El secreto de los dioses

Capítulo 3

Santiago sentía pesar por su sueño, le recordó el momento en que perdió la esperanza de que lo adoptaran, quien iba a pensar que a sus 15 años una familia de dinero lo adoptaría y días después estaría en una escuela de magia.

La puerta de su habitación se abrió y el Sr. Griffin entró.

-Es hora de tu entrenamiento antes de la presentación en la escuela y que comiences las clases.

Santiago siguió a su tutor fuera de la casa, llegaron a un coliseo pequeño lleno de jóvenes gladiadores, el Sr. Griffin le indicó que su preparación sería con un joven que había designado Quirón, llegaron donde un joven sentado en las gradas viendo a los otros jóvenes pelear, el Sr. Griffin saludó al joven quien de un salto bajó hasta donde ellos.

-Por fin llegaron, mi nombre es Samuel hijo de Tanatos

El joven era de estatura pequeña, su cabello castaño y alborotado combinaban perfectamente con sus ojos de color negro que mostraban una mirada divertida, la sonrisa que emitía al saludar demostraba que era travieso, vestía una camisa negra con un logotipo de una banda noruega, pantalones jean negros y botas, del cuello colgaba un collar con un dije de una daga con alas, el Sr. Griffin se presentó y presentó a Santiago.

-Soy Erick hijo de Hermes, y él es Santiago.

Samuel miró a Santiago con curiosidad, luego de unos segundos levantó sus hombros como señal de no importarle, tomó el dije con su mano derecha y este se convirtió en una espada de color bronce con filos negros, la empuñadura era de cuero trenzado, sonrió y dijo.

-En ese estante están las armas que puedes usar, es hora del entrenamiento básico.

Santiago se acercó a las armas y tomó una espada sencilla, no sabía qué hacer, no era su primera pelea claro está. En el orfanato había peleado muchas veces y siempre ganado, pero con armas nunca. Miro al Sr. Griffin, quien se acercó y le dijo.

-Esto solo es un entrenamiento, Samuel te enseñará lo básico, y Quirón está viendo por si pasa algo.

Santiago se acercó a Samuel quien lo tranquilizó al decirle que no se enfrentarían, Samuel comenzó a enseñarle como tomar la espada, y moverla para el combate, Santiago lo imitaba hasta que decidió preguntar.

- ¿Cómo es que tu dije se convierte en espada?

 Samuel miró a Santiago y comenzó con una explicación.

-Mi espada está hecha de una aleación entre el cobre rubídico y el hierro carbónico, dos elementos que se encuentran en el monte Olimpo, y gracias a la magia de la forja, mi espada se guarda como dije.

Santiago soltó una pequeña risa al escuchar esto, esos elementos eran de nombres extraños, pero Samuel siguió con la explicación luego de un suspiro.

-Veo que no sabes nada, existen cuatro materiales que se extraen del monte Olimpo, está el hierro carbónico, el bronce rubídico, plata zafirica, y oro diamantado.

Santiago escuchaba atento, aunque con cierta diversión la explicación que Samuel daba.

-La magia de la forja, actúa de acuerdo con tus emociones dándole la forma secundaria para que puedas cargar con tu arma siempre.

 Santiago intrigado le hizo otra pregunta.

- ¿Cómo obtengo ese tipo de arma?

Samuel lo miró con el ceño fruncido y le dijo.

-De verdad tus padres no te explicaron nada, para obtener tu arma debes cumplir tu misión.

Samuel sonrió y le indicó a Santiago que lo siga para explicarle todo lo que debía saber de la escuela.

Llegaron a otro patio donde los chicos hacían de todo, Samuel señaló a tres chicos sentados y dijo.

-Ellos tres son los hijos de los tres grandes, la chica del medio se llama Anggie hija de Zeus, el que está a su lado derecho es David hijo de Poseidón, y el de la izquierda es Frank hijo de Hades.

Santiago vio a los tres y algo dentro de él le indicó que ellos serían un problema para su vida escolar, la chica de cabello rubio, con ciertos rasgos asiáticos, de piel blanca y de belleza impecable, su mirada de desprecio le daba un aura de maldad que aumentaban al ver sus ojos negros, el de la derecha era alto de cabello negro y de piel blanca, sus ojos azules parecían el océano, pero su mirada era llena de soberbia como si el mundo fuera su juguete, el de la izquierda era de piel canela, con cabello largo y negro, sus ojos eran de color cobre claro que eran opacados por una mirada sombría, llena de penas, los tres reían a gusto mientras veían a una chica intentar pasar un campo lleno de obstáculos, Samuel puso su mano en el hombro de Santiago mientras continuó.




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