Tocaron tres veces en la puerta del príncipe exiliado. Un hombre con armadura abrió la puerta.
—¿A quién sirves? —preguntó Meliquedek.
—Al príncipe Absalón de Israel y sus diez mil.
Cuando los hombres del nieto de Saúl llevaron su mensaje con Absalón, le contaron también lo que Abiatar decía sobre su hermano más pequeño, lo que había hecho en el campamento de los filisteos, cosa que Absalón creyó, ya que lo había visto pelear en Amón y sabía que Salomón era bueno en la guerra.
Absalón apoyó la idea por su interés político y porque el río de leche lo maravilló.
Ahora, sus hombres lo obedecían a él y a Zamalech, quien en ese entonces tenía a treinta mil hombres.
Entonces Zamalech lo recibió en sus tiendas con los brazos abiertos y Absalón le informó sobre su interés. Ambos ejércitos necesitaban tiempo para prepararse, y juntos se unieron en campaña.
De esta manera, cuando el plan estuviera listo y Salot tuviera un poco más de edad, estarían preparados para atacar el palacio.
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Editado: 05.05.2020