El secreto de los muertos

El misterio de Mr. Mico

Comencé a caminar hacia la salida cuando algo me llamó la atención a la distancia.

Una mujer vestida con una capucha Blanca yacía en frente de una tumba de color negro.

Algo en ella hizo que me causara escalofrío, decidí darle su lugar y continúe mi camino hacia el estacionamiento.

Llegué a casa ya pasada las 21 de las noches y decidí hacerme un sándwich, no tenía ganas de cocinar, tenía mi cabeza enfocada en mi artículo periodístico.

Me concentré en escribir y casi no me di cuenta que se había hecho de madrugada, con una maldición me fui a dormir un rato.

Estaba en el cementerio de Chester Wi, pero algo estaba extraño en el ambiente, todo era más tétrico que lo normal.

Parecía a simple vista que nada había sido cambiado de lugar, yo iba caminando por uno de los enormes caminos, aunque no sabía a donde iba, mis pasos eran seguros y decididos.

Llegué a una extraña cripta de color negro, las flores eran recientes y tenía un extraño dije de medio corazón incrustado en una de las puntas del sarcófago.

Sentí una presencia detrás mío y me giré para ver quién era, la extraña mujer de capucha Blanca que había visto en mi visita al cementerio, yacía parada detrás mío, en sus manos colgaba una cadena con la otra mitad del dije de corazón.

A simple vista parecía una figura humana, cabello negro, piel Blanca, ojos marrones, pero lo que más llamó mi atención fue su extraña sonrisa afilada.

A juzgar por el lugar era extraño que alguien sonriera así, no me di cuenta cuando ella se me acercó y empujó dentro de la tumba que parecía que mágicamente se había abierto detrás mío, me desperté con un grito ahogado.

Estaba temblando y sudando en mi cama por la inusual pesadilla que había tenido.

Asumí que era causa de mi visita del día anterior y no le di mayor importancia.

Me bañé y me preparé un tazón de cereales con yogurt, prendí la tele e hice zapin hasta los canales de noticias matutinos.

— Y en otras noticias, un extraño acontecimiento sucedió ayer a horas de la tarde en el excéntrico cementerio de Chester Wi— dijo el periodista con solemnidad.

Esto me hizo sacar mi cara del tazón de cereales.

— Tal parece que la tumba del fallecido Mr. Mico Ye, un ex Aristócrata muerto en el año de 1945 en extrañas circunstancias, tuvo un visitante inesperado después de tantos años— a esta altura su cara se tornó seria.

Le subí el volumen mientras buscaba mi agenda de notas periódicas.

— Según relatos de testigos, la cripta de Mr. Mico Ye, desde su muerte hace ya 76 años atrás nunca había sido visitada por nadie, de hecho, se creía que había muerto sin conocidos ni seres queridos. Su extraña muerte que aún no logra resolverse sumo aún más misterio a la extraña mujer vestida de blanco que se encontró llorando en la cripta del aristócrata— finalizo el periodista.

Mujer... Vestida... De... Blanco...

Resonaron las palabras en mi cabeza, mientras veía las imágenes sacadas desde las cámaras de seguridad que mostraba el programa de noticias.

Agarré las llaves del auto y me fui directamente al cementerio. Mi instinto periodista no podía quedarse con el simple misterio.

Llegué y fui directo a verlo.

—No dudes que él vendrá por ti Roxana— escuché decir al señor Joaquín Leonor.

Eso me hizo frenar de golpe, mis botas de cuero negro sonaron en la acera resbaladiza y ambas figuras se voltearon a verme.

Una mujer de cabello negro y ojos marrones me quedo mirando fijamente, luego paso por a lado mío en silencio.

Su mirada fría y directa me hizo dar un escalofrío.

—¿En qué puedo ayudarle señorita Hans? — me pregunto Joaquín.




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