Agnis, a punto de invocar un tulpa, se adelantó hacia Las Dificultades, pues no iba a permitir que nadie le hiciera daño a Spot e iba a poner a disposición toda la magia que pudiese sin importar si eso le ocasionara la muerte.
Sebastián se percató de lo que Agnis estaba dispuesto a hacer. En verdad lo hubiera dejado utilizar al menos una de sus cartas mágicas para que salvara lo único que tenía en la vida, pero lastimosamente no podía permitir que Agnis dejara en descubierto su identidad (si es que lo era). Sebastián le echó un vistazo a Ethan.
Con una postura impecable Ethan lo ladeó, lo cogió de los brazos por detrás y lo inmovilizó en un instante.
—¡Déjame!… ¡no puedo dejar que…! —bramaba Agnis con el control absolutamente desestabilizado.
La élite Dafean estaba observando el comportamiento descortés de Agnis.
—Tranquilo —musitó Ethan un poco coqueto.
Agnis, involuntariamente, sintió el vientre fornido de Ethan apuntalarle la espalda. Apenas se dio cuenta se enrojeció.
—No puedes enseñarles ese tipo de magia a nadie más —replicó Ethan con dureza a Agnis.
Algo en Agnis quería obedecer las órdenes de Ethan, pero no podía dejar que Spot saliera lastimado, sin importar qué tuviera que hacer. Intentó forcejar lo más que pudo, pero la fuerza de Ethan era brutal, bueno, al menos comparada con la suya.
—Nos encargaremos —afianzó Ethan con un tono distante.
Agnis le dio un voto de confianza a esta élite y prefirió apaciguar sus emociones, pero jamás dejó de preocuparse por Spot.
Sebastián dominó el entorno físico en el que estaba. En una zancada se acercó violentamente a Las Dificultades, haciéndolas dispersarse en un instante. Spot salió volando por los aires. Emma lo atajó con una celeridad sobrenatural. Instantes después, Spot, en los brazos de Emma, se hallaba al pie de Agnis. Ethan soltó a Agnis con un movimiento brusco. Emma asentó a Spot en el suelo. Agnis se le acercó y colocó la cabeza de Spot sobre sus piernas.
—¿Estás bien? —interrogó Agnis entre lágrimas.
—Sigues siendo un llorón —le alegó Spot.
Agnis, entre lágrimas, soltó algunas risitas. Ethan estaba pendiente de ese tal Spot.
—Ven, hazlo —le ofrendó Agnis para que Spot se introdujera en él a través de un símbolo mágico, en el cual Spot, como trisquel mágico, podría recuperarse en Agnis, como su poseedor.
—Me necesitas —le replicó Spot dándole a entender que esta situación lo obligaba a seguir presente, para ser capaz de protegerlo siempre.
—No, claro que no —negó Agnis con una sonrisa plácida, tratando de que Spot se fuese a descansar, tratando de que estuviera a salvo, de que se sintiera más familiar.
—Ellos están detrás de ti —Fue lo único que dijo Spot respecto a Las Dificultades.
Emma, Katie e Ethan, que estaban cerca, se alarmaron con lo que Spot había dicho.
—Nunca nadie ha estado detrás de mí —confesó Agnis. Spot se burló, porque era verdad—. Además, conocí a una buena élite…
—Te lo dije —le recordó Spot.
—¿Qué?
—Que hoy era tu día —se le burló Spot. Al momento, se convirtió en una bocanada de estrellas parpadeantes que se marcó en el lado derecho del vientre de Agnis.
Katie tenía los ojos aguados de la triste puesta en escena.
Bien allá, tanto Sebastián como Jade estaban combatiendo a Las Dificultades. En un momento, uno de ellos con la palma recta golpeó a Jade en el pecho, quien salió disparada por los aires. Sebastián se le adelantó a Jade y la atrapó. Jade se sintió sumida en los músculos ventrales de Sebastián.
—¿Estás bien?
—Sí —le contestó Jade mientras se soltaba de los brazos de Sebastián.
Alrededor de la ciudad se alcanzaba a oír cánticos por parte de una congregación de feligreses, los cuales sostenían una vela que expulsaba una pestilencia insoportable, como si presagiase esa sugestiva alucinación.
—«Hechicería espacio-temporal: invocación demoníaca» —dijo Las Dificultades sin discrepancia.
Tal como debía ser un líder, tanto Jade como Sebastián se colocaron al frente del meollo que estaba a punto de acontecer. Por su lado, Agnis dio un paso atrás para soslayar la batalla, porque sabía que un nombre de un hechizo como «Invocación demoníaca» no podía ser así de ameno. Mientras tanto, Katie se hizo al lado de Emma, buscando protección.
Tal como Agnis lo había previsto, se presentó en un destello negruzco de partículas un demonio antiguo invocado desde las profundidades del mal. Detrás de aquel ser supranatural se hallaban dos inmensas alas de color negro brillantes, relucientes, centelleantes e impresionantes. Además, tenía algunos rasgos animalescos como, por ejemplo, en vez de uñas tenía garras encorvadas.
—Invocadores, ¿dónde está mi tributo? —dijo el gran demonio con un matiz deslumbrante.
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Editado: 23.12.2022