Capítulo 4
8 años han pasado desde la caída de uzushiogakure no sato. Tres aldeas contra un clan, un logro imposible y difícil de creer, pensar que un clan seria lo suficientemente poderoso para combatir a tres aldeas poderosas, sin embargo, aquella guerra sangrienta término de una manera enigmática, la fallecida Uzumaki Mito afirmo que la guerra la termino un hombre, pero los combatientes del clan pagaron el precio de su salvación, a cambio de sus vidas, el hombre creo una barrera impenetrable, nadie podría entrar ni siquiera los mismo Uzumakis o aquellos que poseían jutsus capaces de alterar el espacio–tiempo. Sin lugar a dudas, un trato demasiado caro, pero también demasiado beneficioso, pero todo esto no era más que una teoría.
Antes de partir al otro mundo, dejo un legado en Uzumaki kushina, heredándole el kyuubi y la tarea de resolver el enigma del portador de aquel chckra tan oscuro, rencoroso, pero a la vez tan tranquilo…
Curiosamente, mientras las personas paseaban por la aldea de la hoja, Ronin estaba sentado sobre la cabeza del fundador de la hoja, observando la belleza de la naturaleza e ignorando las miradas penetrantes que recibía a sus espaldas.
—¿Quién eres? identificate — expreso con un tono autoritario el hombre que fue alguna vez apodado “shinobi no kami”, si, hablamos del tercer hokage, Hiruzen Sarutobi de 52 años.
Ronin ignoro una vez más su pregunta, en silencio continuo.
—Bien, si no quieres hacer esto por las buenas, lo haremos por las malas — murmuro el hokag, y realizo un chasquido, haciendo que cuatros anbus de elites aparecieran a su lado —Si se resiste, mantenlo — ordeno.
—¿Eres el hombre que dice añorar la paz, o alguien que ansía una guerra dentro de su corazón? A mi parecer, eres la segunda opción— pregunto el pelicastaño, hablando por primera vez, haciendo que los anbus que estaban en su cercanía, se tensaran, debido a la presión que sentían sobre su cuerpo, provocando que quedaran inmóvil por un rato. Tras esa pregunta, el Sarutobi pareció tensarse antes la mirada de sus subordinados, realmente no espero esta clase de pregunta.
Pero antes de pudiera responderlo, una mujer peliroja que fácilmente reconoció se interpuso en el camino, se puso un poco nervioso que ella se acercara con facilidad al hombre que posiblemente era el enemigo de la hoja, sin embargo, en su mente aquella pregunta calo muy dentro de su interior…. ¿era un pacificador o un hombre que ansiaba la guerra? Sus acciones hablaron contrariamente a sus palabras.
—Finalmente te encontré… — murmuro la peliroja mientras jadeaba, en un destello amarillo apareció Minato Namikaze a su lado, observando la situación en silencio.
—¿Qué necesitas de mí, hija del sabio? — pregunto Ronin, dándose la vuelta, dejando ver finalmente su rostro, sorprendiendo de gran manera al hokage y al resto de los ninjas incluyendo a Kushina, aunque esta última no lo demostró.
—Necesito respuestas, ¿me las darás? — respondió con otra pregunta la mujer.
—Respuestas… eh — sus ojos cambiaron remplazando aquel avellano color por un azul blanquecino —dependiendo de la pregunta, responderé lo ansias saber. Una pregunta por una verdad absoluta, nada más — sentenció.
Antes esto, Kushina trago saliva con nerviosismo, una vez más sintió su chackra, no, más bien todos los ninjas sensores de la hoja sintieron su poderosa energía y experimentaron el profundo rencor que la energía poseía, incluso los civiles sintieron pequeñas sensaciones de odio recayendo sobre sus hombros.
—Y-yo quiero saber… — tartamudeo Kushina queriendo terminar sus palabras —q-quiero saber si… usted fue el hombre que protegió al clan Uzumaki y ayudo a los civiles escapar…
—No — contrarresto, Ronin viéndole a los ojos, notando su expresión pálida y sorprendida — fueron los mismo Uzumakis que protegieron a los civiles, yo simplemente acudí a su llamada, ellos batallaron a los veinte mil shinobis, derrotaron a la mitad y yo devaste la otra mitad en su totalidad, exceptuando algunos shinobis como sus kages — en silencio, la figura camino hacia la mujer, con delicadeza toco su mejilla y acto seguido, la acaricio. —tu clan lucho hasta el final de los días…. Yo termine su guerra a cambio de sus vidas — tras decir eso, cadenas surgieron del suelo, atrapando instantáneamente al pelicastaño.
—¿Por qué? — pregunto una vez más Kushina, ignorando las miradas incrédulas de los shinobis y de su marido, lagrimas se derramaron en su delicado rostro —¿Por qué lo hiciste? ¿porque terminar con sus vidas, no pudiste al menos dejarlos vivir?
Sorprendentemente, Ronin respondió tranquilo, como si esta situación no fuese nada para él, simplemente algo insignificante.
—Algún día lo entenderás, hija del sabio…— murmuro vagamente —Vivir no es sólo existir, sino existir y crear, saber gozar y sufrir y no dormir sin soñar. Descansar, es empezar a morir. — finalizo, desapareciendo en un parpadeo en el acto.
—Ya veo… — hablo con sorpresa y pizca de temor, el hokage viendo con seriedad a los dos jóvenes que tenía en frente. —Conque este es el hombre que hablaba Mito-sama…
—Aparentemente por sus dichos, así parece ser, aunque he notado que agrego más para no llevarse todo el crédito, incluso admitió que el clan uzumaki elimino 10,000 shinobis — contesto, esta vez Minato Namikaze próximo candidato hokage, quien lentamente deslizo su mirada hacia Kushina, para seguidamente abrazarla, tratando de consolar su tristeza. —Tranquila cariño…. Otra vez lo encontraremos y te aseguro que nos dará la respuesta….
— 6 años después —
—Vaya, vaya, lo que ha hecho la codicia y el odio de un hombre — expreso con ironía, manteniendo su estoico rostro, observando de reojo la destrucción de la hoja, observando como el zorro controlado destruía en mayor parte aquella aldea que lentamente se corrompió a mas no poder. Para liberar a zorro, hizo un sello tigre y murmuro — Liberacion: destructor de genjutsu — tras decir eso, el zorro finalmente recupero la consciencia, una vez pasado eso, decidió huir de la hoja, no sin antes ver al hombre que vio en el pasado, pasándolo de encima.