Lo único que Agnis sabía hacer en ese justo momento era correr por su vida: había estado corriendo por todo lugar sin parar.
En verdad, Agnis estaba completamente despavorido por haber conocido por primera vez un trol de semejante envergadura y sabía muy bien que no quería volver a ver uno más, simplemente con uno era ya más que suficiente para no querer ver más seres sobrenaturales como el trol.
Mientras Agnis corría como si no hubiese un mañana, un tipejo se interpuso en su camino.
—Me pareces medianamente familiar —dijo el chico con vestimenta negra, burlándose de la estatura de Agnis.
Agnis no le prestó mucha atención, pues apenas se daba cuenta que había estado corriendo sin más.
—¿Por qué corres tan asustado? —dijo el chico al ver escurrir el sudor de Agnis.
La verdad, Agnis detectó un matiz sarcástico en su pregunta.
—Eso no te incumbe —le contesto Agnis a la vez que lo ladeaba para irse para su casa.
—¿Qué eres? —le preguntó el chico apenas se le adelantó.
Agnis lo examinó detalladamente de pies a cabeza: era un tipo atractivamente pícaro.
—Eso tampoco te incumbe —dijo Agnis mientras, una vez más, pasaba de él.
El chico, impacientado, se le adelantó una vez más.
—Soy Ethan —se presentó con una voz desdeñosa—. ¿Cuál es tu nombre?
«¿Cuál es el problema con este…?», pensó para sus adentros, luego intentó calmarse. Se fijó una vez más en él, pero esta vez algo hizo que se sonrojara.
—¿Por qué debería decirte mi nombre? —cuestionó Agnis mientras con su mano en la cara trataba de disimular el rubor que le había ocasionado Ethan.
Ethan captó el rubor en las mejillas de Agnis y, por supuesto, se aprovechó de la situación.
—¿Por qué te incomodas? —lo acorraló Ethan con una sonrisa deslumbrante.
Agnis dio un paso incómodo atrás, como si Ethan lo estuviera afectando.
—Lárgate —dijo Agnis sin saber qué más decir.
Ethan se quitó la guerrera extensa que llevaba puesta: Agnis observó que bajo esa camisa blanca se delineaba una masa corporal extraordinaria. Agnis, sinceramente, se tapó los ojos.
—Todavía mejor si no ves —retó Ethan a Agnis.
Agnis se molestó, realmente se cabreó de la actitud coqueta de este tipejo. Así que iba a devolverle el favor. Agnis se destapó los ojos.
—Así que esto es lo que querías mostrarme… —dijo Agnis mientras con su dedo índice tocaba el pecho de Ethan en un zigzagueo. Agnis trataba de ocultar la pena y el deseo.
La expresión de Ethan era una expresión sorprendida, por lo que Ethan dio un paso adelante. Agnis, dubitativo, retiró lentamente su dedo índice del pecho de Ethan. Este, astutamente, cogió la mano de Agnis y lo jaló hacia sí. Ambos cuerpos quedaron estrechamente pegados.
—¿Esto es lo que quieres? —le preguntó Ethan con una sonrisa pícara.
Agnis estaba absolutamente colorado. También estaba dispuesto a besar a Ethan.
—Calma… chiquillo… —le dijo Ethan a Agnis una vez que lo soltó.
Ethan empezó a reírse, quizá para conservar el pudor.
—No pasará —le informó Ethan con contundencia.
Es posible que Agnis se haya decepcionado, pero no lo hizo evidente.
De modo repentino, en ese lugar se manifestó un ser totalmente encapado de una insípida manta verde. Además de ello, característicamente este ser tenía unas cadenas ajustadas entre sus manos.
—¡Un enlazador! —dijo Agnis totalmente maravillado.
Ethan, que estaba de espaldas, volteó a ver al enlazador.
—Hazte detrás de mí —ordenó Ethan con una voz áspera.
Las personas del lugar al ver al enlazador empezaron a evacuar la calle en la que se encontraban, pues los enlazadores son seres sobrenaturales que se dedican a enjaular, encarcelar o sellar a otros seres mágicos de acuerdo a las órdenes del mundo mágico. Sin embargo, como Ethan bien sabía, los enlazadores no hacen parte de las élites y el mundo mágico estrictamente envió élites para esta misión. Eso significaba que era un tulpa.
—«Encantamiento secreto: muchedumbre de cadenas» —encantó el enlazador.
Un montón de cadenas salieron de la túnica del enlazador, que se dirigían expresamente hacia Ethan. Agnis, al sopesar la situación, se hizo detrás de Ethan, lo más pegado a él en lo posible. En un momento como ese, Ethan esbozó una sonrisa arrogante.
—«Conjuración: retroespejo» —conjuró Ethan sintiendo cómo Agnis se prendía de su camisa.
Cada una de las cadenas del enlazador se vieron interceptadas por unos espejos, en los cuales las cadenas eran absorbidas. Se escuchó el enfado del enlazador.
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Editado: 23.12.2022