Estaba asustada tomando el té con la emperatriz, pues iba a ir a la guerra, sin siquiera tener el entrenamiento, sería la primera mujer en ir, el emperador había sido muy claro con que dudaba de mí, mis manos tiemblan a la hora de agarrar el té.
—¿Necesita que llame a un doctor? — Me pregunta la emperatriz al verme tan mal, sentía las ganas de vomitar.
—Solo estoy asustada... — Le digo mientras veo que era noche, habíamos durado 5 horas en discusión, por lo que mi hermana se devolvió al hospital de la iglesia para cuidar a los pacientes, el rey no se podía mover por lo que él se quedaría en una de las habitaciones, la emperatriz me lleva a verlo.
—Lady Vanessa debería de dormir — Me dice mientras me abraza, pero comienzo a llorar, me sentía tan pesada, pues mi esposo se encontraba herido, tendría que salir viva de lo contrario todo estaría mal, la reina se tira al piso conmigo mientras abren la puerta.
—Es que mi esposo... — No lloraba por eso, pero era lo único que salía de mi boca en esos momentos, siento la mano del primer príncipe ayudándome a levantarme.
—Madre, mi padre dice que vaya a dormir — Ella se despide de mí, pues por todos era conocido que ellos dormían juntos, a pesar de no tener intimidad, cuando la reina se retira, el me lleva a la habitación continua, cierra las puertas y me abraza tan fuerte, que hace que pueda llorar aun con más sentimiento, como si mi vida dependiera de cuantas lagrimas derramaba.
—No es necesario que lo hagas — Me dice rodeándome.
—Lo sé, pero el emperador me amenazo — Le cuento lo sucedido cuando me abrazo, siento y dolor muy profundo en mi vientre, provocándome que me doble del dolor. Este me carga y me lleva a la cama, mientras sigo llorando —. No te cases... Se que suena egoísta pero no quiero que te cases... porque si lo haces no podremos vernos...
—Vanessa.... — Me dice dándome un beso en la frente.
—Perdón su majestad, me tome atribuciones que no me corresponden — Le digo sentándome, este se acerca a mí, pero me alejo —. Por favor. Retírese.
Este me mira con lastima, saliéndose de la habitación, me acerco a la cama de mi esposo, mientras sin darme cuenta comienzo a beber, me acuesto a su lado para dormirme en su compañía, lo escucho respirar y eso me calma, me pone mejor.
—Cariño... Ya es hora — Suena la voz de Caleb, quien me acaricia el cabello, me levanto, tallando mis ojos —. Quédate acostada.
Ambos nos quedamos acostados un rato y le platico de todo lo que paso ayer, me escucho pacientemente, y con la cabeza más fría sabía que era la mejor manera de ganarme el favor del pueblo, nuestra relación era más estrecha, había pasado varias noches cuidándolo, y el mostraba su gratitud.
—Te engañe con Lady Jane... — Me confiesa lo que una vez me dijo.
—Lo sé — No sabía si confesarle todo lo que hice con Riddle —. No quiero entrar en detalles, pero estamos a mano.
Me levanto para ponerme bien el vestido, este no se podía levantar por completo, me miraba como jamás me había visto, no diría que estábamos enamorados, pero tendría una vida completa con él, para olvidar a ese chico del bar.
—Cuando vuelvas recuperemos nuestro matrimonio — Me dice con una sonrisa, me acerco a él para darle un beso en la frente, al mismo tiempo la puerta se abre siendo el príncipe que mira cómo le doy un beso.
—Majestad, no lo escuche tocar — Hago una reverencia, mientras le indico que me voy con el príncipe, ambos estábamos en completo silencio, mientras íbamos al campo de entrenamiento en menos de un mes iríamos a la guerra, y no sabía ni siquiera pelear, nada más sabia equitación, por lo que solo era la mitad de lo que se debía de aprender.
—Señora Lennox, le presento al jefe de caballeros Alec — Hace una reverencia, era la primera vez que me hablaba así, el jefe besa mi mano.
—Señora, bienvenida. Venga por aquí — Me indica pasando por varios caballeros quienes luchaban, olía tierra y a sudor, llego hacia el entrenamiento de tiro con arco, donde habían caballeros joven practicando —. Estarás a cargo de Selene Astor, jefa de los principiantes, ella te enseñara lo básico.
—Saludos mi reina — Me dice haciendo una reverencia, ella lucía con un pantalón igual que los varones, yo estaba usando un vestido —. ¿Entrenara así?
—Creo que no se podría ¿Me prestaría un cambio? — Le pregunto.
—Disculpe, pero no tengo uno nuevo — Se le miraba realmente apenada.
—No importa, uno usado — Le digo tomando sus manos, a lo que ella sonríe y me guía al vestidor donde me da un cambio para poder entrenar, era la ropa como la que usa mi esposo cuando luchaba, ato con un listón mi cabello.
Salgo al patio, para comenzar a correr en circulo, mientras Selene estaba gritándome para aumentar el paso, así empezaban los entrenamientos, corriendo por 30 minutos, después eran hacer estiramientos, y al último practicar el arco, mi cuerpo pesaba de camino a casa, iba recargada en las paredes aun con la ropa de Selene, pues no tenía suficiente fuerza para vestirme de nuevo, habían trasladado a Caleb por la tarde a casa, donde le cambiarían la venda.
Bajo del carruaje y estábamos en el lago donde estaba con Riddle.
—Mariam ¿Qué hacemos aquí? — Le pregunto escuchando al príncipe caminar atrás de mí, me quedo de espaldas este se acerca y me abraza tan fuerte.
—Riddle... — Le hablo en voz baja.
—Solo hay que quedarnos así... — Me dice, pero me trato de alejar.
—No podemos... Te vas a casar y yo estoy casada. El hacerlo nos hace infieles... — Le digo, pues cuando trabajaba en el burdel siempre era la otra opción, y sería repetir el circulo vicioso que me condenaba.
—No me casare porque me lo pediste. Si gano esta guerra mi padre disolverá el matrimonio y yo podre renunciar a la corona cuando tu subas — Me dice inocentemente, tenía 21 años y era normal que actuara así, pongo mi mano en su cara, pero se lo que estamos haciendo estaba mal.