese lugar hace unos segundos, no le tome importancia. Hasta que mire más el movimiento constante de lo que estuviera ahí.
Ignore la discusión entre will y jisha, y me dirijo, casi chocando con una pareja de ancianos. —Perdón —tartamudee.
Entré en el callejón escuchando todavía esas voces discutiendo. —¿Hola, Hay alguien aquí? —Escuche algunas voces provenientes de aquel callejón. Como si fueran dos personas hablando, pero a murmullos. Una de las voces no parecía tranquila. Estaba agitada, enfadada. Era como percibía su voz.
—¡Te dije que me trajeras el reloj! —escuche aquella voz casi gritando.
—Lo siento mi señor. El viejo desapareció justo cuando dimos otra oleada —le respondió la otra voz.
Me oculté detrás de unas cajas, lo suficientes para que no me pudieran ver. Mire a dos sombras, una era alta y formidable, y la otra era pequeña y con una capucha. Era como si fuera la figura de un niño.
Mire como la sombra se movía. Todos teníamos sombras pero esa no era de alguien normal, estaba en la pared a diferencia de la otra. —¡Son unos idiotas!
Grito aquella voz ronca. Pude ver un poco a la persona, llevaba una capucha de color negro. Era como si no quisiera que la vieran.
—Mira, mortit. Si quieres ser libre ¡tráeme ese reloj! —Grito otra vez para luego desaparecer.
—Sí mi señor —murmuró con nervios y miedo aquella voz tan dulce y tierna,
Di unos pasos hacia atrás estando de cuclillas. Cai, haciendo ruido. Aquella figura que se movía por las paredes de aquel pasillo.
—¿¡Quién está ahí!? —dijo un poco nerviosa. Me tape mi boca con mi mano tratando de no hacer otra vez ruido. —Ya me estoy volviendo loco. Me gire mirando hacia su dirección. Ya no estaba, se había ido.
—¿¡Que haces!?
Solo escuché como una voz me susurro en mi oído, una voz de un niño pequeño. Me di la vuelta, con mi respiración agitada por el susto. Voltee a todas partes y no había nadie.
—Quien hablo —pregunté con mi respiración agitada, notándose por mi voz. Solo escuche la risa de un niño pequeño, era tierna, pero escalofriante.
—Aquí. —Solo voltee para un lado.
—No, para el otro lado —Gire mi cabeza rápidamente buscando a la persona que venía la voz.
—¡En la pared, tarada!
Retrocedí un poco. —¿Quien eres? —Esa figura solo se rió y respondió. —Soy mortit.
Ladee mi cabeza un poco, haciendo que esa sombra que estaba en la pared hiciera lo mismo. —¿Que eres? ¿Por qué eres una sombra?
Solo río. —Soy una sombra.
¿Espectro?
—¿Eres como un espíritu en pena? —pregunte estando un poco asustada por la situación, pero con dudas.