El secreto del Alfa

Capítulo XIII:Clases

Capítulo XIII

Regreso a mi habitación con un mal sabor de boca y con la promesa de que Henry mañana me daría la dichosa mochila, solo espero no meterme en problemas por eso. Esto pasa por andar de curiosa.

Al parecer Richard no se ha despertado, algo bueno así me ahorra de darle explicaciones, me quito mi ropa y me pongo mi pijama para después acurrucarme junto a m mate.

–Parece que a tu mate no le gusto que mi vasallo te visitara.

–Vladimir– susurre al verlo frente a mí.

–Erick para los amigos– respondió con burla. – Casi nadie me conoce por ese nombre por lo que me da cierto misterio.

– ¿Qué tengo que ver contigo? – Pregunte directamente– estoy harta de todo este misterio, llaves, una mochila, sueños.

–Eres todo y nada en esta historia, pajarito– respondió–en algún momento tengo que decirte todo, por lo pronto tienes que ir por la mochila y ver que hay adentro.

– ¿se la dejaste a tu mensajero antes de desaparecer?

–Eran objetos muy preciados por mí.

– ¿y por qué me los das? ¿Por qué desapareciste? – No pude detener el montón de preguntas que se aglomeraban en mi cabeza– ¿mataste a Gustav?

–Una a la vez pajarito– levanto sus dos manos y sonrió con burla– Gustav era mi mejor amigo y nunca me hubiera atrevido a matarlo, pero las circunstancias no me ayudaban y mi primo tampoco.

 

–Cada año se festeja la unión de las dos lunas en cielo de Cuxem– explica mi nueva maestra, Charlotte, la cual me dará clases de baile que absurdo– Es una tradición que cuando el Alfa encuentre a su Luna deba presentarla en ese día, se organiza un baile y una pequeña cena.

– ¿eso quiere decir que no podre perrear? – pregunte con burla. – ¿Al menos puedo poner mi playlist?

–Mi Luna, no sé qué clase de bailes son esos pero yo le enseñare todo lo que debe saber para mañana.

Pone un disco de vinilo y su tocadiscos, sé que tiene otro nombre pero esos ya no usan en el mundo humano, pues una disculpa. En fin Milo y Henry estaban en el salón donde me estaban impartiendo la clase.

–Señor Ross usted será el primero en bailar con nuestra Luna– ordeno al castaño y este a regañadientes se levanta del sillón.

Milo me tomo de la cintura, yo recargue mi mano en su hombro, en todo esto Henry trataba de contener la risa al ver nuestro sufrimiento. Comienzo a sonar un vals y comenzamos, no les voy a mentir al parecer puedo mover bien mi trasero pero el vals no me sale y los pies de Milo lo saben.

– ¡basta! ¡Basta! – Charlotte detuvo la música y se acercó a nosotros ofendida– ¡nunca en mis años de experiencia he visto a una pareja tan descoordinada!

Cubrí mi poca para ocultar mi sonrisa y tratar de parecer seria, pero en cambio mi pareja de baile soltó una carcajada que después intento disimular con una tos.

–El vals se baila desde tiempos antiguos en Cuxem, es un baile elegante a un ritmo delicado– dijo moviéndose entre ambos– Ustedes, por el contrario, parecen patos.

Ahora fue el turno de Henry de soltar la carcajada y Milo y yo no pudimos aguantarla tampoco.

–Mi Luna esto es algo serio, el baile es mañana.

No pude responder porque sentí cierto olor exquisito, mi piel se erizo y una sonrisa tonta se instaló en mi cara al saber que mi mate estaba cerca.

– ¿Cómo van las clases, Señora Moore? – pregunto mi mate cuando entro al salón junto con su hermana Sara quien se fue a saludar a su mate, mi hermano.

–Parecemos patos–respondió Milo– palabras de Moore no mías.

–Te dije que tenías que asistir a clases de baile, hermano–dijo Richard palmeándole la espalda– Al parecer son un desastre.

Richard reproduce la canción de nuevo y se acerca a mí, toma mi mano y se inclina a darle un suave beso de repente mis mejillas se ponen rosas y sonrió emocionada.

– ¿me permite este baile, Luna? – susurro sonriendo con picardía.

–Claro– respondí tratando de no chillar emocionada, que puedo decir soy una romántica.

Richard toma mi cintura y me acerca más a él, en tanto yo puse mi mano en su hombro y sonreí con nerviosismo viendo como si mis tenis fueran los zapatos más limpios de todo Cuxem.

–No agaches la mirada–mi mirada choca con sus ojos verdes que me ven con ternura, nadie nunca me ha visto así–Solo déjate llevar.

–Para ti es fácil decirlo– Comenzamos a bailar y yo trato de que el me guie como siempre me explico Emma– Bailas muy bien, en cambio yo…




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