El Segundo Idiota.

Capítulo 15.

Planeemos una broma.

 

9 de Septiembre de 2019.

 

Era un día muy tranquilo, estaba en el mini sofá de mi cuarto leyendo sin nada ni nadie que me molestara.

Por desgracia Mía llegó abriendo con una azotón la puerta de mi habitación, adiós momento de tranquilidad.

—Necesito distracción—se aventó a mi cama.

—Creo que te equivocaste de hermano—dije sin apartar la vista de mi libro.

—Si vine aquí es porque no quiero ver al idiota de tu hermano.

Al menos ya no negó a Luis.

—Tenías la opción de ir con Lia, anda, ve con ella.

—No sé donde está.

—Pues ya tienes en qué distraerte, ve a buscarla.

Tomó una de mis almohadas y me la aventó.

—Me estoy cansando de que todos me avienten cosas.

—Y yo me estoy cansando de que seas un mal amigo.

Suspiré y cerré mi libro de golpe.

—Bien, ¿qué quieres que haga, engendro del demonio?

—Yo que sé, platícame algo de tu aburrida vida. De tus acostones o yo que sé.

—No he tenido acostones...

—¿Desde...

—No preguntes—la interrumpí.

—Bien, entonces, ¿qué has pensado hacer?

—¿De qué?

—Con Ana.

¿Ana? ¿Qué tendría que hacer?

—¿Qué con ella?

—¿Es en serio, Iván?—una sonrisa burlona le comenzaba a salir y solo la miré confundido.

—¿Qué?

—¿No has ideado como regresarle una broma a Ana?

Pero si ella no me ha regresado la pasa... oh, ya recordé, las malditas polillas.

—Claro que si, estoy planeando algo y... eso.

—Algo me dice que habías olvidado esa parte.

—He estado muy ocupado, ¿sí?

Gilberto cada vez me deja más trabajo en la alberca o, casualmente un día después de que dejo el almacén impecable, lo encuentro todo sucio. Además de ayudarle a Bia a estudiar, no he dejado que me pague nada por lo que luego me invita a comer antes de los entrenamientos mientras estudiamos.

—Claro, que ahora eres tutor.

De nuevo esa mirada burlona, debí de ahuyentarla en cuanto tuve la oportunidad y ahora estoy aquí aguantando a la que puede ser mi cuñada. Qué horror.

—¿Tú como sabes eso?

—Lo escuché por ahí.

—Bueno sí, le estoy ayudando a Bianca con sus tutorías pero es solo un favor.

—Claro, como si no te conviniera pasar tiempo con ella y como si tu hicieras favores.

—No entiendo a que punto quieres llegar.

—Pues ese es tu brillante plan, ¿no? Acercarte a ella para que crea que lo que le pidió hacer Ana esta funcionando.

Ahora que recuerdo, a nadie le he contado de la conversación que tuvimos Bia y yo sobre el como yo ya sabía todo lo de Ana. La verdad es que era algo que se me había olvidado totalmente y no vi necesario comentarlo, ni tampoco ahora quiero hacerlo.

—Ese es otro asunto, ahora me enfocaré en Ana y necesito tu mente malvada para eso.

—Veo que su plan está dando buen resultado—murmuró y pretendí no escuchar.

Para cualquiera que conozca esa parte de la historia podría verse así, pero créanme cuando les digo que de ninguna manera pasará eso.

13 de Septiembre de 2019.

Pasar un viernes en un festival de mi preparatoria no era una de las mejores maneras para empezar mi fin de semana, de hecho estaba odiando cada segundo de esto al ver muchas personas reunidas en un mismo lugar haciendo ruido.

—¿Me puedes recordar porque acepte ayudarte?—le pregunté a Nataly mientras acomodaba la comida en el puesto.

—Porque los amigos se apoyan.

—Ya no me gusta ser tu amigo.

—Al menos esta vez aceptaste nuestra amistad.

El hermano de Nataly va en primer año y la escuela cada semestre hace una mini feria en donde los alumnos venden cosas para que puedan ganar algo de dinero. Nunca participé en estas cosas y ahora por querer venir a ver a cierta persona, terminé ayudándole a Nataly y su hermano para que no se viera tan obvio a qué venía.

Su hermano se había ido hace media hora a conseguir servilletas y nosotros estábamos como idiotas vendiendo los hot-dogs que él había preparado.

Ya no había tanta gente como al inicio del día pero aún era demasiada para mi gusto.

—Mira, ella es Verónica.

Nataly señaló a una chica de cabello castaño, algo bajita y con lentes. Se estaba acercando con un chico muy alto y por sus caras sé que aquí viene algo de drama innecesario para empeorar mi día.

Así que decidí hacerme tonto organizando cosas del puesto en lo que Nataly los atendía. No estaba prestando atención hasta que el tono de voz de la chica me atrapó, y es que estaba hablándole de mala manera a Nataly.

—... ya te dije que no puedo ser tu amiga porque me da miedo que te enamores de mí, yo no hago esas cosas.

—Yo no...—Nataly estaba balbuceando y con la cabeza baja.

—Deja a mi amiga en paz, todos sabemos que el que te gusten las chicas no es algo natural, necesitas ayuda.

—Los únicos que necesitan ayuda son ustedes, váyanse—me acerqué, sobre todo porque Nataly estaba a punto de llorar.

—A ver, tu no te metas que...—el chico comenzó con un tono amenazante pero cuando lo miré mal titubeo un poco—que... ella es la que no ha dejado en paz a Vero.

No era verdad, de acuerdo a lo que Nataly me contó Veronica al principio se acercó a ella porque tenía "curiosidad" luego vio que las cosas estaban yendo demasiado serias y la terminó. Nataly sí la buscó después y luego se rindió al escucharla hablar mal de ella con sus amigos.

—Verónica puede hablar por sí misma, ¿verdad, niña?—me dirigí a ella pero ahora parecía muy tímida.

—Con ella no te metas.

—No, tú no te metas con Nataly que nosotros sólo estábamos aquí hasta que llegaron ustedes. Ella no les dice nada porque tiene buenos modales, pero yo soy un dolor en el culo cuando quiero, así que largo o empeoraran mi mal humor.



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Editado: 28.01.2023

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