PARTE I
Aquella cena fue la más amarga para Merida de Bélanger y una de las más tristes para Adelaine, ambas compartían sentimientos diferentes, pero compartían algo en común aquella noche; tristeza pura y cruel tristeza, que ambos hombre de la casa notaron y que solo uno de ellos ignoro mientras el otro se afligió. Todos los invitados en la mesa reían sin cesar, hasta que la señora de la casa se levantó con furia de la mesa dando a conocer a todos su molestia, molestia que su marido ignoro, Merida al notarlo le brindo una mirada de desprecio total y se marchó de la mesa dejando algunas miradas curiosas tras su partida tan abrupta James solo se resolvió con un encogimiento de hombros y sus carcajadas no tardaron en llegar haciendo que el ambiente divertido regresara. Jacob hacia oídos sordos a su alrededor mientras se dedicaba a observar fijamente a su hermana quien se encontraba frente a él en la mesa, con la mirada puesta en un punto fijo, pero sin tener idea de la preocupación que crecía en la mente de su hermano quien no separaba sus ojos de ella, nadie lo notaba, nadie excepto su prima Griselda quien permanecía en un rincón de la mesa observando a su amor platónico, Jacob.
Aquel chico que una vez la ayudo a levantarse luego de haber tropezado y caer, le tendió la mano y ella al ver esos ojos tan azules quedo perdida en su belleza. Y ahora con el tiempo que ha pasado sus sentimientos hacia él parecían haber incrementado, observarlo se había vuelto su pasatiempo favorito, e imaginar una vida a su lado; su sueño, cada suspiro soñador era dedicado únicamente para él. Pero el mayor temor de Griselda era que apareciera una desconocida y se lo arrebatara, porque cualquiera que no fuera ella era una desconocida, una vil ladrona. Y ahora su atención era únicamente dirigida a él, quien parecía preocupado, sus ojos vieron en la dirección en que Jacob observaba y se topó con la figura de Adelaine quien se levantó despacio de su silla y se retiró en silencio sin dirigir ninguna mirada a nadie, los ojos de él la observaron hasta verla desaparecer por el pasillo, y Griselda fue testigo de la preocupación en el semblante de Jacob, quien veía su plato con fijación más su mente parecía estar en otro lugar de aquel bullicio, y luego de unos largos segundos Jacob se levantó de la mesa sin decir palabra alguna y se fue, detrás de ella. Griselda admiro la escena en silencio y a su mente vino la pregunta de si alguna vez él la perseguiría así, ¿Si iría tras ella? ¿Si tan solo él alguna vez la vería con los mismos ojos que ella lo veía? Esos y muchos más pensamientos rondaron la cabeza de Griselda aquella noche.
***********************************
¿Cómo les va? espero y bien.
¿Así que Griselda tiene un amor platónico?