El retorno del príncipe heredero

11.- El regreso al reino

Kyrie y Sloane observaron anonadados el bosque reseco que tenían enfrente antes de mirarse uno al otro con la misma pregunta: "¿tú pensaste en esto?"

— Diez años no pasan en balde, ¿cierto? — comentó Kyrie.

Sloane no dijo nada, su mente había retrocedido al momento en que había cruzado ese sitio corriendo por su vida. Un escalofrío recorrió su cuerpo al rememorar aquel instante cuando fue llevada allí. Este sitio fue conocido con el Bosque de la Muerte y era la frontera oeste de Ayrea, siendo famosa por ser el lugar donde el príncipe Asten ejecutaba a los traidores... o fingía hacerlo: lo que en realidad hacía era liberarlos, enviarlos al reino de Ririe y crear un ardid para asegurar que estaban muertos. Una vez que llegaban a su destino y bajo la supervisión del rey Devon lograron organizarse hasta convertirse en el ejército que aplastó a las fuerzas de Ayrea.

Kyrie suspiró con pesadez adentrándose en el bosque, recordando aquella vez en que tuvo que atacar a su esposa.

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— Padre, quisiera retirarme por un tiempo fuera de la capital.

El rey Adán observó a Asten con curiosidad. Este hijo suyo había resultado ser obediente, complaciente y discreto; realmente le agradaba e incluso estaba dispuesto a otorgarle el título de primer príncipe heredero aunque él no lo quisiera, pero antes de que pudiera incluso sugerirlo el joven lo había sorprendido con su petición.

— ¿A dónde piensas ir? — preguntó.
— Al pueblo de Daome, en el norte— respondió Asten—. Es un lindo sitio para tomar unas vacaciones.
— ¿Crees que es tiempo para eso?

"Creo que es el momento perfecto para huir de aquí lo más lejos posible", pensó Asten pero no lo dijo. Había notado la marcada preferencia que el rey comenzaba a tener por él, algo que obviamente también había sido notado por el príncipe Alék y no había sido de su agrado. En tal circunstancia su vida y la de su esposa estaban en peligro por lo que debía llevarse a Sloane lo más lejos posible de ahí. Sin embargo, bajó la cabeza y replicó solícitamente:

— Ya es soberano de Scorchea. ¿De qué tiene que preocuparse el padre?
— Hoy alguien intentó asesinarme— dijo el rey Adán—. Encárgate de eso y podrás irte.
— Como digas.

Asten se dirigió al Bosque de la Muerte. Las leyendas al respecto solían jactarse de la gran cantidad de cuerpos atados a los árboles, dejados a la intemperie para pudrirse lentamente con el objetivo de negarles el descanso eterno, pero en realidad el bosque estaba desierto. No había un solo cuerpo en ningún árbol a excepción de una persona viva encadenada recientemente.

— Sloane.

La princesa de Leire levantó la cabeza mirando con furia al príncipe de Ayrea.

— Lo sabías, ¿no? — dijo—. ¡Me habías llevado a una trampa!

El día anterior, Asten le había indicado a Sloane que tenía una oportunidad para deshacerse del rey Adán, por lo que la princesa la tomó e intentó atacar al rey siendo apresada.

— Sí, lo hice— dijo Asten con voz plana—. Era el único modo de sacarte de aquí.
— ¿Siendo un cadáver? ¿Acaso no tienes palabra?
— Es todo lo que me queda.

Con un aspaviento, Asten hizo aparecer una daga de cobre y una cajita acercándose a Sloane con el arma en alto y enterró la punta de la daga en el esternón perforando suavemente la piel, justo encima del seno izquierdo, e hizo un corte algo profundo sin tocar ninguna parte vital para después depositar la daga en el interior de la cajita. Ante la sorprendida mirada de Sloane, el arma se convirtió en una sustancia viscosa que se mezcló con la sangre y se convirtió en un corazón.

— Qué...
— Debes llegar a Ririe— le interrumpió Asten—. Allí estarás a salvo, habrá alguien esperándote al final del bosque.
— ¿De verdad me estás dejando ir? — preguntó Sloane sin poder creerlo—. ¿Por qué?
— Ni tú ni yo estamos seguros aquí.

Asten dio media vuelta para irse agitando levemente una mano. En cuanto desapareció de la vista de Sloane las cadenas que la sujetaban cayeron y ella salió corriendo. Por su parte, luego de entregar el cofre, Asen configuró el hechizo que terminaría por arruinar el reino y se fue.

Después de eso desapareció.

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— ¿Qué pasó después de que te fuiste? — preguntó Sloane mientras salían del bosque.

Kyle se encogió de hombros con una mueca de indiferencia.

— Mi hermano envió a alguien para asesinarme en el momento que llegara a Daome— dijo—. Lo cual fue perfecto para mí ya que aproveché el caos que se hizo para escabullirme lejos de ahí. Tiré mis ropas reales en un callejón y...

En ese momento el desolado reino de Ayrea apareció ante sus ojos. Siglos y siglos de esplendor habían quedado reducidos a escombros negruzcos creando un escenario dantesco de muerte y destrucción que desconcertó al hechicero, al antiguo príncipe que regresaba a su territorio para ver sus propios ojos las consecuencias de sus acciones. Cientos de nubes negras surcaban el cielo y un viento helado soplaba sin pausa conforme avanzaban adentrándose en aquel ruinoso paisaje; Kyrie miraba alrededor con desasosiego asimilando la devastación provocada por su conjuro, una destrucción planeada cuidadosamente con el único objetivo de vengar la masacre de un pueblo inocente.

No pudo evitar preguntarse si todo esto había valido la pena.

Después de una larga caminata la pareja llegó a lo que quedaba del palacio imperial. Kyrie se detuvo en la entrada y miró hacia atrás, contemplando la gran capital reducida a una tierra maldita destruida. La esplendorosa imagen de su mente contrastaba sobreponiéndose a lo que tenía enfrente. Sus emociones se volvieron complicadas, después de todo no podía ignorar el hecho de que éste fuera una vez su hogar.

— ¿Te arrepientes de lo que hiciste? — preguntó Sloane mirándolo con atención.



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En el texto hay: fantasia, fantasia magia sobrenatural

Editado: 29.07.2022

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