La élite Dafean estaba asegurando que la hiperrealidad controlada por Jade permaneciese en forma, con el objetivo de poder salvaguardar la integridad del mundo natural. Quedaba solo que la élite Macapa y, por supuesto, Agnis vencieran, sellaran o hicieran algo al respecto para salir de tal situación.
—Según la hiperrealidad que acaban de construir, puedo asegurar que ustedes quieren que yo solo me divierta con ustedes y no con el mundo natural —Era el discurso engorroso, vanaglorioso y pícaro de Mara—. Qué egoístas por no querer compartirme con el mundo…
Mara unió sus dos manos quedando a la misma altura, posición y forma. Inhaló con su cavidad ventral echando un poco hacia atrás su cuerpo y se adelantó exhalando un fino hilo ígneo que a cada paso, distancia y momento se iba formando en una gran bola de fuego.
De los combatientes, Ethan sería el que debía contrarrestar tal magia elemental, pero sabía que su magia no llegaría a dicha extensión como lo era la gran bola de fuego de Mara, comprendía que no podía conjurar agua ni ningún otro elemento posible. El fuego se acercaba.
—«Conjuración másica: reducción elemental» —Fue el conjuro que realizó Ethan para extinguir la gran bola de fuego. Ethan empezó a respirar un poco con dificultad, como si hubiese hecho una caminata por todo el mundo natural. Los seres esenciales utilizan la magia al igual que los seres supranaturales a través de la esencia que cada uno de esos seres emana. Si su esencia se agota hasta terminarse también lo hace la vida del ser esencial o supranatural. Ethan ya no podía seguir, debía recuperarse.
Mara todavía seguía intacto, intacto de poder regresar al combate.
—«Conjuración espacial: esfera gravitatoria».
Todos los ahí presentes, excepto Mara, cayeron de rodillas ante la supremacía demoníaca de Mara. Agnis podía a duras penas visualizar una esfera oscura que se encontraba casi en la mitad de la batalla, era lo que hacía que no pudiesen mantenerse de pie o sostener su propio peso. Poco a poco, la hiperrealidad mentalizada por Jade estaba desapareciendo.
Por un momento, Sebastián cayó a los pies del demonio. Luego, se levantó como si no le afectara. «Claro, es un fisicalista: razón física», pensó Agnis mientras instante a instante perdía la consciencia. Sebastián echó un vistazo a su alrededor observando cómo todos a su alrededor decaían.
—«Hechicería fisicalista: Adjudicación de la razón física» —Cada uno de los ahí presentes recibieron una marca gráfica que, de alguna manera, les adjudicó mejores habilidades físicas, siendo así una resistencia a la esfera gravitatoria. Todos y cada uno de los combatientes empezaban a recuperar la vida, después de un asfixio físico.
—Bien hecho, fisicalista de los seres naturales —felicitó el gran demonio de la ilusión con un movimiento de manos libertino—, pero «conjuración espacial: esfera gravitatoria II» —De repente, la esfera gravitatoria empezó a succionar cada cosa, parte o componente allí presente, pero no era su razón física, sino su razón mental. Los presentes, los combatientes comenzaron a perder su vitalidad.
—¡Jade! —llamó Sebastián. Jade estaba intacta, parecía no ser corrompida por «Esfera gravitatoria II».
—No puedo hacer lo mismo que tú —afirmó casi a gritos Jade—, porque no podría mantener la hiperrealidad.
—Maldición… —dijo con un golpe en la superficie rocosa donde se encontraba.
Katie estaba desconcertada con todo lo que había sucedido y, en específico, con su dolorosa pérdida. Además, Katie ya estaba perdiendo su vitalidad y, por ende, no podía encantar.
—«Encantamiento energético: reingreso vital» —Emma dio un beso a la tierra y se disculpó. La vitalidad empezó a reintroducirse a través de todos los combatientes.
—No nos sirve —comentó con un poco de debilidad Sebastián.
—Pero nos dará más tiempo —insinuó Ethan con voz temblorosa.
—Realmente son patéticos —dijo Mara mientras a la vez se burlaba de ellos.
No había solución alguna para tal situación, pues el gran demonio de la ilusión Mara era realmente mucho más poderoso que la ilusión de vencerlo que tenían tanto la élite Macapa como la élite Dafean. Agnis se sentía inútil, aunque tuviera conocimientos de la magia, no era capaz de conjurar ni hechizar y ni siquiera de encantar sin ayuda de Spot.
Otra vez más, recordaba a Spot, que se encontraba desprotegido y perdido. Tenía que llamarlo, pues Spot era su única salvación, era la salvación de su entera vida. Con todas sus fuerzas ansió que Spot lo escuchara, que viniera, que lo protegiera. Agnis agachó la cabeza perdiendo toda esperanza, estaba en lo más mínimo de perder su vitalidad. Alzó su cabeza por última vez para ojalá poder recuperar el aliento, la esperanza.
¡Ahí estaba! Era Spot, el amigo de su vida. A pesar de tener una vida aislada, Spot siempre estuvo ahí para él como amigo, mentor y familiar. Esta vez Agnis podía hacer algo al respecto, podía encantar a través de Spot. Se relajó mental, física y ambientalmente.
—Spot, «Encantamiento singular: dilución espacial» —Desde los ojos de Spot se liberó un destello repentino que encegueció a todo individuo. Luego, cuando recuperaron la visión se dieron cuenta que la esfera gravitatoria se había ido. Agnis cayó rendido, quien se vio auxiliado por Spot.
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Editado: 28.06.2021