El secreto de los muertos

La señorita Roxana

—Quiero que me cuente sobre la extraña muerte de Mr. Mico Ye— le inquirí mirándolo fijamente.

Aun daba vueltas por mi cabeza las palabras que le dirigió Joaquín a esa extraña mujer.

“no dudes en que él vendrá por ti Roxana”

—lo que le dije ayer, se lo vuelvo a repetir hoy señorita Hans, los secretos de los muertos, es mejor que secretos queden— me respondió y entro en el edificio donde parecía vivir.

Resople y me fui, era evidente que a él no le sacaría ningún tipo de información.

Cuando llegue a la encrucijada del camino, dude un momento y me desvié de la salida.

Llegue a la cripta negra y note el extraño tallado de medio corazón que tenía en medio del sarcófago de mármol negro, justo debajo del decía “descanse en paz Mr. Mico Ye”.

Una extraña brisa se levantó en el lugar y oí un susurro...

—Haz justicia por mi muerte— era una voz escalofriante de ultratumba.

Me dio un escalofrió y me gire asustada. Casi me da un infartó al ver a la extraña mujer parada justo detrás mío, mirándome fijamente.

—disculpe, no quería asustarla— se disculpó con una voz tranquila y pausada.

—no se preocupe, creo que ha sido una impresión lo que oí— le dije aún con mi mano en el corazón.

—¿lo que oyó? — me preguntó confundida.

—no es nada, cosas mías— le dije y nuestras miradas se cruzaron un momento— ¿usted lo conocía? — le pregunté aprovechando la situación.

—lamentablemente si— dijo en un tono muy bajo, casi como un susurro.

—¿lamentablemente? — le pregunté curiosa.

—Mr. Mico no era lo que muchos dicen, era un hombre horrible— exclamó y agacho la cabeza— pero no se puede hablar mal de los muertos ¿verdad? — sentenció y comenzó a irse.

No iba a perder esta oportunidad, la seguí de inmediato.

—espere señorita— le dije deteniéndola, ella me miro curiosa— ¿será que me pueda contar más sobre su historia? — le consulté mirándola fijamente.

—puede ser— dijo finalmente luego de un largo silencio— pero... Éste no es un buen lugar— término por decir, mientras me inspeccionaba con la mirada.

—podemos ir a otro lado si lo prefiere— insistí.

— todo empezó cuando decidí viajar a Inglaterra por primera vez— comenzó mientras empezaba a caminar nuevamente.

—¿usted de donde es? — le consulte.

—Yo nací en Tyneham al sur de Inglaterra— me respondió y siguió caminando hacia la salida, me costaba seguirle el paso.

Cuando cumplí 17 años decidí viajar a Londres, fue allí donde lo conocí.

Yo en ese tiempo era institutriz con cama dentro de un niño de familia aristocrática de Londres y una noche mientras esperaba mi tren en la estación un hombre de apariencia elegante y de buena educación se me acercó.

—Buenas noches señorita— dijo sonriendo Mico.

—Buenas noches buen hombre— admito que estaba nerviosa, parecía un hombre poderoso y su mirada era penetrante.

—¿Con quién tengo el placer de hablar? — me consultó inquisitivo.

—Soy Roxana Margen ¿y usted? — le escupí las palabras de forma atropellada.

—Soy Mr. Mico Ye, para servirle señorita Roxana— me respondió con una sonrisa.

Entienda que en aquel tiempo era mal visto que un hombre mencionara por su nombre a una mujer desconocida.

Me resonó la palabra “en aquel tiempo” pero hice caso omiso y la seguía lo mejor que puede por el camino empedrado de las afueras del cementerio.

Mr. Mico era un hombre encantador, pronto nos hicimos muy buenos amigos, él siempre me acompañaba en mí viaje de regreso a casa cuando terminaba mi jornada de institutriz.




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