La multitud no dejaba ver muy bien de que se trataba. Y más aún era difícil abrirse paso entre sus compañeros. Todo eso hasta que la directora (que se encontraba en el centro mismo del grupo) pidió que fueran a clases. Entonces Sergio logró visualizar el rostro de una persona, que de hecho era una chica, que al parecer se trataba de una alumna nueva. Una vez calmado un poco el ambiente, la directora entró a la clase, pero antes como solía hacer, daba las directrices a cada alumno, como sentarse bien, portar adecuadamente el uniforme, ya saben….lo habitual que suele ser en una secundaria.
Sergio se encontraba en su asiento, en un rincón con su amigo Andrés sentado observando todo aquello, aunque no oyó ni una palabra de lo que decía la directora, salvo el nombre de aquella chica: “Jessy” Era bastante extraña. Podríamos decir que había ciertas cosas que llamaban mucho la atención. Por ejemplo, a diferencia de sus compañeras, ella tenía la mirada pérdida, como cuando uno se siente perdido u extraviado, explorando un panorama totalmente nuevo. Eso sí, era bastante bonita. Tenía un hermoso listón color café que sostenía su cabellera rubia y sus ojos verdes combinaban con su pálida piel, la hacía ver con un destello de luz radiante, claros como el color de la nieve, además de sus pequeños y labios suaves color rosa.
Mientras Sergio se pasaba contemplando, Andrés ya noto claramente esto, por eso le hacía insinuaciones indirectas a su amigo sobre la recién llegada, ya que cuando la vio parecía que se había quedado “atontado”, aunque pero él lo negó rotundamente. Sergio sabía que seguro si Andrés lo descubría, estaría de fastidioso toda la mañana, aunque era de igual forma muy evidente de que algo le generaba esa chica a él entro suyo cuando la veía, y su mejor amigo no era nada tonto para no darse cuenta. Mientras ellos seguían discutiendo, no se habían percatado que la directora ya se había retirado y que la profesora acaba de entrar a la clase y estaba por llamar la lista.
En eso la rubia se acercó a un asiento que estaba frente a él, y pregunto a ambos si podía sentarse ahí. Esto fue recibido por un “SI” algo tartamudo de Sergio, y una risa pequeña que hizo su amigo Andrés al verlo hablar así. Sintetizando un poco, ocurrió en este modo:
Aquello le causó mucha gracia a la recién llegada, por ende le sonrió, y finalmente se sentó.
El resto de la clase uno podría imaginarse como transcurrió. Sergio se pasó mirando al frente, no porque la clase estaba interesante, no porque la profesora estaba llamándoles la atención o porque algún compañero tenía que pasar a exponer algún tema, sino totalmente ido, como si su mente se hubiera desconectado.
Había momentos que parecían que Sergio no podía apartarle la mirada. Como cuando un insecto ve la luz fluorescente y pareciese sentir una energía inconsciente, atrapante, adictiva por así decirlo, que lo guía a seguirla sin importar nada. Un fenómeno conocido como “fototaxia”, que era una conducta extraña que presentan los insectos por el contacto con la luz, algo que Sergio recordaba vagamente de una clase que su profesora había explicado en una ocasión.
Estuvo así todo el camino a casa. Al llegar, claramente su abuela se dio cuenta, ya que se lo veía mucho más animado que de costumbre. Era bastante extraño verlo ofrecerse a hacer tareas de limpieza con su abuela, dado que normalmente no quería hacer salvo que las tuviera que pedírselas ella misma, aunque tampoco él nunca se negaba.
Al llegar saludo con un abrazo a su abuela y se sentó alegremente en la sala, mirando hacia el techo sonriendo. Su abuela se acercó en silencio y lo observó por unos minutos. Se arrimó lentamente a la mesa.
_ Te noto muy diferente hoy - Le dijo su abuela.
No, para nada, estoy bien; decía mientras sonreía distraídamente.
Su abuela sonrió y dijo: Conozco esa mirada. Tu papá también se comportaba así cuando tu mamá se mudó al barrio. Él tenía esa misma expresión esa primera vez que la vio cuando se mudaron en la casa a lado de nosotros. Tu Papá fue el primero en ir a saludarla ni bien estaban bajando sus pertenencias; dijo mientras se reía susurronamente.
Su abuela es una mujer preparada. Quizá no tendría algún estudio técnico o aval una prestigiosa universidad, pero poseía una experiencia de vida tan grande como una enciclopedia, tanto así que le conocía bien y parecía saber lo que pensaba. A veces decía que quizá ella tenía algún poder místico o adivinador por la certeza de sus predicciones.
Se animó a mirarla. Realmente sabía que en esta ocasión le sería difícil seguir ocultándolo.
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Editado: 24.07.2020