El Secreto del Mausoleo

Descansa en paz

Ester se dejó caer y lloró hasta que sintió el ruido de una batalla, se escondió detrás de un árbol, vio sobre una cascada como luchaban dos hombres, uno con la misma armadura oscura de los hombres que violaron a su hermana, el otro de blanco.

El que estaba con ropa clara recibió un golpe en la cabeza y cayó desde lo alto, al chocar contra el agua quedó semi inconsciente, comenzó a hundirse, la terrestre se tiró al río, cuando ella logró llegar a su lado él quedó sin sentido, con mucho esfuerzo logró sacarlo a la orilla, lo arrastró a donde estaba su hermana, con miedo tomó un palo grande para defenderse y a Javiera del hombre, cuando éste despertará.

"Qué diablos estaba pensando cuando lo salve - miró al hombre nerviosa - es que sí de mi depende nadie más morirá".

Al caer la noche la muchacha empezó a dormitar, por eso no notó cómo varios soldados la rodearon, solo se dio cuenta cuando la apresaron. Tomaron al hombre desmayado y a su hermana, y empezaron una marcha, en silencio. La terrestre estaba abatida, ya no había forma de escapar.

Llegaron a un campamento en lo más hondo del bosque, mientras Ester estaba de pie abrazando a su hermana, llegó corriendo un médico a atender al hombre que salvó, que ya había despertado, ahora que vio a los lugareños sin cascos, ella recién se dio cuenta que se diferenciaban de los humanos en que sus orejas terminaban en punta, como los elfos.

— Bienvenida doncella, soy el Príncipe Arthur, ella es Alba — la aludida inclinó la cabeza en señal de saludo, tenía cabello amarrado en una cola, su pelo y ojos eran de color café claro.

— ¿Por favor pueden ayudar a mi hermana? — suplicó Ester sollozando.

El monarca hizo una señal, y varios de sus hombres tomaron a Javiera y la llevaron con mucho cuidado a una tienda.

— ¿Me dejaría ir con ella? — dijo ya más calmada la terrestre.

— No es una prisionera, Josh, mi hermano — apuntó al rescatado, que ya había sido atendido, y salía de una tienda con el doctor, la miro molestó por haberlo ayudado, él se creía el mejor guerrero de todos — nos dijo que lo sacó del agua, es nuestra invitada, disculpe que la preocupación por él evitó que le explicará bien su situación — los príncipes eran morenos, ojos oscuros y cabello muy cortó, ambos se parecían mucho entre ellos.

— Gracias su majestad, por favor tráteme de tú, soy Ester — acordándose de las películas medievales que vio de niña, hizo una torpe reverencia.

— Lo haré si me dices Arthur.

— Gracias... Arthur.

— Alba te acompañara a ver cómo está tu...

— Hermana — por fin estamos a salvo pensó la jovencita.

Trataron de que Javiera se alimentará, pero siguieron sin lograr nada.

— ¿Qué le pasó? — preguntó la lugareña, luego que le contó, movió lentamente la cabeza negando — haré que venga el médico, pero su problema no es físico, simplemente ya no quiere vivir.

— Por favor sálvenla, no tengo a nadie más en el mundo — la jovencita de nuevo se puso a llorar.

— Ven pequeña, haremos lo que podamos.

A pesar que intentaron ayudarla, a los 4 días, con un ronco suspiró Javiera murió.

Esa noche después del funeral en medio del bosque, la muchacha terrestre quedó sola, arrodillada al lado de la tumba, ya no tenía más lágrimas que derramar, deseaba morir también, su hermana era fuerte y su final fue ese ¿Qué le esperaba a ella? Siempre fue la más débil del grupo. En eso vio que una nube blanca salió de la tierra recién removida, que se convirtió en la figura de la difunta.

Ester cayó sentada al piso, asustada, pensando que había perdido la cordura.

— No te asustes, volví para apoyarte — era la voz de su hermana la que salía de ese espectro.

— ¿No estás muerta? — preguntó temerosa.

— Sí, era mi destino, como el de los demás era llegar a esos mundos.

— Me volví loca.

— Para nada, aunque de ahora en adelante verás y harás cosas que te parecerán increíbles.

— ¿Cómo?

— Me quedaré para aconsejarte un tiempo, pero las decisiones tendrás que tomarlas tú.

— Estoy varada en un lugar que parece la edad media, no tengo ganas ni fuerzas para seguir adelante ¿Qué decisión debo tomar? ¿Vivir o morir?

— Debes vivir. Tienes que aprender a defenderte, a luchar, y otras cosas más, más adelante vas a necesitarlo para completar tu camino, pero todo a su tiempo.

— ¿Quién me enseñará? — debo estar soñando pensó Ester.

— Conversa con Arthur, él sabrá qué hacer para ayudarte — pasó una ráfaga de aire que dio la impresión que iba a disolver a Javiera.

— No te vayas — no quería que desapareciera, trato de abrazarla, pero era solo una sombra.

— Estaré a tu lado por un tiempo. Ahora ve a descansar, a partir de mañana tu entrenamiento empezará.

Mientras Ester caminaba al campamento meditando, miró a la figura espectral que iba a su lado.

— ¿Por qué lo hiciste? No dejaste que nos atacarán a las dos ¿Por qué no trataste de salvarte sola, si me odias tanto?

Javiera bajó la cabeza, le respondió miraba al piso.

— En realidad te quiero mucho, y te admiro, eres inteligente, una excelente persona, en cambio yo... siempre la rebelde... en el fondo de mi corazón nunca he dejado de quererte, cuando eras bebé me quedaba mirándote en la cuna por horas, yo te enseñe a hablar, a caminar, pero cuando nuestros padres empezaron a ponerte como ejemplo empecé a molestarme, aunque sabía que no eras la responsable, termine tratándote mal por eso. Ellos querían que fuéramos perfectas, pero no debieron compararnos, todos somos diferentes, si hubieran sido más comprensivos nunca te hubiera tratado así.

— Equivocaron la forma, pero su intención era la mejor. En este momento siento que ya no puedo caer más bajo — la joven terrestre soltó algunas lágrimas recordando a sus fallecidos padres.

 



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En el texto hay: esperanza, aventura, muerte

Editado: 02.06.2020

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