CAPÍTULO VII

Octava Parte

- ¿Lista?- cuestionó emocionada.

Adelaine, sonrió de lado ante la efusividad de la rubia. Justamente se preparaban ambas para el escape engañoso que ejecutarían para el festival era de suma relevancia que ambas pudiesen salir de la institución con un perfil bajó para no llamar la atención y así no ser descubiertas. Para Adelaine todo aquello le provocaba miedo y completa inseguridad, escapar sin consentimiento iba contra su moral.

- Vamos hay que irse ya. - apresuró la joven.

Adelaine, sin poder objetar, no tuvo más opción que ser parte del acto tan vándalo que Marisol, ejecutaba y ella protagonizaba. Sin duda aquella tarde se convertiría en la noche más larga y riesgosa de su vida.
 

-¿No cree usted que es muy bella?- cuestionó la mujer.

Todos posaron su mirada en la joven rubia de sonrojo y de bochornoso episodio que causaban las palabras de su madre, Adele Lumberth. Una mujer muy vivaracha y casamentera por costumbre.

El joven no pudo evitar posar toda su atención en la jovencita rubia y de belleza tan desmenuzada. A James, muy pocas veces le tentaba y a la vez le llamaba la atención, claro estaba, un muchacho cómo él, tan arrogante y pretencioso  no se fijaba muy a menudo en cualquier, cosa, o persona que no estuviera a su altura. O al menos así lo consideraba él. Pero en aquella situación en especial, en definitiva había sido lo contrario.

Desdé todo el viaje que había embarcado, tan largo y exhausto, por fin había pisado tierra inglesa. Y desde su estadía esporádica todo habían sido problemas y más problemas referentes al negocio, y justamente ése día había sido invitado a una fiesta en dónde las clases sociales parecían entre mezcladas o al menos eso le pareció a él al notar a muchas personas de rango y clase inferior, le pareció una aversión todo aquello, insostenible en inaudito. A pocos segundos de marcharse había sido interceptado por él honorable señor Wilds, un hombre robusto y muy diplomático, de alta jerarquía entre la familia real de su majestad la Reina Victoria.Y con total entusiasmo lo encaminó a un grupo de personas que le debía presentar a consideración del señor Wilds, pues según él, no era propio andarse con informalidades. Así fue cómo terminó por presentarlo con los ahí presentes, que a primera instancia le parecieron personas con poca clase y estus social.

No hizo falta más para que la señora Adele, terminará por tomarse atribuciones al presentarse y ensalzar a su pequeña hija, Mérida. De tal manera que resultó demasiado escandalosos hasta para él mismo señor Wilds.

James, terminó por olvidar todo al contemplar a la joven que yacía frente a sus ojos, tanto así que por un segundo el aire se le escapó de los pulmones, el corazón se le detuvo, la piel se le erizó, el mismo tiempo se detuvo. Aquella hermosa joven de cabellos rubios, de piel blanca y de ojos tan azules como zafiros naturales, preciosos. Con ésa mirada dulce y su rostro sereno, de facciones delicadas y suaves, sus mejillas sonrojadas junto a esa sonrisa risueña e inocente, con aquél vestido celeste que la hacía parecer una muñeca de porcelana.

La muñeca más preciosa.

- Me lo parece. - admitió encantado.

Sin despegar ni un sólo segundo su mirada de ella, no pudo desviar su atención. Y evidente eso lo notaron todos los presentes, en especial la madre de Merida, quién surcó una sonrisa al notar el interés tan temprano que tenía el joven por su hija. Eso también lo notó, Merida.

Pero eso a ella en su momento no le tomó importancia, después de todo ella era ignorante de lo que su madre planeaba para ella, o de su futuro. Ella sólo pensaba en sus clases de pintura, y en soñar risueña en algún día convertirse en una gran pintora. Tal vez por ello en aquella ocasión aceptó que James Bélanger, le fuera a visitar a su hogar los días consiguientes y que su madre se emocionará por todo aquello, eso la puso feliz. Siempre que su madre se encontraba feliz, la dejaba hacer lo que a ella más le gustaba. Pintar.

Llenar de colores el mundo. Dichosa e inocente, sin saber que un día los colores que con tanto esmero y anhelo  trataba de mantener, se diluirían y disparcearían. Sólo para dejarla en las tonalidades más grises y frías.

*******************************************************

Holi, bueno he regresado y me he tomado un tiempo para dar señales de vida, jeje.

Espero y todos se encuentren bien, acá en mi país ya sé acerca la Semana Santa y es de celebrar, pero con ello mis clases de la universidad se han suspendido, así que tendre más tiempo para subir más contenido a la plataforma.

Además de ello creo que ya todos han visto el cambio en la portada del libro y después de estar buscando exasustivamente me he he decidido temporalmente por la actual. Pero será algo temporal, ya que estoy buscando ése ''algo'' glorioso, que impregne la escencia de la obra. La actual no muy me convence

Ya sé, ya sé de seguro debo sonar muy presunciosa. Pero...es que para mi esta obra es como un bebé que quiero mucho.

Pero ante todo y más importante ¿qué les parece a ustedes?

Y aquí va la pregunta más importante del día de hoy ¿Qué creen que sucedera en esa fiesta? ¿Cómo lo tomará Adelaine?

¿Y ahora que piensan de Merida? ¿Qué creen que sucedió? ¿Acaso no era ella una jovencita risueña? Y ahora parece una mujer rota. ¿Qué le hiciero a nuestra Merida?