La Comodidad del Ladrillo
Prólogo: De los Rabbits. (Como si a alguien le importara)
Los Rabbits (porque se reproducen como conejos), son un pueblo sencillo y muy antiguo, mas numeroso en tiempos remotos que en la actualidad. Amaban la paz, la tranquilidad, la hueva, el cultivo de la buena tierra, entendiendo estos huevónes por buena tierra, a aquella que produzca solita, sin intervención ni trabajo de nadie, también eran fanáticos del Romantic style de la factoría y las canciones de la academia, sin distinción de generación y seguidores de Paty chapoy.
Habitaban en un paraje que ellos denominaban "La Sin marca" (para no ser localizados por las autoridades), en el pueblito de Lomitón. Los Rabbits son más bien pacíficos, por no decir flojos, inútiles, perezosos, desobligados, incapaces de mover un maldito dedo, y prefieren el descanso al trabajo, viviendo por lo general de pensiones pirata cobradas al IMSS o defraudadas a alguna AFORE descuidada. La mayoría entrarían dentro del rango de obesidad mórbida, considerando su baja estatura e inteligencia, y se caracterizan principalmente por tener pies grandes y peludos, y cachetes regordetes que harían la delicia de cualquier tía pellizcadora de cachetes de la familia.
Gustaban grandemente del tabaco, pero para ser francos... fumaban cualquier cosa combustible que encontrasen a su paso, hojas de papel, pasto verde, flores, arbustos, pasto seco, césped sintético y de plástico, plástico, madera, carbón, etc. (lo cual llevo a la casi desaparición de los rabbits, pero eso se cuenta en otro libro de dos mil millones de páginas, titulado Historias Inconclusas por Cáncer Pulmonar y drogadicción, editado por la SEDESOL y custodiado por el IMSS y la DEA, La SSP al respecto declaró que nunca se enteró, no supo nada, no tuvo nada que ver, no era de su competencia, no le importaba, hubo cambio de administración, el número de folio que señala no tiene antecedentes registrales en nuestra base de datos, la información que solicita probablemente se halle marcada como “confidencial” y deberá esperar hasta que concluya el término de reserva marcado por la ley ó hasta que se nos de la real y soberana gana, número ocupado).
El punto es, que uno de estos Rabbits, llamado Vil-bo Bolsero (por su característica de aparecer súbitamente en los cumpleaños y matrimonios sin ser invitado y revisar las bolsas de los demás), en un libro anterior fue reclutado con hábiles mañas (la verdad, le ofrecieron algo de dinero, y tres kilos de marihuana) por un grupo de Enanos Maricones (Llamados Pato, Peto, Pito, Potu Lulú, y otros dos) quienes con la falsa promesa de tesoros y otras recompensas inesperadas forzaron al pobre Bingo a viajar con ellos y darle muerte entre todos a un antiquísimo, anciano, moribundo, decrépito y enfermo dragón que agonizaba en el fondo de una montaña.
Evidentemente cuando retornaron a Lomitón, trajeron montones de oro que le despojaron al pobre dragón agonizante, y llegaron contando el choro-to-to-to-te de haber matado a un dragón en la flor de su juventud, que aterrorizaba a todo un pueblo de cobardes que se morían de miedo y que no hacían nada por defenderse. (Nada más lejos de la verdad)
Bien, el punto es que esa historia no tiene absolutamente ninguna importancia, de no ser por el hecho de que se vende bastante en las librerías y por el hecho de que durante esta "aventura", Vil-bo Bolsero encontró algo más importante aún.
La cosa sucedió mas o menos así: Mientras el grupo de Enanos caminaba por Troll-Landia (Un Parque de diversiones instalado por un amable grupo de Trolls, en el que habían trolle-buses, troll-gloditas, trolos y otras cosas por el estilo), Bingo se separó del grupo para ir a tomar fotografías (Bueno, honestamente se apartó un poco para poder fumarse cualquier porquería que encontrara y no estuviera clavada al suelo… y fuera combustible). Con la mala suerte habitual que era característica de él, Vil-bo cayó en un agujero (para ser francos, los rabbits nunca habían podido salir del hoyo en que vivían, literalmente), y se perdió en un complicado sistema de drenajes profundos.
Ahora bien, (ja ja, Tolkien siempre usaba esa frase, me gustó eso), ahora bien: en esas letrinas habitaba hace mucho tiempo un perverso ser conocido como Smeagooool (era aficionado al fútbol. Goñum, para los amigos) quien hacía mucho que se había ocultado de la luz del sol y vivía comiendo pescado crudo estilo suhisi, o suchi, o como se llame esa porquería. Y algunas cosas innombrables que flotaban en el agua.
Esta criatura abominable había comenzado su vida como drogadicto a muy temprana edad, y su vicio lo fue corrompiendo progresivamente hasta convertirlo en el guiñapo que era entonces.
Pero lo que mas había corrompido a Goñum había sido un Ladrillo que el había obtenido como regalo en un caja de cereales el día de su cumpleaños (ó por lo menos eso parecía querer recordar).
Goñum solía hablar con su Ladrillo, y solía llamarlo "Mi Tesoro" o "Mi precioso" o "Mi Cariñito" o "Mi Corazoncito" o "mi Chachita" ó “Amorcito corazón” y otros apodos cariñosos que no vienen al cuento. El punto es que Goñum solía aprovechar los poderes que le daba el Ladrillo para atrapar peces (lo usaba como carnada o simplemente los atontaba).
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una aventura con miles de emociones, una historia que jamas ocurrio, una abierta burla a la obra de jrr tolkien
Editado: 26.10.2018