Y ahí estaba ella, la hermosa Noelia había dejado su belleza a tras, la ultima vez que la vi, aún conservaba su brillo, pero ahora estaba extinto, no quedó rastro de su vitalidad ¿realmente era ella? Tenía la piel grisácea, su cabello parecía paja que arde al instante con el fuego, reseco, muerto… el miedo se apoderó de nosotras al verla tan demacrada, llena de moretones y con esa expresión terrorífica en el rostro, solo Dios sabe que tanto sufrió y donde irá a parar su alma.
El impacto de ver a Noelia tendida a la intemperie, las dejó en shock, Frida dejó escapar un grito lleno de horror y la piel se les erizó hasta la nuca, instintivamente ambas miraron a la ventana de la casona y ahí estaba a aquel amante observando desde aquella aria habitación, el romeo de sangre les sonrió de manera perversa dejando a la vista su hermoso torso desnudo, parecía lleno de vida, juventud y energía, todo lo que había robado de su desdichada víctima ahora le pertenecía.
—Vámonos de aquí… ¡Corre! —gritó Frida aterrada, pero parecía que Ángela se había quedado tiesa mirando aquel demonio seductor, así que la agarró del brazo llevándosela con ella.
—No podemos dejar a Noelia ahí…—externó Ángela con lágrimas en los ojos.
—¡No mires a tras! Puedo sentirlo detrás de nosotras.—declaró Frida con sus sentidos alerta, esa cosa le había mordido sutilmente la oreja.
—¡Ahh! —la garganta de Ángela dejó escapar un grito de pánico, podía sentir como una fuerza sobrenatural la arrastraba hacia la casa y lo único que su mente pensó fue en pedirle a Dios que la protegiera, Fuen entonces que puedo correr con libertad, dejando a Noelia a tras.
Aquella noche sus gritos de horror despertaron a la comunidad, Frida y Ángela apenas si lograron llegar a la puerta cuando German ya se encontraba afuera y al verlas tan pálidas y agitadas se preocupó.
—¿Que están haciendo aquí a fuera? ¿Donde estaban? ¿Ustedes fueron las que gritaban?—les preguntó German desconcertado, pero Ángela y Frida no podían ni hablar de lo asustadas que estaban.
—La mató… la dejó tirada frente a la mansión…—declaró Frida con la voz temblorosa.
—¿Fueron a la mansión? ¿Por qué?
Frida se quitó el suéter quedándose solo en sostén dejando ver sus múltiples moretones y Ángela le enseñó sus brazos llenos de manchas verdes y moradas, dejando a German confundido.
—El Romeo de sangre es real…nosotras somos las siguientes en su lista…—confesó Ángela sin esperanza.
—¿Qué?
—Fuimos a la mansión porque estamos desesperadas, necesitamos encontrar una manera de regresarlo al infierno del que salió…Noelia esta muerta por su culpa y Carmen también murió por él…Papá…tienes que creernos.
—Ponte la ropa…y quédense aquí.
—¡Papá! ¿A donde vas? —gritó Frida preocupada.
—¡No me sigan!—German agarró un palo y se fue decidido a enfrentarse cara a cara con aquel supuesto demonio.
—¡No podemos dejar a mi papá solo! ¡Tenemos que ir con él!
—¡Pues vámonos! si esa cosa se manifiesta no dudara en lastimar a tu padre.
Ángela y Frida siguieron desobedientes a German, el cual corrió con todas sus fuerzas hasta la mansión, el ambiente se sentía pesado, algo maligno estaba en todo el lugar, los ojos de German se abrieron de golpe al momento en el que encontró a Noelia tirada en el suelo.
—Ay mija… que tu alma descanse en paz.—Gran le colocó su chaqueta desgastada encima para ocultar su desnudez y después de rezar por su alma y sus eterno descanso, levantó la mirada a la mansión donde unos ojos rojos se le clavaron encima.
—¡Maldito demonio! ¡No te saldrás con al tuya! ¡No te llevaras a mi hija ni a ninguna otra muchacha! ¿Escuchaste?
De pronto, German calló al suelo de rodillas debido a una fuerza extraña que se apoderó den él y lo sometió dejándolo indefenso.
—Tus rezos no sirven de nada, tú no eres un santo de Dios.—le dijo una siniestra boy y la nariz y las orejas de German comenzaron a sangrar.
—¡Papá! —Frida se llenó de miedo al verlo en el suelo, parecia. Que algo lo estaba aplastando.
—Martín esta de paso con el padre de Vanesa el cual lo llevaba a su casa, se habían entretenido platicando y se encontraron con algunos vecinos que salían de sus casas por que decían que la muerte esta rondando el pueblo, al ver a Angela y a Frida correr desesperadas, se desconcertó.
—¿Que les pasa a esas muchachas?
—¡Síguelas! ¡Son Ángela y Frida! —exclamó Martín y estos estacionaron el carro y detrás de ellos venían vecinos que fueron atraídos por los gritos.
En cuanto Martín se bajó del coche y se acercó a la mansión, sintió que atravesaba un velo negro y espeso de maldad, la piel se le erizó hasta la nuca y comenzó a dolerle la cabeza, podía ver la mansión envuelta en un aura negra y activa, no había dudas, una entidad demoniaca habitaba ese lugar, sus ojos no podían creer que Noelia estuviera muerta y además don German estaba siendo agarrado por ese diablo.
—¡Déjalo ir! —gritó Martín con todas sus fuerzas y German fue liberado.
—¡Papá! —Frida corrió a sus brazos y lo abrazó aliviada mientras lloraba a voz en cuello, pensó que moriría en las manos del demonio.
—¿Que fue todo eso? —se preguntaba el padre de Vanesa al haber presenciado aquel evento para normal.
—Ángela ¿te encuentras bien? —le preguntó Martín a su amada y esta corrió a refugiarse en sus brazos, este acto hizo que el demonio enfureciera y causó un gran temblor antes de desaparecer con la salida del sol.
—No puede ser ¿Es Noelia?
—Está muerta…
—¿Quien pudo hacerle esto?
—¿Ya vieron su cuerpo? Esta llena de moretones.—se decían los pueblerinos al ver el cuerpo inerte de Noelia y sus ojos se desviaron ante la única persona que estaba con ella.
—¡German es el único que estaba con la muchacha! ¡Además esta desnuda! ¡Fue él!
—¡No es verdad! ¡Mi papá es inocente!