SÉPTIMA ESCENA

—«Conjuración: destello parpadeante de luz» —conjuró Agnis, haciendo que el colosal Liche retrocediera de la aldea de los lobos.

Agnis no reconocía al Liche que estaba enfrente de él. En esta ocasión, aquel Liche era mucho más grande, desmedido, más colosal de lo que Agnis lo recordaba. Cuando había visto el Liche de Ethan por primera vez en la figura geometral, había notado la majestuosidad principesca suya, pero esta vez era simplemente una monstruosidad colosal.

—¿Ethan? —preguntó Agnis con la esperanza de ser respondido. Sin embargo, el colosal Liche no respondió.

El colosal Liche extendió su dedo índice de la mano izquierda y de ahí se expidió un lazo negruzco que se enrolló en el cuello de Agnis. Este con un chasquido desvaneció el lazo penetrante del colosal Liche.

—Ethan, no quiero hacerte daño —dijo Agnis.

—«Conjuración nigromante: cadenas esclavizantes» —conjuró el colosal Liche con sus manos unidas. La oscuridad del lugar se transformó en una muchedumbre de cadenas que atraparon a Agnis. Antes de que Agnis pudiera liberarse, el colosal Liche lo inmovilizó con su mano derecha.

—Ethan, soy Agnis —dijo Agnis mientras miraba la expresión de dolor del colosal Liche.

—«Conjuración nigromante: malversación del ánima» —conjuró el colosal Liche mientras abría su grande boca para comerse la vitalidad de Agnis.

En un destello claro, Agnis desapareció de las manos del colosal Liche y se transportó, a modo de una bola de luz, hacia el hombro colosal de Ethan.

—Deja salir tus sentimientos —retó Agnis a Ethan mientras abrazaba una parte de su enorme cuello.   

El colosal Liche acercó su mano a Agnis y lo apartó como si fuese un insecto molesto. Agnis salió volando por los aires. Con una onda luminosa Agnis detuvo su trayectoria.

—Déjame ver tus sentimientos —le gritó Agnis a Ethan.

El colosal Liche se enfureció.

—«Conjuración nigromante: destello del padecer» —Apuntó con su dedo a Agnis y comenzó a absorber toda la magia a su alrededor.

—No me dejas de otra —dijo Agnis con voz petulante—: «Conjuración: despertar del sueño» —conjuró Agnis removiendo todos los sentimientos de Ethan.

«El destello del padecer» del colosal Liche se deshizo. Aquel comenzó a retorcerse en el dolor de recordar. Agnis podía ver cómo el colosal Liche, no… cómo Ethan estaba sufriendo. Agnis quería ver de manera clara qué le estaba sucediendo realmente a Ethan. Ese colosal Liche solo le indicaba que Ethan quería esconderse de la realidad, no… de su propia realidad.

Los huesos renegridos del colosal Liche empezaron a removerse tratando de formar una bestia cuadrúpeda mucho más poderosa, más magnífica, más intensa. La membrana sombreada del colosal Liche conformó una capa reptiliana y recubierta de pelaje fantasmagórico sobre su propia reformación esquelética alada. En su cavidad torácica había un corazón acorazado que, según las palpitaciones del sentir, destellaban varios haces coloridos de luz. 

Agnis se maravilló al ver que los sentimientos de Ethan se habían expresado: un dragón. Agnis como una estrella fugaz se adelantó hacia su cabeza y la abrazó. El dragón guardaba la calma hasta que empezó a gimotear. Agnis se dio cuenta que las venas blancas de su cuerpo se habían acentuado sobre sus brazos, las cuales estaban lastimando al dragón. «Bonum, lo lastimas», dijo Agnis sin poder mover su cuerpo. «Es la personificación del mal», contestó Bonum sin decir otra palabra.

El dragón había comenzado a decaer al ritmo reductivo de las palpitaciones de su corazón acorazado. Agnis desesperado acudió con deseo a Malum: «Por favor». Las venas blancas de sus manos se tiñeron de negro, de esa manera Agnis pudo recuperar el control de su cuerpo. «Tus plegarias han sido escuchadas», recitó Malum con una risa picaresca evanescente.

El dragón había perdido la calma. Agnis se echó hacia atrás. El dragón escupió un voluminoso ataque mágico negruzco hacia Agnis. Este invocó un escudo que, lastimosamente, desfalleció ante el poderío destructivo del dragón. Agnis, desfallecido, quedó tendido sobre el suelo.