El renacer de las tinieblas - parte uno (elemental School 4)

Capítulo 3: Un profesor particular

El cuarteto caminaba a la par de un enorme grupo de estudiantes de todas las edades y que se encontraban ensimismados en conversaciones con sus respectivos conocidos, aunque a simple vista parecía como si de una sola manada o un extraño debate se tratara. Los pasillos tenían paredes de colores vivos y brillantes, y el suelo, como la fachada de la institución, era de un cuarzo tan impoluto que podías ver tu reflejo en él con tanta claridad como si de un espejo se tratase.

 

—Otro año que se viene… —comentó Wyatt con aires melancólicos.

 

—Y nuevas cosas por ver, aunque con que no haya un alado que nos quiera matar como el año anterior… —dijo Luna burlona.

 

—No recuerdo si les pedí perdón por la forma descontrolada, pero por si acaso, perdón y no fué mi intención.

 

—Todos sabemos que no fué tu culpa, no te preocupes —le aseguró Cha mientras viraban a la derecha.

 

Una vez el camino no podía seguir y los alumnos se detenían frente a una puerta enorme de color marrón claro, los maestros, al frente durante todo el camino guiando a los estudiantes, abrieron el umbral. Se pudo divisar un espacio gigantesco, las mismas paredes de cuarzo inmaculado, sillas negras ordenadas en filas de doce por diez, el suelo también de color oscuro y un escenario de aspecto algo sombrío que abarcaba un buen espacio del sitio. Sobre la tarima se encontraba pintado un emblema que mezclaba fuego, agua, electricidad, planta, tierra, metal, roca, viento, sombra y ácido, siendo este el logo de la escuela.

 

Los alumnos fueron ingresando por orden de curso, por lo que cuarto año fué el primero en sentarse seguido por tercero. Sebástian, Cha, Luna y Wyatt se sentaron hasta la parte trasera del bloque correspondiente de sus asientos, quedando frente a unos estudiantes de último curso. Cuando se habían sentado todos y se empezaba a hacer murmullos entre los alumnos, apareció Lenard desde el lado derecho del escenario, caminando hasta la mitad del lugar para tomar un micrófono y dar su discurso de bienvenida.

 

—¡Buen día, jóvenes estudiantes hoy presentes! Cómo siempre, me es un placer el tenerlos hoy en esta institución. Mi nombre es Lenard Mentoss y soy el director de la Ee.

 

Para aquellos que llevasen ya un año o más en la Ee la emoción de saber de los elementales y su mundo había pasado, pero siempre les agradaba ver a los de primer curso maravillados con todo lo relacionado, recordando a su vez cómo habían sido notificados de sus habilidades hacia ya tiempo.

 

—Los elementos, en pocas palabras, son habilidades especiales que te hacen controlar ciertos componentes de la naturaleza —continuó Lenard—, tales como el fuego, el agua, la electricidad y lo que se les ocurra. Hace trescientos años aproximadamente, nacieron, y hasta hoy en día, son muy pocas personas que los poseen, de hecho, para que ustedes estén aquí y las de poseer un elemento, tuvieron una suerte de aproximadamente una entre cincuenta y cinco millones. ese tiempo. Hubo una persona que tenía la intención de dominar todo el mundo con sus poderes, pensando que los elementos debían de ser usados para someter, y estaba yo, quien creía que los elementos debían ser usados para proteger —comentó tosiendo— tuvimos un combate a nivel mortal del cual salí victorioso. Esta escuela la formé para que otros elementales tengan mis mismos ideales desde una temprana edad y puedan aprender a usar sus habilidades correctamente, eso es la academia, mí academia y vuestra academia.

 

—Amigo, ¿soy yo o esa parte del discurso es la misma todos los años? ¡No le cambia absolutamente nada, ni siquiera una mísera palabra creo yo! —susurró Wyatt a Sebástian, quien estaba a su izquierda.

 

—No me he fijado en eso… —respondió Sebástian, y ambos oyeron a alguien hablar detrás de ellos.

 

—Yo lo noté también, es como si se lo hubiera escrito buscando algún tipo de "perfección" en lo que quiere decir o incluso no hablar de más —dijo con aires conspiranoicos.

 

—Aaren, a veces me das algo de miedo —se rió otra voz.

 

Wyatt y Sebástian voltearon a ver quiénes eran aquellos individuos. El que había hablado primero era un chico con cara regordeta, cabello oscuro y lacio algo recortado, ojos negros, nariz nubia, su labio superior era fino y se veía algo llenito. La inscripción en el pectoral derecho era «Se»

 

—Pero es que es cierto —se defendió el chico, que por lo visto se llamaba Aaren— ¡Incluso creo que tose siempre que dice que el objetivo de los elementales es defender! ¡Estudiadísimo ese libreto! ¿Me vas a decir que no lo has notado, Alexandre?

 

Wyatt y Sebástian giraron sus cabezas para ver al otro individuo. Era alguien que parecía ser alto, su cabello era liso y negro, y el fleco peinado a la derecha le tapaba en parte su ojo derecho, ojos cuyas iris eran de color azul, el tono de su piel era algo pálido y parecía verse delgado, aunque también ayudaba a creer eso las clavículas marcadas que se asomaban por su camiseta, la cual tenía la inscripción «éé» en el pectoral derecho.

 

—Lo único que noto es que te metes en conversaciones ajenas y eres muy conspiranoico —se rió Alexandre, y volteó a ver a Sebástian y a Wyatt—. Una disculpa por habernos entrometido en su plática.

 

—No te preocupes —le respondió Wyatt regresandole una sonrisa—, de hecho me sirvió para probar mi punto: ¡Sí dice el mismo discurso todos los años!

 

—¿Ves? ¡Él también lo notó! —dijo Aaren dándole una palmada en el hombro a Alexandre— no soy el único que nota cosas aquí por lo visto. Un gusto, me llamo Aaren Jakobsen —continuó buscando estrechar la mano de Wyatt.

 

—Wyatt Wattson —respondió haciendo lo mismo, estrechando entonces sus manos—, mi amigo de por aquí se llama Sebástian Mendez, ¿Cómo se llama tu amigo el modelo de Vogue?



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En el texto hay: elementos, juvenil, ficcion

Editado: 07.07.2023

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