El ser que habita en mi

LUNA DE SANGRE

Los días que paso encerrados en mi habitación, compaginados con los momentos de entrenamiento se hacen insoportables y extremedamente largos.

Añoro aquellos momentos en los que pasaba el tiempo con Lucinda, su sonrisa, sus ojos, su aroma, sus labios. Añoro todo de ella;pero ahora se que es feliz con otra persona y eso es lo que más me importa en este momento. Me estarìa mintiendo a ni mismo si digera que no me gustaría ser esa persona; sin embargo, dada las circunstancias así está más a salvo.

Ahora mismo debe estar ya en Capri, en la excursión de Navidad,maravillandose por el enorme mar y sus aguas cristalinas. Estamos tan cerca el uno del otro y al mismo tiempo tan lejos, que el no poder verla me está matando a cada segundo que pasa. Le digo a mi mente una y otra vez que debe mantenerse fuerte; pues la guerra contra los oscuros está más próxima que nunca y muchos confían en mi.

Es de noche y el mar está agitado. Afuera hace más frío del que nunca ha hecho por estas fechas. Tengo un mal presentimiento ante este hecho, que se profundiza cuando la luna se convierte sin esperarlo en una luna de sangre. El cielo se tiñe de un color rojo intenso, como si en intensas llamas estuviese.

"Y habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra, angustia entre las naciones, perplejas a causa del rugido del mar y de las olas, desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las potencias de los cielos serán sacudidas…"

Esas palabras vienen a mi mente, haciendo que salga de mi habitación, con una sola imagen en mi cabeza"Lucinda". Corro por los pasillos, tropezando con todos los que me encuentro que se encuentran igual de asombrados y asustados que yo. Salgo afuera en donde el color de la luna se hace más perceptible, y en donde varios miembros del círculo de la luz se encuentran. Todos están a mi cargo, cada uno de ellos; pero mi único deseo es saber si Lucinda se encuentra bien, si está a salvo. Sòlo hay una forma de averiguarlo y es escapar una vez más, aunque eso signifique quebrantar las normas que me impusieron y dejar parte de mi cuartel desprotegido totalmente.

Decido usar uno de mis poderes para proteger el cuartel;aunque este me deje algo debilitado. Aplico un campo de invisibilidad sobre el cuartel, con la esperanza de que los oscuros no den con el. A continuación empiezo a correr sin mirar atrás, sin detenerme. Llevo en mi mano mi reliquia,mi medallón, que me guía a través de las diferentes calles hacia Lucinda.

La encuentro frente al mar, al lado del chico con la que la vi en el baile. Los dos están besándose, ajenos al fuerte oleaje y a la gente que escapa despavorida con terror en sus ojos. Parecen no percatarse de lo que sucede, como si estuviesen hipnotizados. No consigo entender el porque no se percatan de la situación que se está produciendo a su alrededor. Sin previo aviso, un rayo de la luna impacta sobre el joven mostrando, en este, un tatuaje en forma de luna. Tengo enfrente mía a un oscuro, un oscuro de los más poderosos;pues su categoría es igual a la mía.

-Lucinda-Grito con todas mis fuerzas, llamando la atención del joven que me observa con una mirada llena de oscuridad, y que rompe la conexión que estaba manteniendo con Lucinda. La veo caer sobre la arena confundida, y más pálida que nunca.

-Vaya, vaya. ¡Mira a quién tenemos aquí ¡Al mismísimo Gabriel D'Angelo! Permíteme que me presente, yo soy Adrien Black.

-Aléjate de ella.

-¿Y por que debería hacerlo? Ella ahora me pertenece. Me quiere a mí, me ha elegido a mi. Eligió la luz sobre la oscuridad.

-Mientes. Si te eligió es porque la hechizaste.

-Puede que si que la haya hechizado, pero la culpa es tuya por haberla abandonado. La dejaste sola y rota, por lo que me fue muy fácil ganarme su confianza. Estaba tan frágil que todo me fue demasiado fácil. Bastó un simple beso para ganármela. Y ahora aquí estamos los tres juntos. Por fin podré acabar contigo y llevarme a Lucinda a la oscuridad.

-No te lo permitiré. No dejaré que te la lleves. La oscuridad no vencerá.

-¿Piensas luchar?Estás en total desventaja. La luna de sangre juega a nuestro favor.

-Daré mi vida por Lucinda.

-¿Tanto la amas?

-Más que mi vida misma.

-Que patético. El amor solo os hace débiles e indefensos. Bueno me temo que vas a dar tu vida por nada.

Observo como poco a poco se va alejando del cuerpo de Lucinda que nos mira sin comprender nada, acercándose en mi dirección. Contemplo como desenvaina su espada, que desprende un frío tan intenso que convierte todo lo que toca  en hielo. Desenvaino la mía al mismo tiempo. Nuestras espadas chocan dejando escapar destellos de hielo y fuego, intentando alcanzar a su oponente. Nuestras fuerzas son iguales, lo cual hace que la lucha sea inútil durante un tiempo. A los minutos de empezar empiezo a sentir el cansancio producido por la lucha y por el hechizo de invisibilidad que lancé sobre mi cuartel con anterioridad.

-No eres tan fuerte como me han comentado. Esta lucha ya no tiene gracia, es una pérdida de tiempo.-Poco después siento una gran fuerza que me empuja hacia atrás y que me tira sobre la arena al lado de Lucinda. Un fuerte dolor en el hombro derecho me invade; pero no es comparable con el miedo que siento de perder a Lucinda para siempre. Agarro fuertemente mi medallón y se lo entrego a Lucinda, con la esperanza de que en el futuro me recuerde y se acuerde de quién es realmente. Le susurro un te quiero, antes de levantarme y enfrentarme a la que será mi muerte.




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