El secreto Bungalú

Capítulo 9

  Muy, pero muy temprano, todos en la casa Campos se despertaron a causa de un escandaloso sonido. Fueron corriendo con prisa a conocer de dónde provenía esos irritantes ruidos.
 Llegaron todos a la sala casi al mismo tiempo y pudieron ver a Lara sentada en el sofá con una olla y un cucharon en las manos.
—Lara ¿qué haces? -pregunta Rogelio muy enojado, pero tratando de mantener la calma.
—No puedo dormir -responde Lara tranquilamente.
—Los demás si estábamos durmiendo -dice Roberto irritado.
—No quiero estar despierta sola.
—¿Y los demás tenemos que despertarnos porque tú quieres? -pregunta Antonieta molesta.
—Sí, no pueden dormir cuando yo no puedo.
—Eso es muy egoísta de tu parte, Lara -le reclama Rogelio.
—No me importa.
—¡Diablos! Son las dos y cuarenta y ocho de la madrugada.
—Lara, si no podías dormir debiste quedarte en la cama hasta volver a sentir sueño. Es una falta de respeto despertar a los demás así -le dice Alice con voz calmada.
 Lara guarda silencio, cierra los ojos e ignora a Alice.
<<Qué bueno que los hermanos campos no son así porque si no habría salido huyendo de esta casa el primer día>>
—Todos a dormir de nuevo -ordena Rogelio.
—Yo no puedo dormir -se queja Lara con voz chillona.
—Yo te ayudaré a dormir, querida -dice Alice.
—No, tú no. No me caes bien.
 <<Y tú menos a mí, mocosa malcriada>> —Eso dices porque no me conoces bien. Vamos a tu cama. Te contaré una historia <<o te mataré en el intento. Lo que ocurra primero>>
—¿Una historia? Está bien -acepta la niña.
 Alice y Lara se dirigen al estudio de Rogelio que fue remodelado para la estancia de Lara allí. La niña se subió a la cama y se arropó con las sábanas.
—¿Qué historia me contarás? -pregunta la niña con impaciencia.
—Déjame pensar.
—¡Rápido!
—Tienes que ser paciente, querida <<No sé cómo sus padres pueden aguantar tanta malcriadez>>
—No quiero esperar.
—¿Te gustan las historias de magia? <<Tiene una cara de ángel que no concuerda con su personalidad>>
—Esas son para niños pequeños -responde Lara con prepotencia.
—Tú todavía eres una niña. 
—Soy una mujer casi adulta.
—Con 7 años todavía te falta demasiado para considerarte adulta, pero es bueno -comenta Alice con una sonrisa.
—¿Y por qué es bueno?
—Porque mientras eres niña puedes jugar, imaginar, soñar sin ningún tipo de responsabilidades ni problemas.
—¿Y los adultos no pueden jugar?
—No tenemos tiempo para eso. Es por esa razón que no te hace falta que te apresures de crecer. Vive toda tu infancia completa. Cuando seas adulta tendrás muchos buenos recuerdos que contar.
—Qué bueno que soy una niña, a mí me gusta mucho jugar con mis muñecas -contesta Lara con felicidad abrazando a su muñeca.
—Una niña que debería mejorar su comportamiento e irse a dormir porque ya tiene mucho sueño -los ojos de Alice se iluminaron con su habitual verde brillante.
 Lara quedó dormida al instante y Alice salió del estudio. Se dirigió a su habitación agotada, esa niña le iba hacer sacar canas verdes. Lo bueno es que era sólo por tres días. 
 A la mañana siguiente.
—¿Lara sigue dormida? -pregunta Antonieta.
—Efectivamente, apúrense que se nos va hacer tarde para ir al colegio.
—Sí, señorita Verbinder.
 Alice dejó a los niños en el colegio y regreso rápido antes de que Lara despertara y no viera a nadie en casa. Por suerte la niña seguía durmiendo sin percatarse de nada.
 <<Un tiempo más de descanso>> pensó Alice recostándose en el sofá.
—¡Despierta!
 Alice escucha una voz. Despierta y ve a Lara a su lado.
—¡Despierta! Tengo hambre.
—Un momento Lara. Me estoy despertando.
 Alice se recuesta en el sofá medio dormida.
—No deberías estar dormida. ¡Levántate!
 <<Mi tiempo de descanso a terminado>> piensa Alice con amargura.
—¡Quiero comida!
—Se deben pedir las cosas con educación “señorita Verbinder, ¿puede hacerme el desayuno?”, así es como debes hablar.
—Tengo hambre y quiero comer ¡ya!
<<¿Quién le enseñó modales a esta niña?>> —No, hasta que lo digas correctamente -indica Alice ya harta de las malcriadeces de Lara.
—¿Qué? Yo no voy a decir nada. Quiero mi comida.
—Sin palabras educadas no hay comida.
 El rostro de Lara se puso de un rojo intenso, era obvio que estaba irritada ya que alguien le llevaba la contraria. Era ella siempre la que mandaba y los demás sólo cumplían las órdenes para que dejara de fastidiar, pero Alice la estaba retando y eso no le gustaba a ella.
—¡Quiero comida! -vuelve a decir Lara muy enojada.
—No quieres decirlo como se debe así que es obvio que no tienes tanta hambre. <<No voy a caer en tus chantajes >>
 Lara se puso a llorar y estuvo así por un rato largo. Alice en todo ese tiempo la ignoró y estuve tranquilamente viendo televisión.
 La niña se acerca a Alice con los ojos todavía llenos de lágrimas.
—Señorita Verbinder ¿puede hacerme el desayuno?
—Por supuesto, querida -Alice tenía una gran sonrisa de ganadora en el rostro.



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Editado: 18.12.2021

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