Una vez que se encontraron a fuera de la casona, la piel de ambas chicas se les erizó hasta la nuca, era la primera vez que sentían tanto miedo, un viento helado las recibió mientras las llamaba a sus adentros con un silbido extraño, había una gran fila de turistas esperando la gran oportunidad de vivir la experiencia de aquella mansión embrujada y por un momento, Ángela y Vanesa pensaron en retractarse, pero ay era demasiado tarde para renunciar a la aventura, él encargado del tour ya les estaba revisando sus boletos de entrada.
—Esta muy frio aquí jeje, nunca había estado tan helado… —exclamó Vanesa temerosa.
—La casa de mis abuelos también es fresca, debe ser porque el sol pronto comenzará a meterse.
—Si, tienes razón.
—Muy bien, hagamos una fila ordenada, a continuación, iniciaremos con el tour de leyendas de San Isidro, especialmente con aquella que ha llevado el nombre de nuestro pueblo a otras ciudades y países con la terrorífica historia “del romeo de sangre” ¿Alguno de ustedes es hipertenso o tiene diabetes? Porque esta historia esta para morirse jajaja, todo comenzó hace quinientos años, en esta casa vivía la señorita Carlota de montecristo, una mujer de la alta sociedad que había perdido a todos sus familiares y no tenía a nadie en esta vida a excepción de un hermano que vivía lejos de ella y no la frecuentaba, Carlota se sentía muy sola, pues se dice que ya pasaba los cuarenta años de edad y no había logrado casarse, a pesar de poseer una gran cantidad de dinero, ningún hombre se atrevía a desposarla, por al razón de que Carlota era muy fea y era más alta que los hombres de su época, cansada de su soledad, decidió ir a consultar a una bruja que le aconsejó invocar un demonio para que le hiciera compañía en las noches y le quitara su virginidad que tanto le pesaba, le dijo que necesitaría sacrificar un animal y cortarse ella misma para mezclar sus sangre con al del sacrifico, le dio un libro donde se veían las indicaciones y Carlota aceptó, poco después la bruja desapareció y nunca más la volvió aver, pensando así que se trataba de un espíritu, Carlota llegó a su casa y esa misma noche realizó aquel conjuro y su vida terminó en manos de un demonio llamado súcubo a quién más tarde el pueblo llamaría “el romeo de sangre”
El hombre les iba dando un recorrido por toda la mansión y una vez que entraron a la habitación donde Carlota había hecho la invocación, las ventanas se abrieron de par en par por el fuerte viento y todos pegaron un grito asustados, esto le pareció a Ángela demasiado y quiso salirse de ahí.
—Creo que ya fue suficiente para mí, iré al baño. —declaró Ángela llena de nerviosismo.
—¡Oye Ángela! ¡falta la mejor parte! La sangre de la mujer aun se puede ver en la madera. —le dijo Vanesa mientras la seguía.
—Creo que no soportaré ver esa imagen en mi cabeza, no me tardo, iré al baño. — le dijo Ángela con una sonrisa nerviosa.
—Esta bien, te esperare aquí afuera.
—Ok.
Ángela sentía que haber ido a la casona había sido un gran error, pues quería dejar un recuerdo doloroso y no llenarse de miedo con una leyenda que se sentía muy real, una vez que Ángela entró al baño, se dio cuenta de que se encontraba en la habitación de la cual había huido, la misma donde Carlota había muerto en manos del súcubo.
—No puede ser… —Ángela tragó saliva pues no entendía como había llegado a ese lugar, cuando de pronto, una voz gruesa y varonil le susurró por la espalda.
—¿Eres tu la amante que recibiré esta noche?